La Voz del Interior

En un año, un museo reemplazar­áalcentro cultural frustrado

La UNC decidió revaloriza­r el sitio arqueológi­co en la Manzana Jesuítica. Preservará muros y sótanos de valor histórico.

- Juan Pablo Carranza jpcarranza@lavozdelin­terior.com.ar

En marzo de 2008, la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC) daba el primer paso para la construcci­ón de lo que sería la joya de los 400 Años: un centro cultural en pleno Centro, con oficinas modernas y un gran auditorio. Pero la obra tomó otro rumbo. Los restos arqueológi­cos encontrado­s durante la excavación y los problemas con la empresa constructo­ra paralizaro­n la construcci­ón. Ahora, la UNC pone el acento en resguardar el patrimonio jesuítico, y su objetivo es exhibirlo para el Congreso de la Lengua el año entrante.

El sitio arqueológi­co frente al Monserrat es parte de la Manzana Jesuítica. Allí funcionaba­n las dependenci­as de servicio del colegio: el comedor, la panadería, la carnicería y otras factorías. La Universida­d, juntamente con la Provincia y con la aprobación permanente de la Comisión Nacional de Monumentos, está trabajando en la preservaci­ón de los muros y de las estructura­s que datan el siglo XVIII .

Mientras tanto, espera el visado final para poner en marcha una propuesta integral de recupera- ción y conservaci­ón que incluye un museo de sitio.

“El proyecto de investigac­ión va en paralelo con la puesta en valor del edificio. Concretar un museo de sitio donde alumnos de Antropolog­ía puedan, además, venir hacer sus prácticas”, señaló María del Carmen Fernández, subsecreta­ria de Planificac­ión de la UNC y coordinado­ra del equipo interdisci­plinario que interviene minuciosam­ente el lugar.

Administra­r un registro tan sensible por su antigüedad es complejo. En la tarea participan arquitecto­s e ingenieros, que se ocupan de la estructura; historiado­res, que se dedican del parte arqueológi­ca, y hasta ingenieros agrónomos y biólogos, que deben evitar que la flora brote entre los muros.

La riqueza del lugar no sólo radica en la antigüedad de los muros y sótanos, sino también en la convivenci­a con los estilos y períodos arquitectó­nicos que intervinie­ron en la zona. “Trabajamos para que se puedan visualizar los distintos períodos de la historia, los materiales y la tecnología que usaban en el siglo XVII y a fines del siglo XIX”, explicó Fernández Saiz.

La Manzana Jesuítica fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 y cualquier intervenci­ón requiere un largo proceso de habilitaci­ones y de consultas a la Comisión Nacional de Monumentos Históricos.

Antes de la apertura de la calle Duarte Quirós y de la remodelaci­ón del Monserrat en 1927, esta estructura estaba anexada al colegio. Los claustros se conectaban a través de un patio y tenían sótanos que atravesaba­n toda la edificació­n, de acuerdo con lo que detectó el georradar de la UNC.

En esa esquina, funcionaro­n varias dependenci­as de la Universida­d: el playón deportivo del colegio Monserrat, la sede céntrica del Comedor Universita­rio y el edificio del Instituto Tecnológic­o Universita­rio (ITU), que fue parcialmen­te demolido, junto con una segunda planta jesuítica.

Una década en zigzag

En marzo de 2008 comenzaron los estudios para ver la factibilid­ad del proyecto del centro cultural. Ese mismo año –según el informe que elaboró la UNC– los investigad­ores del Museo de Antropolog­ía identifica­ron restos de ruinas jesuíticas, pero el proyecto continuó. Por aquellos años se esperaba que el centro estaría listo para el Cuarto Centenario de la UNC, y la obra terminó valuada en 18 millones de pesos. En un principio, fueron 13,2 millones de pesos, pero las modificaci­ones del proyecto y las necesidade­s de preservar los restos arqueológi­cos elevaron el precio final de la obra.

Entre diciembre de 2010 y febrero de 2011, se aprobó el proyecto y comenzó su licitación, que fue adjudicada en marzo de ese año a la Empresa Ceres SRL. El contrato establecía una construcci­ón de 2.700 metros cuadrados. Finalmente, se llevó a 4.000 metros. El 21 de marzo del 2011 comenzó la obra luego de un permiso de demolición por parte de la Municipali­dad de los edificios que daban a la calle.

Pero, en agosto de ese año, por orden de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos, se paralizó la obra con el fin de que el proyecto fuera evaluado por el Instituto Nacional y por la Unesco, en razón de que la obra se encuentra en área de influencia de la Manzana Jesuítica.

A la obra se le incorporar­on algunas modificaci­ones como forma de preservar el registro arqueológi­co de los jesuitas. Para ello se contrató de manera directa a un equipo, y la obra se llamó “Centro Cultural - Parte B”. Pero los trabajos no se reanudaron; y en 2016, el contrato fue rescindido por ambas partes.

En 2017 se designó a Fernández Saiz para coordinar un equipo interdisci­plinario para la puesta en valor del sitio.

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(RAIMUNDO VIÑUELAS) Excavacion­es. En la zona donde se iba a levantar la obra de la UNC, trabajan los arqueólogo­s.
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Techos de época. Las vigas y el entablonad­o están a la vista.

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