La Voz del Interior

Sufrió un violento asalto, vivió para contarla y volvió a trabajar

Matías Pezuchi recibió siete puñaladas en un robo en barrio Nueva Córdoba, en 2017. Estuvo en grave estado y se salvó. Hoy no siente bronca ni miedo, pero sí desconfian­za.

- Tomás Vázquez tvazquez@lavozdelin­terior.com.ar

Tambaleánd­ose y bañado en sangre, Matías Pezuchi (20) logró salir del quiosco que atendía en la calle Buenos Aires 986, en el barrio Nueva Córdoba de la Capital, y recibió la ayuda de un portero vecino que lo acostó y pidió auxilio.

La suerte, dentro de una situación claramente desafortun­ada, hizo que justo pasara por allí una médica, quien lo asistió hasta que llegó la ambulancia que lo trasladó al Hospital de Urgencias.

Minutos antes, Matías había sido apuñalado por un ladrón que había entrado a robar al maxiquiosc­o y que no le dio ni tiempo a entender que todo era un asalto.

De aquel momento vivido el 28 de agosto del año pasado a la mañana, Matías no recuerda casi nada, ni siquiera el rostro del delincuent­e que quedó registrado en una cámara de seguridad.

“No me acuerdo bien de ese momento, ni de la cara del asaltante, pero está grabado. Lo que sí recuerdo es que llegué, dejé el cigarrillo y entré a atender. Lo saludé –al atacante–, le pregunté qué le hacía falta y me dijo que pasara para el baño...”, recuerda hoy el muchacho, en diálogo con La Voz.

“Yo no entendía nada, estaba medio dormido y, cuando le pregunté qué me había dicho, ahí nomás me empezó a dar con la cuchilla. Estaba muy pasado de vueltas, muy drogado”, añade.

Han pasado casi seis meses y Matías ha vuelto a trabajar en un comercio ubicado a pocos metros de donde ocurrió todo.

Aquella mañana de 2017, no llegó a razonar que era víctima de un asalto cuando empezó a ser atacado con una cuchilla para cortar fiambres.

Siete puñaladas fueron contabiliz­adas en el tórax y en el abdomen. La principal lesión fue en la zona del colon, lo que causó un derrame de contenido intestinal. Además, un puntazo estuvo a punto de costarle la vida. La cuchilla por poco no le dio en el corazón.

El muchacho estuvo internado durante casi un mes en estado de coma farmacológ­ico. Luego, permaneció 10 días más en una sala común de una clínica, en donde fue evoluciona­ndo hasta que por fin fue dado de alta.

A principios de este mes, Matías volvió a trabajar en un maxiquios- co. Se trata de un comercio ubicado a 30 metros del local que atendía aquella mañana y que es propiedad de los mismos dueños.

Sin miedo

En sus palabras no hay miedo ni bronca, aunque aclara que perdió algo de la confianza que tenía para cualquiera. Igualmente, recibe a cada uno de los que ingresan al local de calle Buenos Aires al 900 con una sonrisa y amablement­e pregunta en qué puede ayudarlos.

Del asalto sólo se distingue en Matías un tubo traqueal que lo hace hablar pausado.

“Estoy de 10. Tengo una próte- sis, porque se me hizo un distrés respirator­io –líquido en los alvéolos pulmonares– y, como estuve mucho tiempo entubado, me salió una estenosis –estrechami­ento que dificulta la respiració­n–. Entonces, lo necesito para respirar. Pero de las heridas estoy bien, no siento nada”, comenta.

Para continuar mejorando tiene que mantener algunos cuidados, y el primero que recuerda es abandonar el cigarrillo. Se ríe al considerar que, por las recomendac­iones médicas, debió abandonar un vicio y así podrá mejorar su salud.

Matías es tan optimista que has- ta ve la parte positiva del ataque.

“En noviembre volví al lugar y tuve algún recuerdo de lo que pasó; pero lo pasado pisado”, dice el muchacho, mientras atiende sonriente a los clientes.

Ladrón reconocido

Los delitos en Nueva Córdoba son repetidos, aunque los comerciant­es no recuerdan otro episodio con semejante grado de violencia.

Carterista­s, arrebatado­res y motochoros son frecuentes.

Un mes antes del asalto al negocio que atendía Matías, se registró otro episodio en una panadería cercana. Muchos afirman que es el mismo delincuent­e. “Es el mismo chico que venía robando. Ya había asaltado a varios quioscos a la vuelta de la manzana. Me acuerdo de que andaba dando vueltas una foto tomada por una cámara de un negocio y era el mismo tipo”, relata Gisela, compañera de trabajo de Matías.

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(RAMIRO PEREYRA) Volver al ruedo. Tras haber estado grave, Matías Pezuchi logró recuperars­e. Hace pocos días, pudo volver a trabajar.

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