La Voz del Interior

ITV y el negocio con los matafuegos

- Eduardo Fernández

La empresa encargada de la ITV en avenida Cárcano, Opus Inspection, ha incorporad­o –sin aviso– un nuevo rubro.

Verifica el estado del matafuegos, y si no está en condicione­s (lo usual es “fecha de recarga vencida”), no entrega la oblea habilitant­e y otorga un mes de plazo para volver con ese requisito cumplido.

Aunque se saque turno online, hay que hacer colas, por falta de personal o por congestión imprevista de usuarios o por lo que fuera, y la noticia más desagradab­le es, entonces, tener que repetir esa experienci­a de pérdida de horas o de mañanas enteras (muchos vienen de otras localidade­s).

Pero el técnico que nos atiende saca de la manga una “sugerencia”: se puede hacer ahí mismo, en una oficina ubicada dentro de la propia planta.

Por $ 250 (efectivo, “el posnet no funciona”) te “recambian” el matafuegos. Breve cola y el encar- gado de esa operación recibe el mío (era el original entregado cuando compré el auto, dos años de antigüedad, limpito, lustrado, sin uso) y en el acto me entrega otro, un poco más usado y sucio, previo a pegarle un sticker y escribirle –delante de mis narices– “fecha de carga: 22-02-2018”.

Es obvio que no lo habían cargado en ese momento y ni siquiera sé si tienen los equipos adecuados. Idéntico procedimie­nto repitieron con los demás usuarios.

Por otra parte, el matafuegos –imprescind­ible y obligatori­o tenerlo en el auto con perfecto mantenimie­nto– es un accesorio: no forma parte del vehículo.

En ese sentido, es comparable a los triángulos reflectant­es, cinturones de seguridad, botiquín de primeros auxilios, etcétera. Cosas estas que también son obligatori­as y que sin embargo la ITV no puede controlar, porque no son parte del vehículo.

Hace muchos años que acudo a la ITV, y siempre me habían dado, además de la oblea, una hoja con el detalle de todos los puntos verificado­s y con la evaluación resultante para cada uno.

Algo muy útil porque indicaba lo que estaba funcionand­o bien, regular o mal, y uno podía ir a su mecánico particular para corregir esas fallas. Además, era una constancia de las tareas realizadas.

Ahora, no: te dan un simple papel llamado “informe”, pero que no informa nada, sólo que vale por un año. El técnico me dijo –verbalment­e– que debería revisar los frenos, porque estaban dentro de lo considerad­o como “defecto grave”. ¿Y? ¿Y el informe?

Solicito a las autoridade­s que otorgaron la concesión para la ITV que verifiquen el cumplimien­to de normas y la legalidad de estos procedimie­ntos.

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