Un sector invisible que sigue a la intemperie
En nuestro Primer plano de hoy nos propusimos indagar en un tema incómodo, difícil, complejo, complicado: el de la prostitución en Córdoba. Se cumplen seis años desde la sanción de la ley 10.060, que prohibió en todo el ámbito de la provincia el funcionamiento de prostíbulos y whiskerías, buscando terminar con la trata de personas. Y el tiempo transcurrido desde entonces nos permite revelar que, con otras formas y nuevas estrategias, el problema de la explotación sigue presente.
Un problema que involucra a uno de los sectores más invisibilizados de nuestra sociedad, el de las trabajadoras sexuales que –tanto antes como ahora– siguen padeciendo no sólo el estigma y la discriminación, sino las consecuencias concretas de ejercer una actividad absolutamente expuesta a los peores riesgos y designios de la marginalidad: la inseguridad, la violencia, las drogas.
Las propias mujeres cuentan cómo cambió su trabajo y, sobre todo, el negocio que otros (fundamentalmente hombres) hacen con ellas y con sus cuerpos. No existe ya el prostíbulo, que fue reemplazado por la página web, pero, por detrás de esa puerta virtual, el sistema continúa reproduciendo un modelo de explotación que tiene a estas mujeres como protagonistas y como víctimas. Todoalmismo tiempo y bajo la mirada, muchas
NO SE SABE CUÁNTAS PERSONAS EJERCEN LA PROSTITUCIÓN. PERO ALLÍ ESTÁN, SOBREVIVIENDO DE ALGO QUE LA MAYORÍA NUNCA ELIGIÓ.
veces hipócrita e indiferente, de una sociedad que hace como que no ve. O que no quiere ver.
En otros casos, las calles volvieron a ser el incierto espacio de trabajo de muchas de estas mujeres, intemperie a la que fueron arrojadas por una ley que poco se preocupó por su destino una vez que el foquito rojo del zaguán del prostíbulo se apagó por la fuerza. Afuera no sólo hace frío o calor. También hay peligros para cualquier mujer sola. Hagaloquehaga.
No se sabe a ciencia cierta cuántas personas ejercen la prostitución en Córdoba. Pero allí están, sobreviviendo de algo que la mayoría nunca eligió. Comenzar a conocerlas –saber cómo viven, sienten y trabajan– podrá permitir que, alguna vez, podamos ayudarlas.