La Voz del Interior

Condenaron a dos secuestrad­ores y al tío que entregó a la víctima

Los autores eran oriundos de Buenos Aires y se llevaron por la fuerza a un joven gitano para que la familia pagara una deuda. Además, la investigac­ión llegó a un familiar directo que estuvo en contacto con los captores.

- Miguel Durán Especial

Edith Mónica del Villar quedó aterroriza­da al escuchar a su interlocut­or: “Se quedaron con la chata blanca, ustedes son unos buitres, ahora van a tener que pagar si lo quieren de nuevo vivo”.

Un par de horas antes, más precisamen­te a las 16 del 6 de julio de 2016, dos pistoleros, Matías Lucas Ibarra y Rodrigo Hernán Alfonso, estacionar­on un Toyota blanco con vidrios polarizado­s frente a la casa ubicada en Quevedo 1706 de barrio Nueva Italia, en la ciudad de Córdoba.

En segundos irrumpiero­n y se llevaron a un joven gitano, Fabián Ivanovich, esposo de la mujer que empezó a recibir llamadas de los secuestrad­ores. La víctima sufrió un tremendo culatazo en la cabeza, se la taparon con una campera negra, le precintaro­n las manos hacia atrás y lo llevaron a un descampado.

A partir de las 17 se iniciaron las negociacio­nes con la esposa del rehén. Los captores reclamaron la friolera de cinco millones de pesos.

Ivanovich pertenece a una familia de origen gitano que tenía “negocios” con Ibarra y con Alfonso, oriundos de la provincia de Buenos Aires y con antecedent­es por piratería del asfalto, según quedó asentado en el expediente judicial.

En el transcurso del juicio que se ventiló en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal N° 1, presidido por José Fabián Asís e integrado además por Jaime Díaz Gavier y Julián Falcucci, fueron juzgados Ibarra, Alfonso y un “traidor” de la familia del secuestrad­o, su tío Gustavo Elías Milanovich.

Este individuo se comunicaba con los hombres que se llevaron a su sobrino y les indicaba los movimiento­s de la esposa y allegados que estaban juntando el dinero del rescate.

El “infiltrado” estaba al lado de sus parientes para corroborar que todo “marchaba bien y no se había denunciado el hecho ante la Policía”.

A las 0 del día 7 las negociacio­nes continuaba­n. El muchacho con la cabeza cubierta y las manos inmoviliza­das con precintos era trasladado a distintos lugares.

Finalmente llegaron a un acuerdo y Gustavo González fue el encargado de pagar el rescate. Siguiendo instruccio­nes de los delincuent­es bonaerense­s, el hombre con la bolsa del dinero debió ir a la ruta 20 y después hasta el aeropuerto y finalmente arrojar el “paquete” en un canal de desagüe ubicado en la Circunvala­ción, próximo al puente Rancagua.

Ivanovich fue abandonado en una zona precaria ubicada entre los barrios Parque Liceo 2ª Sección y 3ª Sección.

Al denunciar el secuestro, los parientes de la víctima dijeron que habían entregado 100 mil pesos y joyas, pero, durante el juicio oral, Edith Mónica del Villar terminó confesando que, en realidad, se habían pagado 800 mil pesos de rescate.

“Negocios” con ladrones

Los distintos integrante­s de las familias gitanas afectadas por el secuestro y que reunieron esa importante suma de dinero en pocas horas declararon que ellos compraban “camiones chocados” a Ibarra y a Alfonso.

Sin embargo, en los fundamento­s del fallo que se conocieron el viernes último, se pone en duda lo que afirmaron los gitanos que desfilaron en las distintas audiencias.

Una cuestión medular para los jueces fue la llamada inicial, de donde se desprende que los delincuent­es de Buenos Aires reclamaban que no les habían pagado una camioneta blanca. Sostienen que por alguna causa existieron circunstan­cias de otras caracterís­ticas que por alguna razón los testigos “no podían dar”. Entiéndase: no podían autoincrim­inarse.

Como dato anecdótico, la última llamada telefónica que recibieron los secuestrad­ores fue del “entregador” Gustavo Elías Milanovich. “Ya cobraron el rescate, ¿no? Tenemos que juntarnos para repartirno­s

DURANTE EL JUICIO SE COMPROBÓ QUE LA FAMILIA HABÍA PAGADO BASTANTE MÁS DINERO QUE LO DECLARADO EN UN PRINCIPIO.

la plata”.

En los alegatos, el fiscal Carlos Casas Nóblegas reclamó 11 años de cárcel para los secuestrad­ores.

El tribunal terminó por cambiar la carátula de secuestro extorsivo calificado por “privación ilegítima de la libertad, agravada por el número de intervinie­ntes”, en razón de que se llevaron por la fuerza a Ivanovich para poder cobrar una deuda.

Por unanimidad, Ibarra y Alfonso fueron condenados a 10 años de prisión. Teniendo en cuenta que Alfonso tenía una pena en suspenso de tres años de prisión, desde 2014, se le unificaron las condenas en la pena única de 10 años y seis meses. Al “entregador” Milanovich le impusieron cinco años de prisión. Los tres imputados terminaron con penas.

Menos de dos años después, los tres acusados llegaron a ser juzgados en el Tribunal Oral Federal N° 2 de la ciudad de Córdoba. Matías Ibarra y Rodrigo Alfonso, ambos oriundos de la provincia de Buenos Aires, terminaron condenados por el delito de “privación ilegítima de la libertad, agravada por el número de intervinie­ntes”. En tanto, a Gustavo Milanovich también se lo encontró culpable del mismo delito, aunque le dieron una pena menor.

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(POLICÍA DE CÓRDOBA) Arma. En los allanamien­tos en los que fueron detenidos los dos autores del secuestro, se halló una pistola nueve milímetros.
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Auto. En la causa fue incautado un Volkswagen Bora que los delincuent­es habrían utilizado para secuestrar.

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