Un poco más de luz sobre una noche muy oscura
No es necesario dimensionar el impacto que causó en los cordobeses el sangriento asalto de la madrugada del pasado viernes 16.
El interés convirtió a ese triste episodio, que se cobró la vida del policía Franco Ferraro y de dos delincuentes, en el tema obligado de cada conversación; hoy, más de una semana después, los medios siguen el caso minuto a minuto, mientras la Policía intenta capturar a parte de los integrantes de la banda, que continúan prófugos.
En esta edición, nuestro Primer plano da a conocer el relato de una testigo privilegiada (si así se le pudiera llamar), que detalla la angustiante situación que le tocó vivir aquella madrugada cuando, en su alocada huida, tres de los ladrones eligieron saltar hacia su departamento, en el edificio contiguo, para escapar de la Policía, que había llegado y ya rastreaba cada rincón.
Su palabra corre el velo y descu- bre una buena parte de lo que ocurrió aquella triste madrugada en Nueva Córdoba, el barrio que nunca duerme.
Ella es la última persona que vio con vida a los nerviosos Ricardo “el Ciego” Hidalgo y a Juan Serravalle, los dos asaltantes que terminaron abatidos.
Detalla el camino que eligieron para huir y cómo se cruzaron con
LA PALABRA DE LA TESTIGO DESCUBRE BUENA PARTE DE LO QUE OCURRIÓ AQUELLA TRISTE MADRUGADA EN NUEVA CÓRDOBA.
las balas de la Policía, en el ocaso de una carrera delictiva que conoció de célebres atracos años anteriores.
También este informe contiene detalles desconocidos hasta el momento de la vida de Serravalle y de Hidalgo, que los pintan como gente con buen pasar económico, aunque con el deseo de un “gran golpe”. Algo así como un mandato de delincuencia que no está ordenado por ninguna necesidad de subsistencia, sino más bien por una elección de vida.
La otra parte de la historia, la del asalto al departamento 7A del edificio de Rondeau 84, sólo es conocida por el o los delincuentes prófugos y por las víctimas, el comerciante Guido Romagnoli y su novia, Melisa Sosa.