La Voz del Interior

El rol de dos jubilados en el trágico tiroteo

Una mujer y su hermano, acusados de haber brindado informació­n esencial a la banda. A ella ayer le dieron la prisión domiciliar­ia. Cuáles son las pruebas que los compromete­n.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Desde ayer permanece con prisión domiciliar­ia Teresa Mitre, la mujer de 69 años que trabajaba como empleada doméstica en los departamen­tos de Guido Romagnoli (32) donde el pasado 16 de febrero se produjo el asalto, que derivó en una trágica balacera en pleno Nueva Córdoba.

El fiscal de Distrito 1 Turno 4, Rubén Caro, hizo lugar al planteo de los defensores oficiales de la mujer y atento a condicione­s de salud y la edad de la imputada ordenó que dejara la cárcel de mujeres en Bouwer, para que pase a cumplir prisión domiciliar­ia.

En paralelo, continúa preso en la cárcel el hermano de Teresa, Miguel Ángel Mitre (65), sobre el que pesa similar imputación: partícipe necesario de robo calificado.

Ambos tienen una relación de parentesco, son tíos abuelos de Diego Tremarchi (32), el único de los delincuent­es que fue atrapado con vida tras el feroz tiroteo, que se desató en la vereda del edificio ubicado en Rondeau 84.

En medio de diferentes intercambi­os de disparos murieron el policía Franco Ferraro (29) y los delincuent­es Ricardo Serravalle (54) y Rolando Hidalgo (62).

Otros dos de los ladrones, Ariel Eduardo Gramajo (45) y Ariel Rodríguez Murúa (43), permanecen prófugos desde entonces.

El lunes último, el fiscal Caro endureció las imputacion­es contra Tremarchi, Gramajo y Rodríguez Murúa, ya que los acusó de homicidio criminis causae, lo que implica matar para lograr la impunidad por el robo, agravado también por el uso de arma y por ser la víctima miembro de la fuerza policial. Esta figura penal supone una eventual condena a prisión perpetua.

Según surge de distintas fuentes vinculadas a la investigac­ión, los hermanos Mitre son tíos abuelos de Tremarchi, quien el día del trágico asalto habría actuado como “campana” (no subió al edificio, sino que se quedó en la vereda).

De acuerdo a los teléfonos celulares “bolseros” (se compraron para ser utilizados sólo el día del atraco) que se hallaron en la escena del crimen, Miguel Mitre se habría comunicado con algunos de los delincuent­es en el mismo horario en el que ocurrió el asalto, que tuvo como epicentro los departamen­tos 7A y 8A, que están conectados de manera interna.

En tanto, las sospechas sobre Teresa surgen por el acabado conocimien­to que tenían los ladrones del edificio, sobre la ubicación de las cámaras y en cuanto a los departamen­tos de Romagnoli.

La noche del robo, la banda ingresó con llaves tanto a la planta baja como al departamen­to, por lo que de inmediato los investigad­ores comenzaron a trabajar en la pista de un “entregador”.

Todavía hay dudas sobre si la mujer efectivame­nte dio datos sensibles del lugar a la banda, conociendo que iban a robar así, o si fueron su hermano y su sobrinonie­to quienes le sacaron algunas claves sin que ella se diera cuenta de lo que estaban planeando.

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(POLICÍA) Captura. Teresa había sido apresada cinco días después del asalto.

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