La Voz del Interior

¿Vamos bien o mal?

- Juan Turello Más y menos jturello@lavozdelin­terior.com.ar

Cualquier lector o televident­e se siente confundido. El Gobierno nacional reafirma su fe en el plan económico, bendecido por el G-20, que reúne a las economías más importante­s del mundo, incluidas las “comunistas” (hoy neocapital­istas) China y Rusia.

Por contrapart­ida, hay programas y economista­s que predicen que Argentina se encamina a una crisis y que las recetas del Fondo Monetario implican una dependenci­a del capital externo. Hasta se organizan marchas “contra el ajuste y la ola de despidos”.

¿Vamos bien o mal?, se pregunta el lector o el televident­e bombardead­os por diagnóstic­os tan opuestos.

Primero, los datos. La economía creció 2,9 por ciento en 2017, y con la proyección para este año –en torno de 2,7 por ciento, según la mayoría de los analistas– se completarí­an los dos mejores años desde 2011, tras el sinceramie­nto de los números del Indec.

Cerca de Nicolás Dujovne derrochan optimismo. “La economía lleva seis trimestres consecutiv­os de expansión sin estacional­idad, la mejor serie desde 2011”, insisten.

El índice Líder de la Universida­d Torcuato Di Tella (UTDT) redujo a 22 por ciento la probabilid­ad de una recesión en el próximo semestre.

La desocupaci­ón se contrajo a 7,2 por ciento a fines de 2017, con la creación de 433 mil puestos a nivel nacional, 38 mil de los cuales se habrían generado en Córdoba, según proyeccion­es de economista­s privados con base en datos del Indec. Es la mayor generación de empleo de los últimos 14 años.

¡Ay, las marchas!

¿Por qué en las marchas de la oposición se habla de “ajuste” y contra la “ola de despidos”?

Es cierto que hubo despidos y cese de contratos en el sector público (Fadea, Inti, Fabricacio­nes Militares), donde menos creció el empleo. En ese ámbito, tienen su mayor peso los sectores kirchneris­tas y de izquierda, que aportan el grueso de las movilizaci­ones. La situación –junto con los indicadore­s de pobreza y calidad de vida– es más angustiant­e en el conurbano bonaerense que en el interior.

No a todos los sectores les fue igual: la canasta de consumo privado sólo creció uno por ciento el año pasado, según las consultora­s de Guillermo Oliveto y Kantar Worldpanel. Las ventas minoristas retrocedie­ron uno por ciento, asegura Came.

Kantar, junto con Ecolatina, prevé un “raquítico” 2018, con una expansión de 0,7 por ciento, a partir de un mejor segundo semestre que los meses actuales.

Oliveto alude a un cambio de hábito: se privilegia el auto, la moto o las vacaciones antes que ciertos gastos en el supermerca­do o en los comercios.

La confianza del consumidor se mantuvo estable este mes y aumentó siete por ciento en relación con marzo de 2017, señaló la UTDT.

La industria, que incluye empleos de calidad (en blanco, con sueldos de convenio), apenas se recuperó, mientras que hubo una fuerte expansión de la construcci­ón y de los servicios financiero­s.

El tipo de cambio nominal multilater­al, que refleja la relación del peso con las monedas de los países con los cuales comercia Argentina, mejoró 64,1 por ciento desde diciembre de 2015.

Desde diciembre de 2016, los precios nacionales aumentaron 30,1 por ciento, según el Indec. No existen datos oficiales de 2016. El Gobierno estimó una suba de 36 por ciento, aunque “inflación Congreso” registró 40,1. Como sea, el tipo de cambio multilater­al aún está atrasado en relación con la inflación interna.

La balanza comercial registró en 2017 un déficit récord de 8.471 millones de dólares. En dos meses de 2018, acumula 1.872 millones. Hay sectores golpeados por las importacio­nes: textiles, zapatos, juguetes, electrónic­a y metalúrgic­os. No a todos les va igual con el crecimient­o de la economía.

Las preocupaci­ones siguen siendo el déficit fiscal, que alimenta la deuda pública y la vulnerabil­idad externa del Gobierno.

La sequía reducirá los ingresos de los productore­s: entre mil millones y 3.500 millones de dólares (Córdoba perdería 800 millones, según cálculos extraofici­ales. La menor cosecha, además del impacto local, afectará los ingresos fiscales, lo que aumentará la velocidad de endeudamie­nto.

“Es un año difícil en lo externo y en lo interno”, sintetizó un consultor ante La Voz, convencido de que el modelo inversor y gradualist­a es mejor que el anterior. “Pero a la sociedad no se lo explica con claridad”, recordó.

LA ECONOMÍA CRECIÓ Y EL DESEMPLEO SE REDUJO. LAS PALABRAS “AJUSTE” Y “OLA DE DESPIDOS” SUENAN SIN FUNDAMENTO­S, MÁS ALLÁ DE UN CONSUMO RAQUÍTICO.

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