AHED TAMIMI La adolescente que se ha transformado en símbolo de la resistencia palestina
NABI SALEH (CISJORDANIA). Ahed Tamimi, una adolescente palestina de 17 años que quiere ser futbolista y que cumplió ayer dos meses en una prisión tras abofetear a un soldado, se ha convertido en un símbolo de la resistencia de su pueblo contra la ocupación israelí.
Esta joven, “demasiado peligrosa” para Israel como para permanecer en libertad hasta el fin de su juicio, desconoce cuánto tiempo le queda en la cárcel de Sharón, al norte de Tel Aviv, donde espera en una celda junto con otras menores a que un tribunal militar israelí decida sobre los 12 cargos que se le imputan.
Incluyen atacar a las fuerzas de seguridad, tirar piedras, particitro par en manifestaciones violentas, amenazas e incitación, algunos basados en hechos de hace años y que, según su abogada, Gabi Lasky, salen a la luz sólo en represalia por el video en el que abofetea a un soldado en la puerta de su casa en Nabi Saleh, en la Cisjordania ocupada, que se hizo viral nada más difundirse.
Para Lasky, Israel pretende con este caso “disuadir” a otros jóvenes a que sigan su ejemplo.
Pero sus actos y, también, su detención la han convertido en una seña de identidad del activismo palestino, que a diario la compara con Juana de Arco, Ana Frank o Nelson Mandela.
Ahed mata las horas en prisión leyendo novelas, preparándose para el tawjihi –examen de acceso a la universidad–, haciendo deporte y, siempre que puede, buscando la compañía de su madre, Nariman, encerrada en el mismo cen- por cinco delitos, que también incluyen agresión a un soldado.
Su padre, Basem, un activista y exprisionero de Israel, no las ha visitado porque no puede obtener un permiso para entrar en el país.
Los Tamimi
El suceso con los soldados grabado en video es sólo el último de una serie de enfrentamientos entre la joven de larga melena rubia –llamativa en esta zona– y las fuerzas de seguridad israelíes.
Tras la dura experiencia de la segunda Intifada, Nabi Saleh se sumó en 2009 al movimiento de la “resistencia no violenta”, con el vértice de sus protestas en manifestaciones contra la apropiación, de parte de la colonia judía de Halamish, de un manantial usado por los residentes del pueblo durante generaciones.
Este contexto puso a Ahed, una niña de 9 años entonces, frente a frente contra la ocupación: arrestos, soldados en las calles, cañones de agua de olor nauseabundo, granadas de estruendo, gas lacrimógeno, balas recauchutadas y hasta munición real como la que mató a su tío Rushdie, de 31 años, en 2012.
Nabi Saleh se convirtió en un ícono al que activistas y curiosos de todo el mundo que pasaban por Cisjordania se acercaban para conocer a una familia que ya forma parte de la historia reciente de Palestina.
Los Tamimi fueron retratados en 2013 en un artículo del New York Times que planteaba si no sería en esa pequeña localidad de 600 habitantes, rodeada de asentamientos, donde estallaría la tercera Intifada.
La llamativa melena, los ojos claros y el rostro congestionado por la ira de Ahed fueron difundidos en los medios durante años, al igual que el resto de los niños del pueblo que por decisión del clan fueron incluidos en actividades de protesta “para ayudarlos a procesar su realidad”. De este modo, allí los menores impiden o presencian los arrestos de familiares o se enfrentan a soldados pertrechados. Ante ellos, Ahed muestra una entereza y seriedad impropias de una adolescente que en sus ratos libres juega al fútbol u organiza coreografías de Rihanna con su prima Jana, otra niña-fenómeno de la localidad que, a sus 11 años, es conocida como “la periodista más joven del mundo”. Su actitud le valió menciones de honor del presidente palestino, Mahmud Abbas, o del primer ministro turco, Recep Erdogan, y ha inspirado al artista irlandés Jim Fitzpatrick, autor del icónico retrato en blanco y negro del Che Guevara, para convertirla en una heroína de póster con la leyenda “Hay una Mujer Maravilla real”. El caso movilizó a escritores, a artistas y a académicos, entre ellos a Rosario Dawson o a Angela Davis, es seguido en las redes con el hashtag #FreeAhed y dio visibilidad a la situación de 330 menores palestinos encerrados en cárceles israelíes. “Siempre dice lo mismo cuando le preguntan qué quiere ser”, cuenta su padre, quien cree que esta joven “tímida, callada, valiente y fuerte” se hizo famosa, entre otras muchas razones, porque con sus ojos azules y su pelo rubio “golpea la mentalidad occidental”.
AHED MATA LAS HORAS EN PRISIÓN LEYENDO NOVELAS Y PREPARANDO SU EXAMEN DE INGRESO A LA UNIVERSIDAD.