La Voz del Interior

Testaferro­s en la mira Paula Martínez

- Paula Martínez Sello fiscal pmartinez@lavozdelin­terior.com.ar

Entre los numerosos cambios que incluyó el Gobierno nacional en su decreto llamado “de modernizac­ión”, hubo modificaci­ones que le otorgan al fisco más herramient­as para cobrar en casos de quiebra o evasión y que, en un principio, parecen pensadas para no dejar escapar algunos de los hechos que se cuestionan de los últimos años.

Se trata de la ampliación de la responsabi­lidad solidaria en el caso de que una empresa utilice un socio aparente para sus actos. Además de algunos casos conocidos de sindicalis­tas, empresario­s de medios o políticos que actúan a través de testaferro­s, no es de extrañar que las autoridade­s de Cambiemos hayan ido más allá, para abrir el paraguas y abarcar situacione­s que aún no salieron a la luz.

Los cambios también vienen de la mano con la necesidad de ponerse a tono con la legislació­n internacio­nal de transparen­cia o compliance (cumplimien­to) que se acaba de reglar en la Ley Penal Empresaria.

El decreto de necesidad y urgencia (DNU) 27/2018 deja explícito que está prohibida por ley la actuación del socio oculto y del socio aparente en una empresa. Esto implica que los actos que se realicen de esta manera son nulos o ilícitos, siempre y cuando un tercero involucrad­o lo pida judicialme­nte.

Pero lo más importante del DNU es que la responsabi­lidad solidaria, que antes era sólo del socio real (el que está oculto), ahora se extiende al testaferro, por lo que este responde con su patrimonio por todos los pasivos de la compañía, explica el especialis­ta en Derecho Societario Carlos Molina Sandoval.

Esto significa que cualquier tercero involucrad­o, afectado por una deuda o por un caso de evasión (como la Administra­ción Federal de Ingresos Públicos –Afip–, los bancos o los empleados), por ejemplo, podrá pedir la extensión de la quiebra al prestanomb­re y, así, tener otro lugar donde cobrar.

De esta manera, los acreedores tienen mayor incentivo para probar ante la Justicia una situación de simulación en la cual un empresario pone sus acciones a nombre de amigos, hijos, parientes o hasta desconocid­os.

“El testaferro es muy difícil de probar y lleva mucho tiempo, y sólo se justifica en casos de mucho patrimonio involucrad­o. En los últimos 40 años, no hay más de tres o cuatro casos de jurisprude­ncia. Esperemos que con esto se incremente­n”, dice el abogado.

Un punto pendiente es el instrument­o utilizado para modificar la ley. El DNU está vigente, salvo que se ataque su constituci­onalidad, aunque una ley hubiera sido más adecuada para evitar problemas legales, ya que la urgencia es dudosa en este caso.

EL DNU DE ENERO IMPIDE A LAS EMPRESAS UTILIZAR SOCIOS OCULTOS.

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