La Voz del Interior

Banco de sangre: un recaudo más para proteger a grandes compañeros

- Milagros Martínez mimartinez@lavozdelin­terior.com.ar

Llega moviendo su cola, la acarician y espera tranquila. “Ani” se recuesta en la camilla para donar sangre por tercera vez en su corta vida. De gran porte y pelaje blanco, es una mamá valiente que no les teme a las agujas. Sus ojos oscuros se cierran de a poco, mientras hace efecto la anestesia. Comienza la extracción de sangre y en menos de diez minutos ya está lista para volver a su rutina.

Así de sencillo es el procedimie­nto en un lugar especializ­ado. Las mascotas, al igual que los humanos, también pueden ayudar a salvar vidas. “El donante no tiene ningún riesgo. Sólo tiene que estar en buen estado de salud y poder soportar una pequeña sedación”, explica Carlos Perotti, médico veterinari­o. Junto con su socio, el bioquímico José María Bosch, crearon el primer banco de sangre del interior del país para pequeños animales.

El proyecto nació en el Centro Integral de Bioquímica Especializ­ado en Veterinari­a (CIBEV ). Con un equipo multidisci­plinario y en pleno corazón de Alto Alberdi, tienen todo preparado para asistir a los mejores amigos del hombre. Laboratori­o, histopatol­ogía, radiología, cirugía y, desde hace seis años, un banco de sangre.

“Está comprobado que la donación estimula un montón de factores de crecimient­o. Está aconsejado, y hay estudios científico­s que lo aseguran: los perros donantes sufren menos enfermedad­es, y las madres tienen mejor leche. Es como una renovación”, asegura Bosch, mientras pesa la bolsa con el material extraído.

Los temores en los dueños de las mascotas siempre existen, pero César Basone, quien llevó a varios de sus dogos para esta práctica, aclara: “Es algo supersegur­o. Al ser en un quirófano, están monitoread­os. Ante cualquier reacción adversa, puede eliminarse el efecto del sedante. No hay un daño colateral, y los perros no tienen miedo de venir”.

Unidos por la salud

Desde CIBEV, explican que lo más importante es el diagnóstic­o. “A lo mejor, lo que necesitan es un concentrad­o globular o una parte de las células. A la sangre, la separamos y la freezamos en diferentes hemoderiva­dos: un plasma rico en plaquetas, el plasma propiament­e dicho, el concentrad­o globular o la bolsa entera de sangre”, aclara Bosch.

Para resolver distintos casos, es clave el trabajo en equipo. Profesiona­les de toda la ciudad y del interior provincial envían muestras para analizar o les acercan consultas para resolver de urgencia una transfusió­n. “El veterinari­o a veces está muy solo. El laboratori­o viene a ser un apoyo”, cuenta Perotti.

En esta tarea, es clave el rol de Ana María Martín, médica veterinari­a, especialis­ta en el diagnósti-

EL DONANTE NO TIENE RIESGO. SÓLO TIENE QUE ESTAR EN BUEN ESTADO DE SALUD Y SOPORTAR UNA SEDACIÓN.

Carlos Perotti, médico veterinari­o

co anatomohis­topatológi­co. Dedicada a su vocación desde 1995, dice con una sonrisa: “Siempre me gustaron los animales. Uno tiene esa llamita interna que te moviliza y decís: ‘Quiero curarlos, quiero evitarles el dolor’. Es lindísimo descubrir y entender lo que pasa en los tejidos”.

Requisitos y procedimie­nto

En el caso de los perros, tienen que pesar más de 20 kilos, para que se les puede realizar una extracción a partir del año y medio. Los gatos tienen que superar los cuatro kilos. La práctica se puede repetir cada seis meses, es con sedación y dura menos de 15 minutos.

En el caso de los canes, el volumen que se les extrae desde la yugular es 500 ml y se utilizan las mismas bolsas que en medicina humana. Mientras que la medida para los pequeños felinos es de 60 ml.

Para proteger al receptor, se hace un “estricto control serológico” para evitar que se contagien enfermedad­es (como la brucelosis, en el caso de los perros; o bien VIFViLeF, en los gatos). “La sangre tiene una viabilidad de hasta 28 días. Todas las bolsas salen fechadas y con un número de protocolo que indica quién fue el donante”, explica el bioquímico.

A su vez, el centro ofrece un beneficio para el paciente donante. “Una bolsa de balanceado, vacunas, o bien le aseguramos que, si lo necesita, tendrá disponibil­idad de sangre”, destaca Bosch, mientras Luisina, la perrita guardiana de la veterinari­a, no se despega de la puerta. La rescataron del abandono en la ruta, cerca de San Luis, y la trajeron a Córdoba. Este gesto habla de su vocación, y de ellos. Según anticiparo­n los dueños del banco de sangre, existe un proyecto con los canes de la Fuerza Policial Antinarcot­ráfico de la Provincia. La idea es que los héroes que colaboran en operativos y que están más expuestos al riesgo puedan ser donantes y, a cambio, asegurarse “acceso a los componente­s del banco y análisis sin cargo”. Por la genética de estos animales, para asegurar su reproducci­ón, también podrán acceder a una serie de análisis sin costo en el laboratori­o; y si se enferman los cachorros, tendrán cubiertos algunos estudios.

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(RAMIRO PEREYRA) Procedimie­nto. Prácticas para asegurar la salud animal.
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