Puede darle pelea a Boca
Talleres está parado ahí, en el punto exacto que divide la realidad de la ilusión. Sus hinchas ya subieron a ese escenario hace rato, pero los protagonistas han elegido no mirar más allá de lo conseguido. Al fin y al cabo, les ha ido bien así y hoy sus expresiones públicas no salen del “paso a paso” de los jugadores o del “hay que mejorar para mantener lo conseguido”, en clara referencia al segundo puesto. Igualmente, lo que importa es lo que sucede dentro de la cancha y en el vestuario donde el equipo luce convencido para potenciar sus virtudes y minimizar defectos, lo que le ha permitido una evolución estratégica de su juego.
Justo cuando la salida de alguien clave como Emanuel Reynoso abría un gran interrogante, que también agigantaban las partidas de Sebastián Palacios y Jonathan Menéndez en menor medida. Ese momento marcó un punto de inflexión, pero Talleres salió fortalecido con los goles de Silva y la inteligencia de Pisano. Se hizo más agresivo, casi sin pausa, se enriqueció con una esperada referencia de área y el riesgo tuvo un costo ínfimo porque a la hora de la defensa, también se ganó un partido bravo.
Con ese diagnóstico, el de un equipo con un ADN mejorado, Talleres se colocó a nueve puntos del poderoso Boca. Está claro que para reducir esa diferencia no basta sólo con el optimismo actual ni con la especulación de que aún resta el partido entre ambos por Superliga y de que Boca deba presentarse en otros juegos, ya que entre sus prioridades está ganar la Copa Libertadores (vuelve a jugarla) y la Supercopa Argentina (enfrentará a River, nada menos).
La producción de Talleres fue importante, pero no es suficiente para estrechar la distancia numérica y futbolística. Necesita seguir evolucionando. Con Silva puede resolver objetivos ofensivos, que lo limitaron seriamente en aquellos partidos en que los rivales se defendían en espacios reducidos. Con “el Tanque”, los rivales lo pensarán dos veces. Y con Pisano le agregó precisión a la asistencia. Creó nuevas sociedades en las que Joao Rojas puede potenciarse haciendo diagonales o desbordando sin tener que volverse porque nadie esperaba su tributo. Ni hablar si Juan Ramírez mantiene el nivel. Cuando Talleres juega y acelera, pasa eso. Es incontenible.
Los rivales ya saben que irse a los extremos no es una buena opción porque Talleres siempre convierte, pero últimamente, han elegido presionar la salida, abortar el primer pase de Guiñazú. Lo que dure. Eligen correrlo a Talleres, forzar el error en la salida y buscar el mano a mano con los centrales. Esa situación debe ser salvada como el control de pelota que debe hacer en los minutos posteriores a cada conquista. Boca tampoco es perfecto. También sufre atrás, pero arriba es implacable y le sobran alternativas. Tiene dos equipos en uno.
Saber a qué juega subió a Talleres y futbolísticamente lo acercó a Boca, que también tiene sus limitaciones defensivas y conflictos de vestuario por venir al haber demasiadas estrellas. ¿Por qué no pensar que le puede dar pelea?