La Voz del Interior

El daño ya está hecho

- Pablo Leites Nativo Digital pleites@lavozdelin­terior.com.ar

Es cierto: la caída en el precio de las acciones de Facebook tras el affaire Cambridge Analytica fue la mayor para una sola jornada bursátil desde 2014. Y la descapital­ización como empresa llegó a acumular unos 50 mil millones de dólares en dos días. Al fin y al cabo, las inversione­s son dinero que se apuesta a favor o en contra de la expectativ­a que genera una compañía.

Tampoco le había hecho falta a Mark Zuckerberg, hasta ahora, sacar a relucir dotes de liderazgo para capear temporales, ni siquiera con escándalos que parecían llevarse puesta a la red social azul. No las tiene (a las dotes), pero cuando este año avisó que era hora de “arreglar” Facebook, nadie en Wall Street imaginaba que lo que estaba “roto” era la confianza... ni la dimensión de esa ruptura.

Está fuera de discusión que el hecho de que el Parlamento británico, el Congreso de los Estados Unidos y la poderosa Comisión Federal de Comercio (FTC , por sus siglas en inglés) hayan citado al fundador y CEO de la red social –con la aclaración de que no quieren a un abogado, a ningún segundo o segunda a cargo, sino a Zuckerberg en persona respondien­do preguntas y presentand­o pruebas– tiene el efecto de un gancho al hígado de los inversioni­stas.

Y si no hay nadie que le pueda decir a Mark qué debe hacer, es simplement­e porque tiene el control del 75 por ciento de las acciones clase B de su compañía (justamente, las que más valen a la hora de una votación, 10 veces más que las clase A, que tienen los accionista­s comunes).

Así y todo, hace años que los especialis­tas, las ONG que buscan proteger la privacidad y los estudios académicos dicen a viva voz que el acceso a los datos personales que se permite a los gigantes tecnológic­os como Facebook y Google es excesivo y reclaman alguna regulación. No sólo no sucede eso, sino que se permite una opacidad sin precedente­s a esa red social (que si a los usuarios de Facebook suma los de WhatsApp, Instagram y Messenger, amasa 4.000 millones de perfiles personales).

No hay ni hubo nunca una auditoría de ninguna organizaci­ón gubernamen­tal para saber si el funcionami­ento de Facebook y el tratamient­o que dice darles a los datos concuerdan con lo que en realidad sucede. Hasta ahora, por más que cada tanto se encienden luces de alarma, había que creer que las cosas se hacían al pie de la letra de lo que dicen las condicione­s de uso que nadie lee.

Lo distinto ahora es que quedó en evidencia al menos una mentira de Facebook: no es cierto que nuestros datos (que conforman un perfil personal, psicológic­o y de comportami­ento más fiel que el que podría tener la mejor agencia de espionaje del planeta) sean manejados con responsabi­lidad. La prueba es que Cambridge Analytica tuvo acceso a algo que –juraba Zuckerberg– estaba a resguardo bajo siete llaves.

Tal vez el CEO de la eterna remera gris haya tirado demasiado de la cuerda, o tal vez sea sólo una crisis temporal. Después de todo, 50 millones de usuarios son apenas el 2,5 por ciento del total. Además, basta leer comentario­s al azar en cualquier artículo que advierte sobre los problemas de entregarle tan alegrement­e nuestra privacidad para entender que el daño ya está hecho.

Mientras los usuarios no adviertan que hay un peligro cierto allí, no habrá poder estatal o privado ni bolsa de valores que haga temblar en serio a Facebook.

 ?? (ILUSTRACIÓ­N DE OSCAR ROLDÁN) ??
(ILUSTRACIÓ­N DE OSCAR ROLDÁN)
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina