Aquellos conciertos a los que no fue nadie, pero que presenciamos todos
El de Bob Dylan se suma a la lista de shows ofrecidos en Córdoba a los que no asistió nadie, pero a los que todo el mundo asegura haber ido. En otras palabras, a esa jurisprudencia a la que el espectador fantasioso quiere sumarse, aun cuando en el día D brilló por su ausencia.
Se puede elaborar un listado con esos espectáculos de grupos gigantes que se mostraron en nuestra ciudad cuando apenas eran grupos en ascenso, bien de solistas de indisimulable impacto global que aquí eran apenas conocidos.
A continuación, un top five de conciertos míticos que todos vimos sin haber estado allí.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, 6 de octubre de 1987, en Asociación Española. Los Redondos llegaron con dos discos editados (Gulp! y Oktubre )ycon el tercero en plena producción (Un baión para el ojo idiota) . Asistieron apenas 300 personas, quienes le oyeron decir a Indio: “A ver si movemos un poco el culito”.
Los Piojos, 20 de abril de 1995, en Estación Mitre. La banda de Andrés Ciro Martínez llegó en una situación calcada a la de Los Redondos, con dos discos editados (Chac tu chac y Ay ay ay )yconel tercero (Tercer arco), con el que pegó el salto a la popularidad, a punto de salir. Fueron 200 personas a un show caliente, que advirtió sobre un cambio de paradigma.
Héroes del silencio, 7 de junio de 1994, discoteca Factory. Caliente, caliente. Con Bunbury y los suyos desaforados. Fue gira de prensa coronada con show.
Peter Gabriel, 1° de octubre de 1993 en el Estadio Córdoba. El excantante de Genesis era uno de los artistas más convocantes del mundo. El mundialista le quedó grande, pero él entregó todo y más.
Mano Negra y Los Rodríguez. Nunca actuaron en la ciudad, pero suelen aparecer espectadores que aseguran haberlos visto por aquí. Los movimientos del músico después del show cordobés.
2009. Publicó un disco de villancicos titulado Christmas in the heart y que ofrece su visión sobre la Navidad. Tiene versiones muy particulares de clásicos de estación, como O Come, All Ye Faithful, Little Town Of Bethlehem o The First Noel, además de la polka Must be Santa.
2010. Se lanza en Argentina Crónicas Vol. 1, la autobiografía en la que Dylan puso su pluma desafiante para desacralizar al cantautor de la contracultura y el símbolo de la canción disconforme. Si bien describe espacios y situaciones con precisión notable, Dylan no es un cruzado en favor de los detalles.
2011. El 24 de mayo, Dylan se convirtió en señor de las siete décadas. “Mis canciones no son sermones, y no considero que haya nada en ellas que diga que soy un portavoz de nada ni de nadie”, dijo por entonces, como para bajar la espuma ante semejante efeméride redonda.
2012. En septiembre de este año, publicó Tempest, un disco en el que no se mueve de sus cabales country, folk & góspel, y en el que le aflora un pesimismo letal. En la canción que da nombre al disco, se le oye “... el prójimo se alzó contra su prójimo/ combatieron, matándose entre sí”.
2013. Estrenó el video oficial de Like a Rolling Stone, a casi
50 años de que haya sido editada, para promocionar el lanzamiento de un La realización fue interactiva, puesto que le permitió al espectador cambiar entre 16 tramas diferentes, como si se tratara de canales de televisión.
2014. Hubo dos grandes hitos y ambos sucedieron en diciembre. Uno fue el show que Dylan ofreció para un solo espectador en el Philadelphia’s Academy of Music. El otro, el relanzamiento de las míticas The Basement Tapes, las cintas grabadas por Bob Dylan y The Band en 1967.
2015. Actuó en la despedida del de David Letterman. En el set, interpretó The Night We Called It a Day, de Frank Sinatra. Fue la tercera visita de Dylan a Letterman. La primera se dio en 1984, ocasión en la que cantó Jokerman.
2016. En octubre, gana el Nobel de Literatura. El fundamento: “Si miramos miles de años hacia atrás, descubrimos a Homero y a Safo. Escribieron textos poéticos para ser escuchados e interpretados con instrumentos. Sucede lo mismo con Bob Dylan. Puede y debe ser leído”.
2017. Mientras el comité del premio Nobel lo distinguió por su aporte a la literatura universal, él rehuye al bronce con Triplicate, un compilado en el que radicaliza sus relecturas de las sagradas escrituras de la música norteamericana del primer tramo del siglo pasado.