Lloro por Córdoba
Soy una mujer de 55 años que hace al menos 52 pasa algunos días de sus vacaciones en la provincia de Córdoba. A mi abuelo se le ocurrió tener una casita en un pueblo muy pequeño cerca de La Falda. Todos los nietos disfrutamos allí de los ríos, de la sierra, de las cabalgatas, de la pequeñez y seguridad del pueblito, de su gente. Amo a Córdoba.
Hace años que lloro por Córdoba, sobre todo porque sus propios ciudadanos y su gobierno han llevado adelante una política ambiental desastrosa.
El otrora maravilloso y caudaloso río Grande de Punilla –en el cual nadábamos, nos tirábamos de las rocas, nos arrastraba, esperábamos las crecidas porque así dos días después el río estaba más hondo y más limpio, río en el que todos los pibes del pueblo pasábamos horas– hoy es una zanja infecta de 15 centímetros de profundidad en la que da asco meter los pies.
¿No se hacen estudios de impacto ambiental? ¿Era necesario construir el dique de La Falda? Su construcción cambió drásticamente las características del río Grande. ¿No había otra manera de aprovisionar de agua a esta ciudad? ¿Se dan cuenta los cordobeses de que arruinan sus principales atractivos?
Siguiendo en el Valle de Punilla, donde debo denunciar a la mayoría de los pueblos que tienen sus basurales en las Sierras. Salís a caminar y ves una jauría de perros y allí un inmenso basural en pleno monte, que por otra parte casi ni existe.
El caso más horroroso es el de Cosquín. Su basural, una montaña inmunda y gigante, está en el camino al único río que prácticamente se puede disfrutar, que es el Yuspe. Ni hablar del Camino del Cuadrado.
Yo sé que los pobladores de la zona están fascinados por la facilidad de conexión, pero, por favor, miren el cerro dinamitado, parece un hombre despellejado. ¿No había otra manera? ¿O hay que pensar que los ingenieros contratados son ineptos o que hubo intereses políticos para su pronta finalización?
Y ahora se habla de una autovía para aliviar la ruta 38 que atraviesa todo el valle, ya que la circulación vehicular es enorme. ¿Seguirán dinamitando sierras?
Por favor, les pido a los cordobeses que estén atentos, le pido al Gobierno provincial que sea consciente del daño ambiental que puede ocasionar.
Del monte nativo cordobés queda un tres por ciento, talan y plantan pinos, se van a incendiar siempre. El lago San Roque es una cloaca. El Valle de Punilla crece de forma descontrolada, igual que Traslasierra.
Eso no es progreso, es depredación. Hay otras formas de hacerlo, más cuidadas, un poco más lentas, pero a largo plazo más sostenibles para el ambiente, que sobre todo es la gente.