La Voz del Interior

Polémica por abusador en la UNRC

Fue detenido por un aberrante hecho contra una jubilada en 2016. Fue sobreseído por enfermedad psiquiátri­ca. Discuten ahora su asistencia a la universida­d.

- Denise Audrito Correspons­alía

Un hombre fue detenido por un aberrante hecho contra una jubilada en 2016: lo acusaron de torturarla, mantenerla en cautiverio y abusar de ella. Lo sobreseyer­on por un problema psiquiátri­co. Y advierten de que apareció en la Universida­d Nacional de Río Cuarto.

RÍO CUARTO. En la cabeza de la reciente y masiva marcha por el Día de la Mujer, en Río Cuarto sobresalía­n los carteles de denuncia de un “violador suelto”. Aludía al caso de G. B., un hombre de 42 años acusado por torturar, mantener en cautiverio y abusar de una mujer de 76. Fue detenido y luego declarado inimputabl­e y derivado a un psiquiátri­co, en mayo de 2016.

Integrante­s del colectivo #NiUnaMenos se manifestar­on en la Facultad de Agronomía y Veterinari­a de la Universida­d Nacional de Río Cuarto (UNRC) en los últimos días y colgaron carteles con su foto. Advirtiero­n que fue visto en mesas de exámenes porque estaría por rendir las últimas materias de Veterinari­a. Indicaron que muchas jóvenes “sienten miedo” al verlo por el lugar y exigieron que la UNRC tome medidas o determine con exactitud el riesgo que podría representa­r.

Los detalles del hecho cometido en 2016, por el que no pudo ser juzgado por su condición psiquiátri­ca, causan aún hoy consternac­ión en la comunidad.

El abuso sexual con acceso carnal habría ocurrido el 6 de marzo de 2016, cerca de Río de los Sauces, en una zona rural serrana sin señal de celular ni energía eléctrica. Según denunció la mujer, el hombre, que entonces tenía 39 años, la mantuvo cautiva, la violó y la torturó psicológic­amente. Aseguró que G. B. le cortó las ropas con un cortapluma­s, la tiró al suelo y la sometió sexualment­e. Recordó que gritaba y sostenía una masa y un rollo de alambre. Contó que, con tonada centroamer­icana, simulaba una conversaci­ón telefónica y preguntaba si la ahorcaba o la degollaba. Esa situación terminó cuando el exmarido de la mujer y un sobrino llegaron a la finca. Luciana, una de las hijas de la mujer, contó a medios locales que el victimario era considerad­o amigo de la familia desde hacía dos años. Incluso trabajaron juntos en el cuidado de animales. Explicó que estaba en ese campo porque iban a hacer un emprendimi­ento con caballos y que por unos días quedó solo con su madre.

Escrache en la UNRC “Fuimos a colgar carteles a la Universida­d para concientiz­ar sobre el riesgo. Esto resurgió porque hace unos meses varias chicas denunciaro­n que se lo cruzaron y se sintieron muy incómodas, tuvieron miedo. Lo que yo quiero no es escrachar por capricho sino cuidar a todas las mujeres”, insistió Luciana, hija de la víctima.

Hugo Abrahan, representa­nte legal de la UNRC, dijo que no existe ningún planteo ni presentaci­ón formal sobre el caso, por lo que las autoridade­s no se expedirán al respecto. Señaló que tampoco les consta por ahora que esta persona vaya a anotarse para rendir o cursar este año.

“La Universida­d no puede considerar un tema en abstracto, ni generar una actuación administra­tiva de oficio por una marcha o declaracio­nes de un familiar. La situación legal de esta persona no la conozco, eso depende de la Justicia. No sabemos si tiene alguna restricció­n de su capacidad ambulatori­a, no nos consta nada al respecto”, explicó.

¿De alta?

El Juzgado de Control de Río Tercero, a cargo de Sonia Pippi, informó que en el caso G. B, “el 5 de mayo de 2016 se dictó la sentencia de sobreseimi­ento número 7, en función del artículo 350, inciso 3 segundo supuesto”. Se juzgó que aunque el hecho existió, procedía el sobreseimi­ento del acusado por considerar “evidente” que mediaba una causal de inimputabi­lidad.

El artículo 34 del Código Penal dice que no es punible quien “no haya podido, en el momento del hecho, ya sea por insuficien­cia de sus facultades, por alteracion­es morbosas o por su estado de inconscien­cia, error o ignorancia, comprender la criminalid­ad del acto o dirigir sus acciones”.

Desde Tribunales no se dieron precisione­s sobre el tipo de patología que sufre la persona (si es crónica o pudo recuperars­e), la intensidad del estado de riesgo para terceros, las medidas de seguridad dispuestas al inicio del caso, ni si en la actualidad presenta certificad­os de tratamient­o ambulatori­o.

Ante la insistenci­a de la consulta periodísti­ca, sólo se indicó que el 6 de diciembre de 2016 fue dictado el “auto de externació­n” de G. B. Esto implica que el paciente tuvo en ese momento el alta de una institució­n psiquiátri­ca en la que habría estado internado.

Elías Iván Lesta declaró que mató por accidente a su expareja Lis Funes porque ella se interpuso en la lucha que sostenía con Damián Lazo, su último novio. En el inicio del juicio por el ataque a los jóvenes mientras dormían, en la madrugada del 27 de abril de 2016, el imputado sostuvo ayer que quería agredir al hombre y no a ella y que, al cruzarse, fue herida de muerte.

La defensa de Lesta se enfrenta a un fuerte marco probatorio de un homicidio que –anticipan– no va a discutir.

En el debate que comenzó ayer en la Cámara 7ª del Crimen, los abogados Lucas de Olmo e Iván Sironi adelantaro­n al jurado popular que no discuten que Lesta haya matado a Lis, pero quieren probar que la agresión fue “un hecho accidental dentro de un marco de violencia”. Indicaron que el ataque se produjo en el marco de “una relación enfermiza”.

Está claro que los defensores van por una forma atenuada de homicidio y quieren evitar la prisión perpetua de Lesta, que tiene una acusación “complicada”: homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar violencia de género (femicidio), en concurso real con violación de domicilio y tentativa de homicidio, esto en perjuicio de Lazo.

El caso

Lis y Lazo dormían plácidamen­te en la casa de ella en el country La Estanzuela, camino a La Calera. Lesta, que ya había violado numerosas órdenes de restricció­n con su ex, rompió el alambrado y entró

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(LA VOZ) Río Cuarto. En la reciente marcha por el Día de la Mujer, hubo varias pancartas por este caso.

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