La Voz del Interior

El parteaguas 21-F

- Horacio Serafini Panorama nacional

Nada será igual para el gobierno de Cambiemos después de la marcha del miércoles próximo, aun cuando en política nunca algo es para siempre.

Superada ya la mitad del mandato presidenci­al de Mauricio Macri, la movilizaci­ón marcará el máximo punto de conflicto de su administra­ción con el histórico dirigente sindical Hugo Moyano, cabeza de facto, hoy por hoy, de la oposición a las políticas del “reformismo permanente” de la coalición gubernamen­tal.

Todo parece indicar que se trata de una pelea a todo o nada entre quienes, aun desde antes de diciembre de 2015, habían sido aliados. De hecho, esa alianza fue la que hizo que el camionero apretara el freno a la protesta durante el último bienio, en aquellas circunstan­cias en las que un pie en el acelerador hubiera derivado en una huelga general con una escalada de mayores alcances que la tibia de abril.

Así sucedió ante la multitudin­aria concentrac­ión por el 1º de Mayo de hace dos años, en medio del reclamo por la emergencia laboral frente a los primeros despidos.

Y volvió a ocurrir en el caliente marzo pasado, cuando Moyano contribuyó a colocarle paños fríos al reclamo de “poné la fecha, la puta que te parió” a un paro de la mayoría de los que esa vez se reunieron frente al Ministerio de la Producción, con los sindicatos afines al kirchneris­mo al frente del reclamo.

Hasta estos días, Moyano fue un aliado clave de Macri. Recuérdese: 8 de octubre de 2015, en plena campaña hacia la presidenci­al. El camionero acompañó al entonces jefe de Gobierno porteño, a la vez que candidato, a la inauguraci­ón del primer monumento a Juan Perón en la ciudad de Buenos Aires, en la fecha del nacimiento del histórico dirigente. La ubicación: en la plaza frente a la Aduana, casi equidistan­te entre la Casa Rosada y la sede histórica de la CGT.

Eran tiempos en que el dirigente camionero, también entonces al frente de la CGT Azopardo (una de las tres en las que estaba dividida) era (¿igual que hoy?) el principal referente opositor.

Cuatro años antes había promovido la reelección de Cristina Fernández. Moyano había reunido por el Día del Trabajador a una multitud que ocupó cuadras y cuadras de la 9 de Julio, en apoyo a la reelección de la viuda de Néstor Kirchner.

Pero en los años siguientes pasó a enfrentarl­a, hasta con paros generales, con el reclamo público de la eliminació­n del Impuesto a las Ganancias para los asalariado­s, aunque en el fondo se trataba de lograr el desembolso de los fondos para las obras sociales, que el Gobierno kirchneris­ta soltaba con cuentagota­s.

El escenario desde el cual el miércoles Moyano marcará la ruptura con el gobierno de Macri estará en el mismo lugar (la 9 de Julio, al pie del Ministerio de Desarrollo Social) desde el que en su momento pugnó por la reelección de Cristina.

Paradójica­mente, esta vez tendrá como principale­s aportantes al rechazo a la política económica y social de Cambiemos a sectores sindicales (la Corriente Federal del bancario Sergio Palazzo, la CTA de Hugo Yasky) y políticos afines al kirchneris­mo, más sectores de izquierda.

Ni el Gobierno duda de que será un acto multitudin­ario (unas 300 mil personas), con el aporte de las organizaci­ones sociales, que se convertirí­a en el mayor contra la política económica de Macri.

Moyano quedó vaciado de apoyo de los sectores sindicales más poderosos (los “gordos” y los “independie­ntes”) y aun de su mayor aliado hasta hace unos días, Luis Barrionuev­o. En ese sentido, resultó un éxito el trabajo de zapa del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, con la colaboraci­ón de popes sindicales con cuitas pendientes de antaño con el camionero por el “robo” en la afiliación sindical de trabajador­es.

A ese minado campo contribuye­ron el compromiso del Gobierno de liberar el flujo de fondos para distintos programas de las obras sociales (unos cinco mil millones de pesos congelados desde hace más de un año), del mismo modo que incluir cláusulas de revisión (no son lo mismo que las “gatillo”) en los acuerdos paritarios para este año.

En simultáneo, Moyano aparece judicialme­nte acosado en causas con mayor o menor basamento, pero apuntadas todas contra él y su familia, por supuesto lavado de dinero. Una acusación, la de presunta corrupción, que, por tratarse de un sindicalis­ta, parece que cala más hondo en la opinión media de los ciudadanos que las revelacion­es sobre administra­ciones y depósitos en paraísos fiscales de funcionari­os, previos y actuales a su ingreso al Gobierno, como las que estos días volvieron a involucrar al ministro de Finanzas, Luis Caputo, y comprometi­eron al subsecreta­rio General de la Presidenci­a, Valentín Díaz Gilligan.

El escenario sindical luego del miércoles próximo quedó prácticame­nte definido. Pablo Moyano “oficializó” el viernes la fractura de la CGT y postuló la elección de un secretario general, en vez de tres, para marzo o abril.

El futuro inmediato es previsible: una CGT opositora encabezada por el moyanismo y otra cercana al Gobierno. La incógnita es qué actitud tomará un tercer sector sindical, en el que entre otros están el ferroviari­o Sergio Sasia y el metalúrgic­o Antonio Caló.

El “retiro espiritual” en Chapadmala­l sirvió para analizar el escenario pre y post 21-F. “Es una coyuntura propicia para retomar la iniciativa”, dijo desde ese lugar una fuente gubernamen­tal a La Voz. Es que, por el caliente diciembre pasado contra la reforma previsiona­l, más los casos de presunta corrupción o inconducta ética (Triaca y su par de Agroindust­ria, Luis Etcheveher­e), la popularida­d de Macri descendió hasta su nivel más bajo desde diciembre de 2015, reconoció la fuente.

Pero no incluyó entre esos factores a la inflación de 1,8 por ciento minorista en enero, con 4,6 mayorista, que resultó en 25 en los últimos 12 meses y que perfila un incremento bastante por encima de la meta de 15 por ciento con la que el Gobierno, con algunos maquillaje­s al alza, empezó a cerrar paritarias.

NI EL GOBIERNO DUDA DE QUE SERÁ UN ACTO MULTITUDIN­ARIO, DE QUE SE CONVERTIRÍ­A EN EL MAYOR CONTRA SU POLÍTICA ECONÓMICA.

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