La Voz del Interior

Italia, encerrada en su laberinto político

Luigi Di Maio y Matteo Salvini, uno de izquierda y otro de derecha, pero ambos antieurope­os, fueron los más favorecido­s en las urnas. Los analistas coinciden en que se abre un nuevo período en la cultura política del país y que será muy difícil formar go

- Lena Klimkeit y Annette Reuther Agencia DPA

Dos ganadores dieron como resultado las elecciones en Italia, pero ninguno de ellos podrá formar gobierno si no establece arduas negociacio­nes. Entre Luigi Di Maio, del Movimiento Cinco Estrellas, y Matteo Salvini, de la Liga, podría definirse el nuevo premier.

ROMA. Al día siguiente de las elecciones, Matteo Salvini fue quien se manifestó con mayor contundenc­ia: con los pulgares levantados, el líder del partido xenófobo la Liga del Norte se paró frente a las cámaras y anunció nada menos que la “liberación” de Italia del yugo de Berlín, de Bruselas, de París y de los mercados financiero­s, a los que responsabi­liza del derrumbe de Italia.

¿Las normas de la Unión Europea sobre el endeudamie­nto? ¿Medidas de austeridad para Italia? “Me importa un comino”, dijo Salvini, quien ya se ve como nuevo primer ministro en Roma.

Pero no va a ser tan fácil, ya que en realidad el gran triunfador de los comicios fue el partido antisistem­a Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que aumentó su caudal de votos en todo el país, sobre todo en el empobrecid­o sur de Italia.

Ha votado “un país con dolor de panza”, escribió el periódico La Repubblica. Un país que no dice “no”, sino “basta” a la tradiciona­l política eurófila de las elites. Y también “no” a Silvio Berlusconi, quien creía que, con 81 años, era insustitui­ble. También “no” a Matteo Renzi, quien creía que el país lo necesitaba y a quien no le quedó más remedio que dimitir, ayer mismo. Y también “no” a la inmigració­n.

“Las elecciones han revolucion­ado el paisaje político de Italia, y los efectos serán duraderos”, sentenció Wolfango Piccoli, del laboratori­o de ideas Teneo.

Todo es posible

El principal candidato del M5S, Luigi Di Maio, proclamó la “tercera República”, es decir, la “república de los ciudadanos de Italia”. Con 31 años, Di Maio pretende entrar en el Palazzo Chigi, la sede del Gobierno de Italia, pero ¿con la ayuda de quién?

Estas elecciones dejan dos ganadores, pero ningún triunfador. Porque todo es posible después de estos memorables comicios en los que ningún partido ha conseguido la mayoría para gobernar. “Estamos navegando en mar abierto, como Cristóbal Colón, y no sabemos qué hay al otro lado”, dijo el politólogo Giovanni Orsina.

Dos fuerzas antieurope­as han hundido a los eurófilos del Partido Democrátic­o, de Renzi, y de Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi.

Antimigrac­ión y antielite: estos dos términos simbolizan el éxito electoral de la Liga y del M5S. Salvini supo aprovechar la crisis migratoria y anunció el fin de la “invasión de ilegales”. En el norte de Italia, donde la Liga está firmemente enraizado desde hace años, el partido xenófobo logró más del 40 por ciento de los votos.

El M5S apostó por la decadencia del odiado establishm­ent ,loquele permitió cosechar en muchos lugares del sur de Italia más del 60 por ciento. El partido se ha convertido en un crisol integrado por locos de internet, visionario­s, revolucion­arios, izquierdis­tas y derechista­s, y académicos.

Escenario de pesadilla

Lo que demuestra la frustració­n de muchos italianos es el hecho de que votaron por el M5S a pesar de que este partido ha mostrado un desempeño bastante lamentable en los lugares donde ya está gobernando, por ejemplo en Roma, cuya alcaldesa, Virginia Raggi, es todo menos una figura deslumbran­te.

Para la Unión Europea (UE), un escenario de pesadilla sería una alianza entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga. Las dos formacione­s sumarían el número mínimo de mandatos para poder formar gobierno.

La propia UE tiene parte de la culpa de este resultado electoral. Durante muchos años, Italia se sintió abandonada a su suerte en su enfrentami­ento al problema migratorio.

“Me duele ver cómo la conducta insolidari­a en materia de la migración ha llevado agua a los molinos de los populistas y de los ultraderec­histas”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn.

Las duras medidas de austeridad impuestas por Bruselas, e inspiradas sobre todo por Alemania, fueron interpreta­das por muchos italianos como una conspiraci­ón del rico norte contra los pobres países mediterrán­eos.

Sin embargo, los analistas italianos consideran poco probable una alianza entre la Liga y el M5S, pese a que las posturas de las dos formacione­s respecto de la UE y del euro no son incompatib­les. Los dos partidos exigen una remodelaci­ón de la UE y una política de austeridad menos rígida.

Pero, durante las semanas previas a las elecciones, se multiplica­ron en el Movimiento Cinco Estrellas las voces que coincidier­on con lo que Di Maio había declarado al periódico alemán Die Welt: “Nosotros perseguimo­s objetivos políticos que tradiciona­lmente son atribuidos a la izquierda, pero también objetivos de carácter liberal. Por principio, la derecha es nuestro enemigo político”.

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(AP) Burla. Afiches en el Coliseo romano: “Si te acostás con extremista­s, no ganás. ¿Entendiste, Berlusconi?”.

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