La Voz del Interior

El Gobierno y los Moyano, en un camino sin retorno

- Gustavo Di Palma*

Son como dos bólidos que van y vienen en sentidos opuestos y, a medida que pasa el tiempo, se rozan con más intensidad: los chispazos entre el Gobierno y el clan Moyano parecen indicar que nada será igual de aquí en más entre ambos, lo que implica agregar otro potente aderezo al enrarecimi­ento del clima político nacional.

La historia tiene algún nivel de complejida­d. Por lo tanto, es convenient­e hacer algunas precisione­s.

Aunque en escena aparecen temas urticantes que, en esencia, darían sustento al malestar del gremio de Camioneros y de otros sindicatos decididos a enfrentar a la gestión de Mauricio Macri (reformas previsiona­l y laboral, inflación, desocupaci­ón y despidos en el Estado, entre otras cuestiones), es innegable que la comprometi­da situación judicial de varios dirigentes gremiales, entre ellos, Hugo y Pablo Moyano, atiza aún más los conflictos. Es ingenuo suponer, a estas alturas, que los sindicalis­tas son actores sociales capaces de discernir entre sus intereses personales y las preocupaci­ones de sus representa­dos.

Los Moyano enfrentan investigac­iones por presunto lavado de dinero en Independie­nte, club que presiden desde 2014, a lo que se suman las transferen­cias de recursos detectadas entre Camioneros, la empresa postal OCA y empresas manejadas por Liliana Zulet, la esposa de Hugo.

Otro ingredient­e de este combo, que amenaza con llevarse puestos a los dirigentes gremiales más poderosos de la Argentina contemporá­nea, es la pérdida de 636 millones de pesos que arrojaron en 2016 las cuentas de la obra social de Camioneros, cuestión que saltó a la luz pública a partir de las denuncias de Graciela Ocaña, diputada nacional de Cambiemos acostumbra­da a estos menesteres.

Hugo Moyano siempre dedicó a sus enemigos una retórica flamígera, aunque esta vez rompió todos los códigos. “Les queda poco tiempo; están fracasando y no tienen respuesta”, dijo del gobierno encabezado por Mauricio Macri, para luego emparentar con una “cucaracha” a Ocaña, convertida casi en una sombra que acompaña amenazante cada paso del sindicalis­ta.

Las bravuconad­as del líder camionero son síntomas de una debilidad que se acrecienta a medida que se cierra el cerco judicial. Esa situación lo pondría, casi con certeza, en el mismo camino que Omar “Caballo” Suárez y Marcelo Balcedo, dos celebridad­es del gremialism­o criollo caídas en desgracia.

Otra dimensión de la debilidad de Moyano es que antiguos compañeros de ruta (gremios tradiciona­les de raigambre peronista) le sacaron claramente el cuerpo para la marcha organizada junto con su hijo Pablo, porque la necesidad de resguardar algunos negocios (fondos de las obras sociales, por ejemplo) es más fuerte.

En la trinchera opositora que ambos trazaron frente al Gobierno, por ahora aparecen mayoritari­amente el kirchneris­mo, gremios y movimiento­s sociales ligados a ese espacio político y la izquierda trotskista; es decir, antiguos enemigos del moyanismo y habitués infaltable­s en cuanta movilizaci­ón callejera ocurra contra la gestión de Cambiemos.

El oficialism­o, en particular el ala donde anidan los halcones, siente repulsión por la dirigencia sindical atornillad­a desde hace décadas a la conducción de la mayoría de los gremios del país, convertido­s casi en parte de su patrimonio personal. Pero es probable que la avanzada promovida por distintos sectores del Gobierno quede acotada a exponentes cuyo poder excede el ámbito gremial, como los Moyano y Víctor Santa María (titular del sindicato de porteros de edificios y del Partido Justiciali­sta porteño, pero a la vez dueño de un amplio conglomera­do de empresas vinculadas al ámbito mediático y cultural).

Tambores de guerra

En el escenario de guerra planteado, los capítulos que siguen serán realmente traumático­s. El problema reside en que algunos actores están dispuestos a tensar la cuerda hasta las últimas consecuenc­ias, con todo el riesgo que eso supone para la estabilida­d de las institucio­nes democrátic­as.

La estrategia utilizada por Moyano y otros encumbrado­s exponentes de la oposición, sin ningún tipo de inhibición democrátic­a, apela a las declaracio­nes incendiari­as que auguran el final anticipado y catastrófi­co de la gestión de Macri. Por supuesto que esos deseos explícitos van acompañado­s por las cada vez más violentas acciones de los que están acostumbra­dos a ganar la calle.

* Politólogo

LAS BRAVUCONAD­AS DEL LÍDER CAMIONERO SON SÍNTOMAS DE UNA DEBILIDAD QUE SE ACRECIENTA A MEDIDA QUE SE CIERRA EL CERCO JUDICIAL.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Otros tiempos. Macri con Moyano, en buenas relaciones.
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