El clásico, la televisión y una competencia desleal
Fue una postal repetida en varios hogares argentinos. De un lado, el relator cargando de emoción un partido de dientes apretados; del otro, oyentes comiéndose las uñas, tratando de imaginar la jugada que le dibuja la voz del narrador. Familiares y amigos alrededor de la radio palpitando, a través de su magia, una histórica final entre Boca y River.
¿La de 1976, aquella del gol de tiro libre de Rubén Suñé? No, la del miércoles, en Mendoza, cuando en la era de las comunicaciones y el progreso, River se tomó desquite 42 años más tarde, con un 2-0 que sólo vieron los abonados al paquete Premium. La del ‘76 pudo recepcionarse con cualquier televisor. Eso sí, en blanco y negro, porque la policromía en los canales nacionales todavía debía esperar tres años más.
Sí, después de cuatro décadas, el fútbol, el negocio en torno de él, la economía y la política cambió muchísimo en nuestro país. Y el deporte que nos apasiona a los argentinos anduvo de idas y vueltas por la TV abierta, la de cable, la codificada y la de los packs.
El miércoles, mientras River y Boca definían la Supercopa, el abonado básico (y mayoritario), podía entretenerse con EmelecFlamengo o Atlético Nacional, de Colombia-Delfín, de Ecuador. Otra opción era mirar a los hinchas millonarios y xeneizes presentes en Mendoza, en una transmisión que esconde lo esencial: la pelota.
¿Qué viene? No se trata aquí de renegar de las derivaciones de una actividad que, en nuestro país, es rentada hace casi 90 años. Porque el mercantilismo es parte indisoluble del deporte profesional. Pero existen detalles que se minimizan, que no se atienden, porque no son de efecto inmediato.
El fútbol argentino está compi- tiendo en desventaja con las grandes ligas del mundo, que llegan a la pantalla sin abonar plus. La relación es sencilla y contundente: es más barato, por ejemplo, ver al Barcelona que a Atlético Tucumán. O al Manchester City que a nuestros Belgrano y Talleres. ¿Estará bien eso?
Tal vez sí, tal vez no. Pero hay un riesgo tangible: que en pocos años, la identidad de nuestros hijos pase por el lado de equipos ingleses, españoles, alemanes o italianos... A menos que les gusten demasiado la radio y los relatores.
CONSUMIR FÚTBOL ARGENTINO ES MÁS CARO QUE EL EUROPEO. ¿ESTAREMOS SEMBRANDO HINCHAS DE CLUBES FORÁNEOS?