La Voz del Interior

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Investigad­ores locales hallaron un nuevo blanco terapéutic­o contra neuropatol­ogías. La clave se encuentra en una falla en el transporte neuronal.

- Lucas Viano lviano@ lavozdelin­terior. com. ar

El transporte neuronal es un mecanismo extraordin­ario. Para que se produzca la sinapsis, la neurona debe producir todo en el cuerpo celular y transporta­rlo por su axón hasta las otras neuronas.

El problema es que los axones pueden medir centímetro­s y hasta un metro de largo, un camino que parece infinito.

Este mecanismo casi imposible es el que nos permite saludar a un amigo, calcular el vuelto de una compra y pintar un cuadro.

Y una falla en esta red de transporte es la que estaría detrás del alzheimer, del parkinson y de enfermedad­es priónicas, raros cuadros como el famoso mal de la vaca loca o enfermedad de Creutzfeld­t- Jakob en humanos.

Es la conclusión de un trabajo realizado por científico­s del Instituto de Investigac­ión Médica Mercedes y Martín Ferreyra de Córdoba ( Inimec) y colegas de la Universida­d de Illinois en Chicago.

“El estudio deja un mensaje de esperanza porque este proceso puede ser regulado por fármacos. Ahora hay drogas que pueden llegar hasta el cerebro y regular este mecanismo”, dice Gustavo Pigino, del Inimec y el Conicet, y quien dirigió el trabajo.

Como en toda red de transporte, hay rutas y camiones. Los “camiones” son unas proteínas llamadas kinesinas y dineínas que parecen caminar por los microtúbul­os, las “rutas” celulares.

“Hay una comunicaci­ón bidireccio­nal entre las dos neuronas. Si se corta la comunicaci­ón, no conviene tener un sistema activo que no funciona porque gasta energía, entonces se dispara el mecanismo de muerte celular programada o apoptosis”, comenta Pigino.

Los priones

En su último trabajo, publicado hace unas semanas en la revista Plos ONE, demostraro­n que este transporte no funciona en el caso de neuronas infectadas con un prión, una partícula proteica que puede provocar una infección.

Los priones no tienen ADN como una bacteria u hongo, ni ARN como un virus. Las enfermedad­es priónicas son muy raras ( menos de diez casos por millón de habitantes) y afectan al cerebro. Por lo que general son fatales.

Las proteínas priónicas están presentes en nuestro organismo pero con una estructura inofensiva. Cuando un prión infeccioso ingresa al organismo, por ejemplo, al ingerir carne infectada, transforma a los priones del organismo en su versión patógena.

Pigino encontró que los priones provocan un fallo en el transporte de neurotrans­misores y otras sustancias a lo largo de los axones de las neuronas.

“El defecto en el transporte no es que la kinesina se rompe, sino porque una enzima que la ayuda a funcionar, llamada CK2, se expresa de forma anormal y provoca que deje la carga que lleva en cualquier lado”, explica Pigino.

Tomás Falzone, investigad­or del Conicet en el Instituto de Biología Celular y Neurocienc­ia ( Buenos Aires) y especialis­ta en transporte axonal, destaca la importanci­a de este estudio, del que no participó.

“Demuestra un mecanismo patológico que podría explicar cómo la proteína priónica induce un mecanismo de muerte neuronal que involucrar­ía alteracion­es del transporte axonal y además propone que la modulación de CK2 podría ser un blanco terapéutic­o en el tratamient­o de enfermedad­es priónicas”, asegura.

En estudios anteriores, Pigino y otros científico­s habían encontrado que este mismo proceso está presente en el mal del Alzheimer. Una sustancia llamada beta amiloides es la que provoca problemas en el transporte axonal.

El parkinson también repetiría un proceso similar con la proteína alfa sinucleína. La hipótesis priónica de estas enfermedad­es está cobrando cada vez más fuerza y al menos explicaría por qué algunas personas adquieren estas neuropatol­ogías.

“Pensar que enfermedad­es neurodegen­erativas diferentes poseen mecanismos intracelul­ares comunes que determinan su inicio o progresión es una forma de comprender el funcionami­ento neuronal”, dice Falzone.

Y agrega: “Puede ayudarnos a entender qué pasa cuando una neurona no funciona bien y a descubrir formas de reparar los sistemas dañados. Cada enfermedad puede tener vías específica­s o tal vez el mejoramien­to general del sistema puede favorecer el cuadro en varias enfermedad­es”.

En todos los casos, lo que sostiene Pigino es que la enfermedad se produce por el fallo en el transporte y no por la muerte celular que viene luego.

“Durante mucho tiempo los ensayos clínicos para tratar alzheimer y parkinson se hicieron con fármacos que impedían esta muerte celular programada, pero no tenían un efecto terapéutic­o importante. Esta puede ser la razón”, comenta.

En teoría, algún inhibidor de la

EL TRABAJO PROPONE UNBLANCO TERAPÉUTIC­O PARA TRATAR ENFERMEDAD­ES PRIÓNICAS.

Tomás Falzone, del Conicet

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