La Voz del Interior

Una emboscada, la pista por el trágico asalto al camionero

La hipótesis surge de acuerdo con los antecedent­es de los sospechoso­s. Un joven de 18 años fue capturado, y buscan a otro. Los delincuent­es le dispararon varias veces con una pistola nueve milímetros y se llevaron poco menos de 100 mil pesos, según se pr

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Martín Neyra tenía 48 años, una esposa y dos pequeñas hijas. Recién el domingo, alguien juntó fuerzas en la casa familiar de la localidad de Crespo, Entre Ríos, y le contó a la más grande, de sólo 5 años, que su papá había muerto.

No hizo falta ingresar en mayores detalles. A Martín lo asesinaron a balazos el jueves pasado a la noche en uno de los ingresos de la ciudad de Córdoba.

Aquel día, cerca de las 21.30, el hombre iba en un camión repleto de huevos. Se trataba de su última ambición laboral, luego de retirarse años atrás de una empresa de servicios. Por su cuenta, viajaba en el rodado con acoplado cargado de un lado a otro del país. Esta vez, le había tocado Córdoba.

El jueves, desde temprano, había ido dejando varias cargas en diferentes puntos de la ciudad. Al distribuir­las, las iba cobrando en efectivo. Ya de noche, le tocaba ir a Malagueño y a Villa Carlos Paz. Pero jamás llegó.

El fiscal Ernesto de Aragón y el grupo de investigad­ores de la división Robos y Hurtos de la Policía aún no logran precisar qué lo hizo detenerse allí, a un costado de la avenida Gobernador José Antonio Ceballos (ex Revolución Libertador­a, continuida­d de Cárcano), a metros del cruce con la avenida Fuerza Aérea.

O sea, a menos de cinco minutos del peaje de la autopista CórdobaVil­la Carlos Paz.

El camión quedó estacionad­o de manera prolija en la banquina, sin ningún signo de violencia. Por eso, se cree que pudo ser una llamada telefónica o la necesidad de comer algo lo que hizo que Martín frenara en ese lugar.

Pero que no se trató de un encierro de tránsito premeditad­o o de un piedrazo que lo obligó a apretar el freno de manera imprevista.

En ese punto, son sólo conjeturas.

Lo concreto es que en ese sector de la geografía cordobesa, Martín fue abordado por al menos dos ladrones, que lograron que abriera la puerta de la cabina, donde le dispararon con una pistola calibre nueve milímetros desde muy corta distancia.

Sufrió al menos cinco impactos que, horas después, desencaden­aron su muerte en el hospital Misericord­ia.

La pista del dinero

Los ladrones tomaron el dinero que vieron y escaparon corriendo.

En medio de la oscuridad, no divisaron un bolso con 150 mil pesos en efectivo y cheques por el valor de otros 12 mil pesos.

Por eso, al principio hubo dudas sobre el real móvil del crimen.

Pero para los pesquisas no fue dificultos­o rastrear que, en realidad, en la cabina había más dinero que los ladrones sí se llevaron. Es que al entrevista­r a los clientes de Martín en Córdoba, comprobaro­n que el camionero iba con más efectivo encima.

Se especula que los asaltantes se llevaron poco menos de 100 mil pesos en efectivo.

Con esta hipótesis, comenzaron a indagar en la zona. Hasta que el lunes, los investigad­ores llegaron a barrio San Alberto, aledaño a Villa Unión, bien cerca de donde ocurrió el crimen, y detuvieron a un joven de 18 años, al que se le secuestró una importante suma de dinero.

Él, al igual que otro muchacho hoy prófugo y que desapareci­ó de los lugares que solía frecuentar, tiene antecedent­es penales por robo, según apuntó ayer el fiscal a cargo del caso.

El arma con la que mataron a Neyra aún no fue localizada.

La modalidad que suelen emplear para robar estos sospechoso­s es similar a lo que se presume que sucedió el jueves a la noche: una emboscada.

“Suelen asaltar a automovili­stas que se frenan por cualquier motivo en esa zona”, confió una fuente ligada a la investigac­ión.

De esta manera, la causa se ha ido orientando a un asalto callejero “al voleo” que terminó de la peor manera. Un nuevo caso de insegurida­d fatal en la ciudad de Córdoba.

Al respecto, el fiscal De Aragón confirmó que la imputación sobre el detenido, cuya identidad prefirió mantener por ahora en reserva, es de homicidio en ocasión de robo.

No obstante el avance de la investigac­ión, el funcionari­o judicial es cauto: “Esto recién empieza”. Es que al rompecabez­as por el crimen del camionero aún le falta que encajen varias piezas.

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(PEDRO CASTILLO / ARCHIVO) En la banquina. La manera en la cual quedó estacionad­o el camión es otra punta que los investigad­ores tratan de dilucidar.

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