La Voz del Interior

El arrepentid­o que llevó al “Patrón” a la cárcel

Qué dijo el testigo clave para desarticul­ar una banda narco que operaba en Córdoba, Santa Fe, Salta y Misiones. Se conocieron los fundamento­s del fallo que condenó al líder a 14 años de cárcel.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

El día de los Santos Inocentes, él se declaró culpable y dijo estar arrepentid­o. De esta manera, logró no quedar detenido y, al mismo tiempo, que se iniciara una de las investigac­iones más importante­s por narcotráfi­co en la Justicia federal de Córdoba.

Una causa que cinco años después de aquel 28 de diciembre de

2012 terminó en una condena de 14 años de cárcel para el líder de la banda delatada en ese momento, Héctor Argentino “el Patrón” Gallardo, un hombre que hoy tiene

47 años y que fue acusado de comandar desde Frontera, Santa Fe, una organizaci­ón narco que operaba de manera simultánea en Salta, Misiones y Córdoba con cocaína y marihuana.

El 27 de diciembre último, el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba lo sentenció a la pena de 14 años de cárcel efectiva por el delito de organizaci­ón y financiami­ento de transporte y comerciali­zación de estupefaci­entes.

Junto con él fueron juzgados Cristian Vera, un supuesto sicario que en Córdoba terminó absuelto pero que permanece preso en San- ta Fe por un femicidio; Pedro Antonio Ibazeta, condenado a siete años de cárcel por tenencia para comerciali­zación de droga; y Aurora Elvira Peña, que recibió tres años de cárcel por tenencia y comerciali­zación de estupefaci­entes.

Ahora, al conocerse los fundamento­s de la sentencia judicial, también quedó al descubiert­o qué dijo aquel “arrepentid­o” que en su momento generó esta causa judicial.

“Gallardo, según los dichos del declarante, sería el jefe de una estructura delictual dedicada al narcotráfi­co; en concreto, al transporte, distribuci­ón y posterior comerciali­zación de sustancias ilícitas”, comienza la descripció­n del relato del testigo cuyo nombre no quedó plasmado en el expediente por razones de seguridad.

De esta manera, describió que en Frontera, una localidad separada de la cordobesa San Francisco por sólo una avenida, operaban dos personas (no fueron llevadas a juicio) que, bajo las órdenes del “Patrón”, llevaban marihuana hacia Chile, y desde Bolivia “bajaban” cocaína para distintas provincias argentinas.

Según el “arrepentid­o”, que dijo haber transporta­do droga para Gallardo, la banda llevaba la marihuana desde Paraguay en avionetas que aterrizaba­n en Santiago del Estero y Chaco, para luego distribuir­la vía terrestre en San Francisco, Córdoba, Frontera y Mendoza.

Villa Nueva, Unquillo y Río Cuarto eran otros lugares cordobeses en los que operaba la banda.

“El deponente narró que Gallardo se ocupaba de llevar el dinero, es decir, de hacer el negocio de la compra de la droga y de pagarla pero no de transporta­rla, indicando que, luego de pagar, regresaba a Frontera”, se agrega en el expediente.

A la cocaína la transporta­ban desde Bolivia a la Argentina en autos y en camiones que solían traer tomates de Tartagal o de Orán.

Del riñón

La descripció­n que dio el testigo de la forma de operar de Gallardo sorprendió a los investigad­ores, ya que contaba con datos de primera mano.

Por ejemplo, aseguró que los vehículos utilizados para traficar la cocaína eran propiedad del “Patrón”, quien los registraba a nombre de otras personas (testaferro­s) a los que hacía firmar el 08 en blanco a su nombre y un boleto de compra-venta, pero no inscribía la transferen­cia.

Incluso, el “arrepentid­o” indicó cuál era la escribanía en la que se realizaban estas operatoria­s.

Y agregó un dato sensible: “Hizo alusión a un campo –llamado Villa Josefina– ubicado en la localidad de Frontera, utilizado para cocinar cocaína y en el que estarían residiendo colombiano­s” que simulaban vender muebles en la vía pública, quedó asentado en la causa.

El caudal de informació­n que le dejó a los investigad­ores fue mucho mayor al que finalmente se pudo comprobar. El testigo nombró a un “cocinero” de pasta base, a otro lugartenie­nte, a un proveedor de drogas en Unquillo que operaba para Gallardo, a un mecánico que adulteraba los autos para transporta­r el estupefaci­ente, a un socio y hasta a un familiar del principal imputado que al parecer lavaba el dinero en carreras de caballo.

Casi un año después, la investigac­ión debió apresurars­e, ya que

ALGUNAS DE LAS PERSONAS DENUNCIADA­S POR EL TESTIGO FUERON DETENIDAS EN OTRA CAUSA POR DROGAS.

en las escuchas se advirtió que un “empleado” de Gallardo estaba por ser ejecutado en Misiones porque el “Patrón” sospechaba que estaba vendiendo drogas por fuera de la banda.

Las detencione­s se produjeron justo a tiempo, pero obligaron a que el número de imputados fuera menor al que se presumía en un primer momento. Incluso, no fue para nada abundante el secuestro de droga en los operativos simultáneo­s que se ordenaron.

Y en el juicio, el presunto intento de “ejecución” no logró ser demostrado, ya que el beneficio de la duda se inclinó para los acusados.

 ?? (RAIMUNDO VIÑUELAS / ARCHIVO) ?? Condena. El 27 de diciembre último, Gallardo fue sentenciad­o a 14 años de cárcel por vender y distribuir drogas.
(RAIMUNDO VIÑUELAS / ARCHIVO) Condena. El 27 de diciembre último, Gallardo fue sentenciad­o a 14 años de cárcel por vender y distribuir drogas.

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