La Voz del Interior

El temor de Mariela al crédito UVA

- Laura González En primera persona lgonzalez@lavozdelin­terior.com.ar

“Me salió el crédito del Banco Nación UVA y tengo amigos contadores que me dicen que no me meta. Pero otros me dicen que sí, que no habrá otra oportunida­d. Es a 30 años, así que me da mucho miedo”, dice Mariela. Vive con su hijo de 13 y alquila en barrio Urca, en el noroeste de la ciudad de Córdoba, por 11 mil pesos mensuales, aunque desde el mes que viene le suben a 13 mil.

“Pago un alquiler que me va aumentando siempre, y estoy poniendo plata en algo que no es mío”, dice, dudosa.

Leyó un informe del economista Cristhian Buteler, quien advierte que quien tomó un préstamo UVA en marzo de 2016 paga hoy la misma cuota que quien para esa misma fecha tomó un crédito de ajuste tradiciona­l.

Buteler sostiene que quien tomó un préstamo de 1,2 millones de pesos bajo el sistema UVA empezó pagando una cuota de 7.915 pesos en abril de 2016 y hoy está pagando 12.428 pesos, dado el aumento en la cotización de la unidad de valor adquisitiv­o en estos dos años.

En cambio, si hubiese tomado el crédito del Nación que ajusta mediante el sistema francés tradiciona­l, la cuota inicial hubiera sido de 12.435 pesos y hoy se mantendría en el mismo valor .

Si bien la convenienc­ia aparece para quien empezó pagando menos y “ganó” estos dos años, el temor es que la cuota se siga acelerando, cuando con el sistema tradiciona­l no lo haría.

Hay varias cosas que ese informe no dice. La primera, y más evidente, es que la línea tradiciona­l del Banco Nación tiene sólo tres años de tasa fija; los otros 17 años son variables. Por ende, la “plancha” de la cuota en 12 mil pesos duraría apenas un año más, hasta marzo de 2019.

En efecto, la línea Tu Casa del Nación a 20 años establece que desde la cuota 37 se aplica Badlar más 250 puntos básicos. Al valor de hoy, es 24,5 por ciento, bastante más alta incluso que la inflación que calcula el mercado para este año. Es probable que en 2019 las tasas bajen, pero la tasa variable aparece tan riesgosa como la inflación que sigue la UVA.

Lo segundo que no dice el análisis de Buteler es que la puerta para entrar a esta línea del Nación es extremadam­ente chica; es decir, se pide demostrar salarios muy altos para lograr 1,2 millones de pesos.

Por ejemplo: para conseguir hoy 1,2 millones de pesos hay que demostrarl­e al banco ingresos por 58.677 pesos y pagar una cuota (afectando el 30 por ciento) de 17.603 pesos. En cambio, para pedir 1,2 millones de pesos con el sistema UVA hay que demostrar ingresos por 33.030 pesos y afrontar una cuota de 8.255 pesos, menos de la mitad que en el sistema anterior.

No es menor que las condicione­s de ingreso sean menos duras, porque permiten que miles de familias ingresen al mercado del crédito hipotecari­o. Discutir las ventajas de algo casi inaccesibl­e no tiene mucho sentido.

El tercer punto que objetan los críticos del sistema es el crecimient­o, en pesos, del capital adeudado. Así Buteler señala que el monto original de 1,2 millones que se pidió bajo el sistema UVA hoy representa 1,52 millones, mientras que con el sistema tradiciona­l el capital adeudado bajó de un millón a 978.854 pesos. Es decir que los primeros vieron aumentar su deuda, aun pagando, cuando en el otro sistema eso no pasa.

El problema está en pasar a pesos el sistema UVA. Lo que debe el tomador del crédito son UVA, que en marzo de 2016 valían 14,05 pesos y hoy están en 22,88: 63 por ciento más.

El hecho de que aumente el capital no es otra cosa que la demostraci­ón tangible de que el peso argentino vale cada vez menos.

El deudor paga todos los meses una porción de UVA y, en cantidad de UVA, debe cada vez menos. Si lo pasamos a pesos sí debe más, pero hay que pasar a pesos también el salario actualizad­o, y ahí la ecuación se empareja.

No es viable el mercado hipotecari­o si la inflación no cede. Hay dificultad­es para que eso suceda, al menos a la velocidad que prometió el Gobierno.

Por eso, quien está hoy en la disyuntiva que tiene Mariela debe mirar dos cosas: una, qué chances tiene de perder su empleo y bajó qué parámetros se le actualizan sus ingresos; otra, a qué ritmo se le actualiza el alquiler de su casa.

El trabajador estable, protegido por convenios que siguen la inflación (habrá años que le ganan, otros que no), no debería temer por las UVA, porque en el largo plazo marchan a ritmo similar y siempre tendrá que destinar alrededor del 25 por ciento de su salario a pagar la cuota.

Y si además tiene un historial de ajustes sostenidos en el alquiler, es razonable tomar cierto riesgo para empezar a pagar por algo propio.

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(LA VOZ) Ajuste. El mercado hipotecari­o no es viable si no cede la inflación.
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