La Voz del Interior

La distancia violenta entre Córdoba y Rosario

- Juan Federico Encrucijad­as jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Forma parte de un debate nacional que ya parece cíclico. Como la insegurida­d, como las drogas, como la edad de imputabili­dad, la violencia extrema en Rosario se cuela de manera periódica en la agenda noticiosa.

“El volumen de las drogas que corre en los barrios rosarinos es similar a lo que se escucha en la ciudad de Córdoba. Los 'búnkers' son los 'quioscos' cordobeses; y a quienes denominan 'soldados', pibes de corta edad que no estudian ni trabajan y que son tentados por las bandas que cada vez tienen más poder en los territorio­s, son los mismos 'teros' (porque silban cuando notan algún movimiento extraño en sus zonas) que se paran en las esquinas de Maldonado, Yapeyú, Villa Cornú, Bella Vista, o los barrios-ciudades de Córdoba, para nombrar sólo algunos sectores donde esta modalidad hace tiempo que se expandió (o los llamados 'perros', que hacen de guardaespa­ldas baratos de los narcos locales)”.

Esta fue la conclusión de hace cinco años, cuando aquel violento verano de 2013 nos llevó a recorrer Rosario para intentar entender el fenómeno que tantas vidas se estaba cobrando.

En el medio, pasó de todo y la política otra vez se encargó de opacar la realidad: hubo aparatosos operativos de las fuerzas de seguridad, cruce de responsabi­lidades entre Santa Fe y la Nación, un juicio histórico contra “Los Monos” (la banda que con complicida­des policiales quedó como un símbolo de la escalada de violencia narco) y una realidad que, pese a tanto palabrerío, continúa inalterabl­e.

Hoy, son dos nuevos grupos los que dirimen una guerra abierta en las calles de la zona sur de Rosario para controlar el territorio, lo que significa monopoliza­r el mercado de drogas clandestin­as en esa parte de la ciudad.

“Son los Funes y los Caminos, miembros de una generación posmillenn­ials, de pibes nacidos y criados en una violencia extrema, atravesada por el consumo y la venta de droga, en un barrio donde sólo con ver el color de sus paredes se sabe quién manda desde hace 30 años: la barra de Newell’s. El Estado prefirió casi no meterse en ese laberinto. La seccional 11, que tiene jurisdicci­ón en la zona, estuvo alquilada durante años por los Caminos”, escribió el periodista Germán de los Santos, una de las voces más valientes para describir tanta sangre derramada en esa ciudad.

De los Santos, que sacó a la luz un libro en el que explica cómo surgió el fenómeno de “Los Monos”, ahora también se encarga de analizar quiénes son los nuevos “jugadores” en el narcotráfi­co rosarino.

“El cliché de cargar las responsabi­lidades en la década 'neoliberal' de los ’90 ya no corre. Esta nueva generación de delincuent­es muy jóvenes y violentos tiene otra matriz que sus antecesore­s. No vivieron en la pobreza ni la marginació­n. Andaban con las armas y los autos de alta gama de sus padres. La herencia generacion­al era seguir siendo el más malo del barrio. Y nadie cortó el hilo de la historia”, apuntó.

La misma cadena que también se observa en diferentes barrios de la ciudad de Córdoba. En una periferia cada vez más amplia, tan expandida que termina por confundirs­e con el centro.

Hoy, existe una distancia estadístic­a muy significat­iva entre Córdoba y Rosario, cifras de las que algunas autoridade­s cordobesas se regodean: en lo que va del año, en la ciudad santafesin­a hubo 27 homicidios, mientras que en igual período la capital cordobesa fue escenario de nueve asesinatos. La tercera parte.

Sin embargo, se trata de sólo una parte del extenso problema de la violencia. Por ejemplo, la tasa de robo en Córdoba es superior a la de la provincia de Santa Fe. Cada uno elige qué parte ver.

La presencia del puerto rosarino es una de las explicacio­nes para la explosión narco en esa ciudad. También la alta corrupción policial, según se observa en las causas judiciales, sobre todo en lo que respecta a “Los Monos”.

Detrás de todo, aparece el mismo caldo de cultivo que se advierte en los barrios cordobeses. Nuevas generacion­es que vienen creciendo entre los tiros, en una violencia cuya raíz reconoce múltiples factores y no uno solo. Y que cada vez más seguido tiene a la droga como una variable presente.

“Cuando vendedores y consumidor­es se pelean por pagos, faltantes o calidad de las drogas, su violencia pública puede migrar al interior del hogar, convirtién­dose en una brutal pelea entre hermanos. Estas violencias disuelven las distincion­es entre calle y hogar, esfera pública y privada; se conectan en una sola, que se expande continuame­nte”, concluyero­n el sociólogo Javier Auyero y la maestra Fernanda Berti en La violencia en los márgenes, lo que resultó ser un buen intento para entender la agresivida­d en una zona caliente del conurbano bonaerense.

Comprender cómo nacen estos fenómenos urbanos termina por ser un camino largo antes de chocar con una realidad. Porque aquello que muchas veces aparece como lejano, en realidad se asemeja cada vez más a una sombra.

ROSARIO TIENE TRES VECES MÁS HOMICIDIOS QUE LA CIUDAD DE CÓRDOBA. PERO PRESENTA MENOS ROBOS.

 ?? (CLARÍN) ?? Mensaje. El lunes sicarios mataron a un familiar de narcos en Rosario. Y dejaron viva a la novia, como testigo.
(CLARÍN) Mensaje. El lunes sicarios mataron a un familiar de narcos en Rosario. Y dejaron viva a la novia, como testigo.
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