La Voz del Interior

Laboratori­os se niegan a venderle con descuentos a la Nación

La cámara que agrupa a los fabricante­s se niega a venderle al Estado con descuentos. Pese a la disputa, en la administra­ción macrista afirman que no habrá faltante de medicament­os.

- Javier Álvarez Correspons­alía Buenos Aires

La dura batalla económica que el Gobierno y los laboratori­os están llevando adelante registró un episodio de máxima tensión ayer, cuando un sector de las empresas rechazó venderle medicament­os al Estado con descuentos.

La gestión de Mauricio Macri está negociando desde hace un mes para torcerles el brazo a los poderosos laboratori­os que les proveen de medicament­os al Pami y al Ministerio de Salud: pretende imponer “precios de referencia”, lo que reduciría el gasto presupuest­ario en hasta seis mil millones de pesos anuales.

Ayer, la Cámara Industrial de Laboratori­os Farmacéuti­cos Argentinos (Cilfa) le informó al Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionado­s (INSSJP) que no acepta la renovación del contrato para la provisión de medicament­os al Pami, la obra social de los jubilados y pensionado­s, en los términos que pretende el Gobierno.

¿Cuáles son esos términos? El plan oficial tiene sencillame­nte dos objetivos: que bajen los precios de los remedios que consumen los jubilados y cambiar la manera de compra por parte del Pami y de otros organismos estatales a las compañías.

El actual convenio de abasteci- miento de medicament­os vence el

31 de marzo, y si para esa fecha no hay acuerdo, se firmará una prórroga por un mes. En la administra­ción central descartan que el 1° de abril los jubilados vayan a quedarse sin remedios. Los laboratori­os, en tanto, ya sostienen que quieren extender el actual convenio hasta el 31 de diciembre de

2019.

En el Gobierno estiman que la próxima semana o la siguiente habrá acuerdo y desdramati­zan la situación. “Esto pasa todos los años y son los laboratori­os los que operan en la prensa para plantear escenarios de catástrofe y así presionar más”, explican en Cambiemos.

Después de chequear que efectivame­nte la canasta de medicament­os de los jubilados subió un

95 por ciento acumulado entre julio de 2015 y diciembre de 2017, más que la inflación promedio, el Gobierno busca también imponer un techo a los incremento­s que aplican los laboratori­os.

“Es mucha plata en juego, son entre cinco mil y seis mil millones de pesos al año que dejarían de salir de las arcas públicas sin desatender la cobertura de todos los jubilados”, le dijo a La Voz una alta fuente de la administra­ción Macri.

Cilfa dijo ayer que los laboratori­os están dispuestos a hacer un “esfuerzo económico adicional” a fin de contribuir a mejorar la situación financiera y económica del INSSJP, como así también a contribuir a disminuir el gasto en medicament­os de los afiliados al INSSJP, pero aclaró que no aceptará los “precios máximos”.

Tras analizar números de 2016 y de 2017, el Gobierno tiene una certeza: muchos medicament­os están sobrefactu­rados, es decir, tienen precios que no se condicen con los valores registrado­s por las mismas drogas en países de la región, de Europa o los Estados Unidos.

Por ello, el Poder Ejecutivo decidió cambiar el modelo de compra de los remedios: se armó una enorme grilla de precios estimados sobre los valores reales de las drogas y la pone arriba de la mesa cada vez que el Pami tiene que negociar un contrato.

Esa negociació­n es cara a cara: de un lado de la mesa, los gerentes de los laboratori­os; del otro, uno de los vicejefes de Gabinete, Gustavo Lopetegui, y el titular del Pami, Sergio Cassinotti.

Antes, durante el kirchneris­mo y en los dos primeros años de gestión de Cambiemos, el Estado negociaba con las cámaras de laboratori­os Cilfa y Cooperala (nacionales) y Caeme (extranjero­s). Pero eso cambió.

Macri ordenó a Lopetegui y a Cassinotti enfrenar a los laboratori­os de modo particular. Como son más de 200, negocian con los más grandes, y una vez que los quiebren, a los más chicos no les quedará otra que encolumnar­se.

Es que el Pami compra el 40 por ciento de los medicament­os que se comerciali­zan en la Argentina. Incluso, en las cámaras reconocen que si no fuera por ese organismo público, más de 50 firmas deberían cerrar sus puertas.

Los laboratori­os aceptan la nueva forma de negociar los contratos, pero señalan que en la Argentina los costos de producción son más elevados que en Brasil, en México, en Estados Unidos o en Europa.

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(LA VOZ / ARCHIVO) $ 6 mil millones. Es el ahorro anual que pretende el Estado.

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