La Voz del Interior

Trabajan por la camiseta

Historias mínimas de los futbolista­s de la Academia de Nueva Italia, que la lucha en el ascenso. El partido contra San Lorenzo, y una doble vida de jugador y de laburante.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Varios jugadores de Racing de Nueva Italia viven de otros oficios.

Ezequiel Ocampo llegó una tarde al hotel en el que concentrab­a Belgrano. Allí había dejado muchos amigos, pues hasta no hacía mucho era jugador del club, con contrato profesiona­l. Pero las vueltas del fútbol lo tenían ahora con varias cajas de botines en las manos para venderles a sus excompañer­os.

“Las cosas del fútbol y de la vida son así. He vendido celulares y también botines. Cuando te toca jugar en el Federal o en el campo, tenés que rebuscárte­la. Me acuerdo de que fui al hotel a venderles a los chicos de Belgrano, y estaban (Jorge) Franceschi y (Armando) Pérez, que me miraban. Me hicieron algún chiste, como que se habían equivocado conmigo (risas). Pero, bueno, tocó remarla de esa manera”, cuenta Ocampo, hoy con 26 años.

Ezequiel ahora vive un momento mucho más dulce. Ascendió al Torneo Federal A con Racing de Nueva Italia y también consiguió con la Academia la clasificac­ión a la Fase Final de la Copa Argentina, donde enfrentará­n a San Lorenzo de Almagro (aún sin fecha definida).

Algo que le permite soñar con dar un salto en el fútbol, nuevamente. “En ese partido nos jugamos la vida”, dice.

Mientras tanto, desde hace un año tiene un local de ropa masculina, junto con amigos y familiares, en el corazón de Nueva Córdoba, en calle Rondeau, donde se lo puede ver atendiendo a los clientes.

“Yo soy medio caradura, y me fui haciendo. También me han sacado fotos modelando con la ropa para el Facebook del local. Los muchachos en el plantel me cargan, no sabés, me dicen ‘modelito’. Pero es una manera de poder equilibrar la balanza en casa. No tengo hijos, pero para la gran mayoría de los jugadores del Federal no es fácil y tenés que buscar otra salida económica”, asegura Ocampo, quien hizo inferiores en el Pirata, donde estuvo hasta los 23 años. Luego, pasaría por Las Palmas, Argentino Peñarol, San Jorge y este arribo a Racing, donde vienen “dulces”.

Al local suelen llegar muchos jugadores y la gente del ambiente, también desde el mundo del cuarteto. “Gusta mucho esta ropa, que es bien juvenil”, dice “Eze”. “Uno sueña y quiere seguir creciendo. Poder jugar en una B Nacional, en algún club grande del país. Y mi gran anhelo es poder comprarles un día una casita a mis viejos o llevarlos a un gran viaje. Ojalá el fútbol profesiona­l me lo permita”.

Así es jugar y trabajar

En el Torneo Federal B, un jugador promedio puede cobrar entre 15 y 20 mil pesos, en el mejor de los casos. En otros, los peores, los clubes pagan por partido jugado (desde mil pesos). Por esa razón, la mayoría de los futbolista­s intentan sumar ingresos con otros oficios.

El caso de Racing deja a los futbolista­s en una encrucijad­a. Es que tras conseguir al ascenso al Torneo Federal A (que comenzará tras el Mundial) el club tendrá que firmar, al menos, 10 contratos profesiona­les. Con eso sueñan estos jugadores, ya que podrán tener obra social y aportes, algo que no se consiguen en el Federal B y en el C. “Si te lesionás, te la debo. Tenés que hacerte cargo de todo vos”, resume Ocampo, quien vive en barrio Quebrada de Las Rosas, junto con sus padres Jorge (empleado municipal) y Rosa.

En otro punto de la ciudad, Maximilian­o Villa mete la mano entre los cables y acomoda un estéreo. “Ahí está de 10”, le dice uno de sus compañeros de Instalcor, una empresa de car audio y equipamien­to para vehículos donde “se gana el mango”. Villa es otro de los futbolista­s de este Racing bien obrero, de luchadores, que enfrentará a San Lorenzo. “Ya había trabajado antes en este lugar y, ahora, con el parate, hasta que arranque el Federal A no queda otra. Se complica mucho para todos. Por ahí la gente no sabe el esfuerzo que hacemos”, dice Villa, de 27 años.

“Maxi” es un lateral izquierdo de barrio Müller que arrancó en Juniors y luego saltó a Racing de Avellaneda, donde llegó a entrenar con la primera por tres meses. “Por una lesión y por esas cosas del fútbol, me volví”, dice. Jugó en Santamarin­a, de Tandil; Sportivo Belgrano, de San Francisco; Alumni, de Villa María, y Argentino Peñarol. Desde hace un año, está en la Academia, donde fue titular siempre. “Este partido con San Lorenzo es el sueño de nuestras vidas. Te puede dar la chance de saltar a una categoría superior si andás bien. Motiva mucho. Yo todavía no me resigno a dejar de soñar con jugar en Primera, de poder vivir del fútbol completame­nte. Esto es una oportunida­d para dar el salto”, señala.

Irse al campo, la opción

En este parate, algunos futbolista­s de Racing decidieron jugar en ligas del interior cordobés, como Leonardo “Cali” Rodríguez. Allí les ofrecen entre 4 y 5 mil pesos por partido. Pero se perderán la chance de jugar con San Lorenzo.

“Son decisiones de la vida y del fútbol. Yo estaba en el plantel profesiona­l de Instituto, me encapriché, rescindí contrato y creí que iba a conseguir club muy fácil. Así me fue, terminé jugando en la B de la Liga Cordobesa”, cuenta Alejandro “Buluca” Luna, volante central de la Academia, de 29 años, que tiene una despensa familiar en barrio Guiñazú.

CUANDO TE TOCA JUGAR EN EL FEDERAL O EN EL CAMPO, TENÉS QUE REBUSCÁRTE­LA. SI NO, NO TE ALCANZA.

Ezequiel Ocampo, delantero

CON ESTE PARATE, HASTA DESPUÉS DEL MUNDIAL, SE COMPLICA PARA TODOS. SE HACE UN ESFUERZO GRANDE.

“Maxi” Villa, lateral izquierdo

ESTO DE JUGAR CONTRA SAN LORENZO ES LA GRAN CHANCE DE MI VIDA. UN PARTIDO SOÑADO PARA TODOS.

Alejandro Luna, volante

LA COPA SIRVE PARA SEGUIR, PERO PARA LOS QUE TIENEN HIJOS SE HACE COMPLEJO LLEVAR ADELANTE UN HOGAR.

Lucas Navarro, defensor

Luna la remó desde la Liga Cordobesa, pasó por Atalaya y por Argentino Peñarol. Con la “Peña”, enfrentó a Racing en el Federal B, y decidieron llevarlo a Nueva Italia. Fue su chance de volver a soñar con ser profesiona­l, a los 29 años.

“Yo no me arrepiento con mi vida. Soy feliz, tengo mi señora y mi hijo. Pero todos me dicen que pude llegar a más con el fútbol. Creo que esto de jugar contra San Lorenzo es la gran chance de mi vida. Ojalá podamos hacer historia, otra vez”, señala. “Buluca” se turna con su mamá Gladys y su mujer Yanina para atender el maxikiosco, y allí vio el sorteo de Copa Argentina, mientras atendía a los clientes.

“Entraba un cliente y me pedía cargar la Red Bus. Entraba otro y me pedía una gaseosa. Y yo estaba con el televisor a fondo, el que tenemos en la parte de atrás del negocio, mirando el sorteo. Me estaba volviendo loco. Ya, al último, no quería atender a nadie. Uno por ahí piensa que quizá podría haber tocado un equipo no tan grande, para hacer un poco más nuestro juego. Pero esto es fútbol y es hermoso. Será el partido de nuestras vidas para todos nosotros. Con todos los compañeros tenemos un grupo de WhatsApp y decíamos todos lo mismo. Vamos a dejar la vida”, contaba Alejandro, el “5” de la Acadé.

“Yo lo tomo como un premio para todo este grupo”, dice, por su lado, Lucas Navarro, defensor de Racing, mientras hace un parate en la preparació­n física de dos pilotos de autos, un tarde soleada en el parque del Kempes. Navarro, además de jugar en la Academia, es preparador físico recibido y se gana la vida preparando deportista­s, como los pilotos Antonio Carrera y Mariano Preto. También tiene a cargo el equipo de fútbol “Graduados”, del torneo Pro.

“Nosotros queríamos un rival importante, uno de los grandes, y nos tocó San Lorenzo. Es muy motivante para un grupo de jugadores que somos luchadores del ascenso. Yo disfruto mucho de lo que hago, sea como jugador o como PF. Pero uno sueña con dar un salto en el fútbol y vivir plenamente de eso”, asegura Navarro, de 26 años, con inferiores en Instituto. También pasó por Belgrano (primera local), Juniors (en el Federal B), Argentino Peñarol y, desde 2016, en Racing. “Puedo acomodar mis horarios, pero para la mayoría de los chicos es muy difícil este parate. La Copa Argentina sirve para seguir. Pero para los que tienen hijos, se hace complejo llevar adelante un hogar”, se sincera Navarro. “Si pasamos a San Lorenzo, la otra llave sería antes del Mundial. Se hace difícil para un jugador no tener competenci­a oficial. Tenemos un grupo muy unido y nos vamos a animar a hacerle fuerza a San Lorenzo. ¿Por qué no podemos lograrlo?”, pregunta Lucas.

En estos meses sin competenci­a oficial y hasta que comience el próximo Federal A, los futbolista­s de Racing tienen un arreglo de palabra con el club para entrenar y jugar los cotejos de Copa. Muchos se quedaron por este sueño de jugar ante un grande y la promesa de “quedarse” con parte del cheque (la Copa paga 816 mil pesos al ganador de la llave de 32avos) si dan el batacazo. Luego, el impredecib­le fútbol dirá.

Mientras tanto, sueñan y laburan. Porque nada grande se consigue sin trabajo, y sin sueños.

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(MARTÍN BAEZ) Un delantero modelo. Ezequiel Ocampo, en su local de ropa, en Nueva Córdoba.
 ?? (JAVIER FERREYRA) ?? Un lateral con sonido. “Maxi” Villa trabaja en un taller de equipamien­to del automotor.
(JAVIER FERREYRA) Un lateral con sonido. “Maxi” Villa trabaja en un taller de equipamien­to del automotor.
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 ?? (JAVIER FERREYRA) ?? Un volante que te “atiende”. “Buluca” Luna, en su despensa de barrio Guiñazú.
(JAVIER FERREYRA) Un volante que te “atiende”. “Buluca” Luna, en su despensa de barrio Guiñazú.
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Un defensor que está bien preparado. Lucas Navarro, en el parque del Kempes, como PF.

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