La Voz del Interior

El paro docente que cuestiona Inés

- Laura González En primera persona lgonzalez@lavozdelin­terior.com.ar

“Un docente cobra 14 mil pesos y está haciendo paro. Mi hija es empleada de comercio y hace 10 años que trabaja para cobrar 14 mil pesos y trabajar ocho horas, y medio día los sábados”, se enoja Inés, a propósito de la primera de las dos jornadas de paro que lanzó el gremio Ctera en todo el país y a las cuales adhirió la UEPC.

En esta Argentina eternament­e dividida, el paro docente es una causa más de grieta profunda, que termina enfrentand­o a trabajador­es contra trabajador­es sin que en el fondo se revisen las cuestiones sustancial­es del porqué, por sexta vez en 10 años, el gremio decide no empezar las clases en Córdoba.

El bajo acatamient­o a la medida de fuerza de ayer (que se replicaría igual hoy) obedece a tres razones objetivas. Una: el Gobierno provincial dijo que va a aplicar descuentos, como siempre lo hace. A diferencia de otras negociacio­nes, no forman parte del combo de concesione­s a las que accede el Estado con tal de que se reanude la actividad. El descuento ronda los 600 pesos por día.

La segunda razón es que, a diferencia de lo que sucede en otras paritarias docentes, Córdoba ofrece “cláusula gatillo” just in time: la promesa es aplicar el aumento en cuanto la inflación acumulada supere al aumento acordado, sin esperar al mes de revisión.

Por ejemplo: el acuerdo arranca en febrero, con un ocho por ciento y otro cinco por ciento en mayo. Pero si antes de mayo la inflación medida por Córdoba supera el 13, se paga desde el mes en que la superó. En septiembre hay otro dos por ciento y opera el mismo mecanismo.

La tercera razón es el desgaste propio de la Ctera nacional, con Roberto Baradel como cara visible encarnando una oposición no dialoguist­a con María Eugenia Vidal. La gobernador­a no ha perdido simpatía popular y este año tendrá mucha más plata para gobernar, pero no la quiere aplicar a aumentos directos. Sí selectivos, bajo el formato del presentism­o.

Todas esas razones impiden ver el bosque. En Córdoba, a datos de 2017, hay 79.750 docentes que trabajan en los diferentes niveles, tanto públicos como privados. La antigüedad promedio es de 13 años y, para esos casos, el salario de primario para una jornada simple es de 18.525 pesos. En 2017, el aumento fue del 27,5 por ciento, aplicando la cláusula gatillo.

Es un salario bajo para la gigantesca responsabi­lidad de educar niños. Pero es un salario más o menos similar a otros trabajos en blanco: se puede argumentar que el docente estudia cuatro años y se capacita de manera permanente, mientras que la hija de Inés, por ejemplo, no estudió, aunque trabaja el doble de horas que un docente y tiene dos semanas de vacaciones. Todo vale en la grieta.

En lo que quizá estemos muy de acuerdo es en que el docente perdió ese profundo reconocimi­ento social del que gozaban generacion­es pasadas. No es valorado, no es respetado como autoridad, no es visto como un verdadero motor de la mejora social.

Yenlamedid­aenquela negociació­n se remita sólo a punto más o punto menos de la inflación, será imposible avanzar sobre eso, que es lo que verdaderam­ente importa.

EN ESTA ARGENTINA ETERNAMENT­E DIVIDIDA, EL PARO DOCENTE ES UNA CAUSA MÁS DE GRIETA PROFUNDA.

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(RAMIRO PEREYRA) Reclamo. Docentes marcharon por las calles de Córdoba.
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