La Voz del Interior

Conductas que defraudan a la sociedad

-

Cuando una coalición electoral o partido político se presenta con aspiracion­es de ocupar altos cargos ejecutivos elevando como bandera la honestidad y la transparen­cia, la sociedad le retribuye con ese crédito de confianza que se materializ­a en las urnas.

Por el contrario, si esa esperanza de cambio no se advierte en los hechos y las sospechas comienzan a merodear sobre conductas de dudosa honradez, la sociedad se siente defraudada en su buena fe.

La coalición gobernante Cambiemos, que llevó a Mauricio Macri a la presidenci­a del país en 2015, instaló como uno de sus ejes de campaña erradicar el contexto de corrupción que arrastraba la anterior administra­ción y que hoy se traduce en una galería de exfunciona­rios bajo proceso judicial, entre ellos la expresiden­ta Cristina Fernández.

Aunque sin la dimensión de aquellos años de descomposi­ción, el poder central se encuentra en una suerte de examen ante la ciudadanía por cuestiones vidriosas que se vienen encadenand­o desde hace tiempo y que, además de horadar la imagen presidenci­al, han obligado a tomar decisiones concluyent­es.

Es por ello provechoso para la credibilid­ad del Gobierno y de las institucio­nes que Valentín Díaz Gilligan haya sido eyectado del cargo de subsecreta­rio de la Presidenci­a, luego de que tomara estado público que ocultó un depósito de 1,2 millones de dólares en un paraíso fiscal y con ello eludió la obligación de pagar impuestos en la Argentina.

De corroborar­se esa maniobra en la Justicia (ya fue confirmada por la Oficina Anticorrup­ción), la acción de Díaz Gilligan encuadrarí­a en un delito que debe ser aclarado, más allá de su dimisión, forzada por los reclamos de los principale­s socios de Cambiemos.

La ética personal como antecedent­e y la probada honestidad en el transcurri­r de la gestión son reglas esenciales e irrenuncia­bles, que deben prevalecer como condición para integrar un determinad­o equipo de gobierno.

Por ello resulta caprichoso y hasta falaz que algunos dirigentes bajo sospecha de haber incurrido en ilegalidad­es de distinta índole salgan a argumentar con ligereza que se trata de situacione­s ocurridas antes de ocupar un cargo público, como si ello los eximiera automática­mente de las responsabi­lidades éticas y punitivas frente a los tribunales.

No hay espacio para las avivadas ni el engaño frente a una sociedad madura que demanda rectitud y austeridad de sus representa­ntes, y que anhela que de una vez se cumpla con la promesa de combatir y extirpar las prácticas corruptas.

Sería un ejemplo de calidad, sobre todo para los sectores sociales vulnerable­s que viven horas de incertidum­bre por un proceso de cambios que en muchos casos no les es generoso para atender sus necesidade­s básicas cotidianas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina