La danza de números yde porcentajes
El mercado turístico no es una foto estática y las comparaciones según pasan los años debieran contemplarlo. Por caso, estar advertidos de que un 50 por ciento de ocupación en 2018 implica una cantidad de visitantes similar a la que colmaba el 100 por ciento de la capacidad de alojamiento de Córdoba en el año 2000. Las plazas se duplicaron en Córdoba: de 77 mil que había hace 18 años se pasó a las 140 mil que se calculan ahora contando hoteles, cabañas y colonias sindicales (sin contemplar campings ni viviendas).
Además, los números merecen otras acotaciones. Por ejemplo, para estar lleno, Villa Carlos Paz requiere casi 40 mil turistas alojados en sus establecimientos registrados. Pero Villa General Belgrano lo logra con 6.700 y La Cumbrecita con 800, por citar ejemplos entre decenas de posibles.
Las estadísticas turísticas son controvertidas, pero también complejas de relevar.
Córdoba cuenta como turista al que pernocta al menos una noche en un establecimiento registrado. El sistema, aun si el relevamiento fuera preciso, ofrece dobleces: si ese turista se aloja en tres sitios diferentes en sus vacaciones sería entonces contado tres veces. A la vez, el que lo hace en las muchas casas y departamentos no registrados no es contabilizado, como tampoco es considerado turista el que utiliza su propia casa de veraneo o el que la consigue prestada de su dueño. Así, los números difundidos arrojan más una idea o impresión que una certeza.
Una necesidad llama: que se acuerde un modelo de relevamiento razonable y unificado en todo el país. Para que, al menos, contemos lo mismo en todas las provincias.