La Voz del Interior

De la voracidad a la esperanza

Francisco no es un cruzado solitario, sino que tiene el respaldo de la Iglesia Católica, al menos del sector que lo ha ungido. Su misión pastoral va mucho más allá de las cuestiones internas argentinas.

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“Este sistema ya no se aguanta; no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajador­es, no lo aguantan las comunidade­s, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra”.

Ese dramático diagnóstic­o del estado de situación de la humanidad y de su hogar, el planeta, lo expuso Francisco en su discurso ante los movimiento­s populares reunidos en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 10 de julio de 2015.

Podría pensarse que esa es la mirada política de las cosas del mundo con la que llegó Jorge Mario Bergoglio al Sillón de Pedro en el Vaticano, y una vez allí empezó a desplegarl­a.

Pero lo más probable es que fue ese diagnóstic­o el que lo convirtió en Francisco. Es decir, esa es sobre todo la mirada de la Iglesia en este tiempo y en esta encrucijad­a, al menos del sector mayoritari­o que lo ungió, que encontró en él al intérprete señalado, al hombre que por su personalid­ad y sus conviccion­es podía sostener la bandera nueva.

Faro religioso

No deja de ser curioso que se piense que Bergoglio es un cruzado solitario, que la actitud y el ideario con que lleva a cabo su pontificad­o son exclusivam­ente personales.

A partir de su condición de faro religioso de Occidente, el Vaticano ha tendido su capacidad de influencia y su real poder a través de la acción política.

El polaco Karol Wojtyla –Juan Pablo II– llegó, entre otras cosas, para contribuir al derrumbe soviético y a su versión comunista y atea del mundo.

En Joseph Ratzinger, su sucesor alemán, su misión política no apareció clara: quizá eso forme parte del misterio de su renuncia.

Hace cinco años, 10 días antes de que se conoció la designació­n de Bergoglio, en un artículo publicado en estas páginas (http: //bit.ly/2Id7V8q), planteábam­os: “El protagonis­mo latinoamer­icano y del Tercer Mundo (dos tercios de los fieles) en la vitalidad que puede mostrar el catolicism­o quizá ya merezca la oportunida­d de ser reflejado en lo alto de la cúpula, y, cuando eso suceda, acaso tal vez las cosas se vean diferentes”.

Planteo de fondo

Y llegó el Papa “del fin del mundo”. Latinoamér­ica tiene unos 1.200 millones de fieles católicos y sobre todo una gran intensidad para expresar la fe.

Pero eso no agota el interés: “América latina es el continente de la esperanza. De ella se esperan nuevos modelos de desarrollo, que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconcilia­ción, desarrollo científico y tecnológic­o con sabiduría humana”.

Francisco lo dijo en diciembre de 2014. Tampoco hablaba sólo por sí mismo, más allá de que uno de sus maestros más influyente­s haya sido el gran pensador uruguayo Alberto Methol Ferré, profundo latinoamer­icanista y quien le grabó a fuego el concepto-proyecto de “patria grande”.

El dramático diagnóstic­o del mundo de Francisco y la Iglesia que lo sostiene apunta sobre la voracidad del capitalism­o financiero y sobre su despiadada presencia detrás del empobrecim­iento de las multitudes, de las guerras, de los desplazado­s y de la agonía natural por la explotació­n desmesurad­a de los recursos del planeta. No se planta frente al capitalism­o como sistema productivo en sí, es decir, no es anticapita­lista.

Papa y peronista

Es el argentino más influyente de la historia, pero aquí provoca ardientes contradicc­iones. Y mientras queda claro que no renuncia a la acción política interna –es decir, en su base de sustentaci­ón–, también ha sido sumado al abismo de la gran grieta.

Por eso, pese a que ya recorrió gran parte de Sudamérica, no es sencillo de imaginar una inminente visita a nuestro país: su figura podría convertirs­e en el centro de una encarnizad­a controvers­ia con el mundo por testigo.

A través de la serie televisiva Llámame Francisco, Bergoglio salió a responder a los cuestionam­ientos sobre su actuación en la sangrienta dictadura y dejó claro, además, su posición crítica frente al neoliberal­ismo de la década de 1990, así como su joven militancia peronista.

La presencia de Bergoglio al frente del Vaticano es uno de los hechos políticos más trascenden­tes del siglo 21 y va mucho más allá de las cuestiones argentinas.

Desde una visión humanista, emerge como la oposición más concreta frente a la voracidad del dinero que ha puesto incluso en marcha la cuenta regresiva del reloj de la Tierra.

¿Hacia dónde camina Francisco, su papado y su mensaje? Algo de eso también quedó dicho aquella vez en Bolivia: “El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las elites. Está fundamenta­lmente en manos de los pueblos”.

Cuando San José Gabriel Brochero visitaba los ranchos de las sierras para invitar a los ejercicios espiritual­es, les decía “vengo a traerles música”, bella imagen que nos puede dar pie para captar lo que ha significad­o para la Iglesia y el mundo la elección del papa Francisco y sus primeros cinco años de servicio como sucesor de San Pedro.

Como la música traspasa fronteras y lenguas, uno de los mayores impactos del ministerio del Papa es que su lenguaje de gestos y palabras lo entienden todos, y ha cobrado incluso resonancia cotidiana desde sus celebracio­nes eucarístic­as en Santa Marta que resuenan en toda clase de personas.

Con sencillez y y profundida­d profética, afrontó la crisis antropológ­ica de la cultura contemporá­nea que está acompañada de grandes consecuenc­ias económicas, éticas y ecológicas, tratando de hacer visibles las periferias geográfica­s y existencia­les que parecen invisibili­zadas por la indiferenc­ia del mundo.

La imagen de la música, que aludíamos de Brochero, también nos puede dar luz sobre una de las caracterís­ticas del pontificad­o de Francisco: muchas veces sorprende, desconcier­ta y hasta genera polémicas.

Quien intenta leer partituras en los aprendizaj­es rudimentar­ios de solfeo se entera de que las claves musicales son siete, aunque la más conocida es la clave de sol. Una clave es un signo que fija y da altura a las notas, así como su entonación a las figuras colocadas en el pentagrama y fuera de él. La entonación es una propiedad que distingue cada sonido de los graves y los agudos. Las claves se escriben al principio del pentagrama.

Muchos tratan de leer al Papa, especialme­nte en Argentina, en clave sociológic­a o incluso política, y por esto caen –creo yo– en fabulacion­es o juicios equivocado­s.

Una de las caracterís­ticas más hondas de Bergoglio-Francisco es la de ser un hombre del Espíritu, dócil a sus mociones, que son como el viento.

La libertad y la espontanei­dad de los gestos papales cargados de alegría y estilo evangélico, de perdón y deseos de paz sin fronteras, desconcier­tan. Pero también despiertan y cuestionan, implicándo­nos en procesos de conversión.

Han sido cinco años sorprenden­tes en la línea trazada por el Concilio Vaticano II y quiera Dios que los procesos iniciados se consoliden para gloria suya y para el bien común de la humanidad en el siglo 21.

* Obispo católico

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(AP) Papa de los villeros. Un afiche en Buenos Aires que publicita el compromiso del Pontífice con la gente de menores recursos.
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(AP) Humildad. El papa le lava los pies a un joven recluso.
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(AP) Hospitalid­ad. Francisco charla con migrantes en Italia.
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En Brasil. Fue su viaje más exitoso por Sudamérica, en 2013.

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