La Voz del Interior

Desequilib­rios en la Policía Claudio Gleser

- Claudio Gleser Código rojo cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

“Las autoridade­s de la Policía de Córdoba tienen que tener cuidado con algunos desequilib­rados que dejan entrar a la fuerza”. La frase, enunciada días atrás a este diario por el fiscal Víctor Chiapero, fue un mazazo.

Más allá de la insegurida­d, si hay un grave problema que desde hace tiempo persigue, como sombra, a la Policía y a las autoridade­s políticas, es precisamen­te el de los malos policías.

2017 no fue la excepción. El año pasado, al menos 251 efectivos fueron sacados de servicio, ya sea por delitos o por faltas administra­tivas. Dicho de otra manera: cada

32 horas, un policía ha sido dado de baja en Córdoba.

Según datos del Tribunal de Conducta, 31 uniformado­s fueron echados el año pasado. En 2016, habían sido 39.

El mapeo de los malos policías señala además que en 2017 unos 68 fueron suspendido­s, mientras otros 152 quedaron bajo arresto por faltas administra­tivas.

En ese listado, no se cuentan los

30 policías puestos en disponibil­idad, por orden superior, por pésimo desempeño.

Asimismo, el año pasado se iniciaron 251 sumarios contra policías, cuyos resultados no están listos.

2018 no arrancó mejor. Varios policías, de distinto rango, fueron sancionado­s o detenidos en las últimas horas. Ayer mismo cayó preso un agente que andaba con cocaína y que agarró el patrullero a patadas cuando lo llevaban. Días atrás, otro uniformado fue apresado acusado de integrar una banda que, a los tiros, dio un golpe millonario en una concesiona­ria.

Muchos de estos casos se conocen, por cierto, si logran sortear el cerco de control informativ­o impuesto en torno de la Policía. Parece que la ecuación fuera: “blanqueamo­s” un caso; “tapamos” cinco.

El episodio más grave de este año (no blanqueado, por cierto) lo protagoniz­ó otro agente que, mientras estaba de franco, le pegó un tiro en la cabeza a un vecino durante una discusión callejera en Villa El Libertador, en la zona sur de la ciudad de Córdoba.

La víctima se salvó con lo justo. El policía, no.

No sólo fue detenido y acusado de graves cargos, sino que el fiscal Víctor Chiapero lo mandó a un neuropsiqu­iátrico.

Acto seguido, pronunció la frase que sonó a mazazo: “Las autoridade­s de la Policía de Córdoba tienen que tener cuidado con algunos desequilib­rados que dejan entrar a la fuerza”. “Hay muchos desequilib­rados...”, enfatizó.

Por lo bajo, varios fiscales se alinearon detrás de Chiapero y apoyaron su diagnóstic­o.

Desde Fiscalía General, guardaron silencio. No quieren problemas. Nadie se olvida de que el año pasado ya hubo cruces entre la Policía y la Justicia por aquello de “la puerta giratoria” en Tribunales. “Desequilib­rados”, dijo el fiscal. La frase dolió en la Policía. Desde Jefatura, señalan que la misma Policía detiene a sus malos elementos, resaltan que los casos “son pocos” en comparació­n con el total de la fuerza y añaden que hay controles internos. Desde recursos humanos de la Policía, incluso, indicaron que cientos y cientos de cadetes no pasan los controles psicológic­os y ni llegan a vestir uniforme. “No controlan sus impulsos y no se los deja entrar”, enunciaron.

Hace justo un año, la Policía también estaba en el ojo de la tormenta.

Dos uniformado­s eran detenidos en Villa Carlos Paz por ejecutar a un motociclis­ta en un control callejero. Hoy, esos uniformado­s esperan juicio por “gatillo fácil”.

Tras aquel escándalo –que por cierto puso el broche de oro a otra serie de escándalos–, las autoridade­s crearon la Dirección de Control Policial para que funcionara en paralelo con el Tribunal de Conducta. Dos entes para hacer casi lo mismo.

Sin embargo, los malos policías siguen activos, a la par de aquellos que se juegan el pellejo haciendo las cosas bien.

2017 fue otro año vidrioso para la Policía cordobesa. Algunas autoridade­s ven a 2018 como el año de desafío para corregir el rumbo. Otras siguen empecinada­s en descubrir cómo se filtran los casos de malos policías a la prensa.

TRAS DETENER A UN POLICÍA QUE BALEÓ A UN VECINO, UN FISCAL DIJO QUE EN LA FUERZA HAY “DESEQUILIB­RADOS”. LA FRASE FUE UN MAZAZO PARA UNA FUERZA QUE ANDA CON TROPIEZOS.

EL AÑO 2018 APARECE COMO UN DESAFÍO PARA CORREGIR EL RUMBO Y MEJORAR EL NIVEL DE MUCHOS UNIFORMADO­S.

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(POLICÍA DE CÓRDOBA)
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