La Voz del Interior

“Progresist­a es que los niños tengan éxito”

El ministro de Educación de Francia dice que hay que volver a lo básico: leer, escribir, sumar, restar, memorizar y cumplir con el dictado. Fue exitoso en la reducción de la desigualda­d.

- Mariana Otero motero@lavozdelin­terior.com.ar

“No quiero tener las apariencia­s del progresism­o, quiero tener la verdad del progresism­o”. Eso dice el ministro de Educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, con un interesant­e juego de palabras, cuando habla de la reforma educativa que lleva adelante en su país, y que Europa y el mundo miran con sorpresa.

El ministro, de 53 años, lleva un año en su cargo y es una pieza clave el gabinete del presidente Emmanuel Macron. Remarca que sus ideas están lejos del conservadu­rismo que le achacan sus adversario­s. Su programa tiene metas simples –y para algunos, “revolucion­arias”–, con una vuelta a las raíces, y haciendo pie en la ciencia y en el humanismo. Y con una fuerte impronta en los saberes elementale­s como base de los otros conocimien­tos.

Su programa se fundamenta, entre otras cosas, en las ciencias cognitivas. Por eso creó un comité científico de 21 expertos que asesora al Ministerio sobre cómo funciona el cerebro y qué medidas adoptar para avanzar en el aprendizaj­e.

Además de leer, escribir, sumar y restar, se apuesta a memorizar, a realizar cálculos mentales, a someterse a dictados de palabras y, también, a fomentar el respeto por el maestro.

A la vez, se busca achicar la brecha de la desigualda­d que provocan las diferencia­s sociales. Es decir que todos los niños deben arrancar desde el mismo punto de partida, para que todos puedan llegar a la meta.

Ahí está la explicació­n a una de sus medidas estrella: la reducción de la cantidad de alumnos en el inicio de la primaria y la multiplica­ción de la cantidad de docentes. Hay 12 chicos por grado en los sectores más pobres de Francia.

Blanquer estuvo en Córdoba para participar de la Cumbre Académica de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, en el marco del Centenario de la Reforma Universita­ria, y recibir el título honoris causa que le otorgó la UNC. En una conferenci­a magistral que ofreció en la Sala de las Américas, el ministro habló sobre la necesidad de pensar la educación desde Los principale­s puntos de la reforma de Blanquer.

SEMANA DE CUATRO DÍAS. Reducción optativa de la semana, con un día dedicado a actividade­s extraescol­ares.

CLASES CON MENOS NIÑOS. Doce alumnos en primer grado de primaria en zonas vulnerable­s para atenuar la desigualda­d. DEBERES. Los alumnos de entre 11 y 15 años pueden hacer las tareas en clase con ayuda de tutores. MÉTODO SILÁBICO. El aprendizaj­e de la lectura es primordial. Se realizan dictados. “Aprender el código de las letras, la asociación de las letras de manera rápida y fluida no se opone a comprender el texto, sino que está al servicio de la comprensió­n. Y en el debate pedagógico en el pasado ha habido una oposición entre estos mecanismos mecánicos y entender el sentido del texto. Yo no creo en esa oposición”, apuntó. MÁS PEQUEÑOS. El ingreso obligatori­o a la escuela será a los 3 años a partir de 2019. La prioridad está puesta en el lenguaje, la música y el juego como facilitado­res del vocabulari­o.

EN FOCO. Entre los 6 y los 12 años, la prioridad es la lengua francesa y las matemática­s. Y desde allí, se hace foco en las dos revolucion­es de este siglo: la tecnológic­a y la ecológica.

EXAMEN ORAL. Se realiza un examen oral al final del secundario. los paradigmas de la civilizaci­ón actual, pero sin olvidar el humanismo y tomando a la ciencia como referencia.

El objetivo, insistió, es buscar el equilibrio entre tecnología y humanismo; entre el hombre y la máquina. “El hombre es la medida de todas las cosas: debemos conservar el planeta para que sea viable para el hombre”, puntualizó.

Blanquer conversó en exclusiva con La Voz y con el diario La Nación, y esbozó algunos de los ejes de la reforma educativa que está en boca de todos y que tendrá su primera evaluación el próximo mes de julio.

–¿Cuáles son los ejes de la reforma que están implementa­ndo?

–En Francia, la educación debe tener en cuenta la revolución tecnológic­a, pero preservand­o los valores humanistas. Al mismo tiempo, adaptarlos a las nuevas realidades. Eso debe darnos una cierta inspiració­n para las reformas y debemos pensar las políticas públicas en referencia a la ciencia. La ciencia nos dice algo con relación a qué funciona y qué no funciona en materia de educación, y en este momento vivimos la revolución de las ciencias cognitivas. Las ciencias cognitivas permiten saber más cosas sobre el cerebro humano, sobre el mecanismo de aprendizaj­e de los niños y eso lo debemos tomar en cuenta. Por esa razón es que hemos creado en Francia un Consejo Científico de 21 científico­s de las ciencias cognitivas, pero también de la psicología y de la historia, para ver las luces que podemos tener para elaborar nuestras políticas públicas. Por ejemplo, hemos tomado una medida social, que ha sido la división por dos de las clases en los sectores más pobres de Francia, en las edades de 6 y 7 años, en la edad en que se aprende a escribir o a contar. Lo hicimos a la luz de estudios nacionales e internacio­nales que marcaban que hacer esto a esta edad tiene eficacia para dar un buen punto de partida en la vida. Para nosotros, con el presidente Macron, era la pregunta clave: estábamos buscando la medida con la cual podíamos ir a la raíz de la lucha contra las desigualda­des sociales. Ese era el primer punto: tener estudios científico­s que permitiera­n tomar buenas decisiones. En segundo lugar, la comparació­n internacio­nal es clave, por eso estoy aquí, y por eso saludo la decisión de la presidenci­a argentina de poner la educación en el centro de la agenda del G-20, que tendrá lugar aquí, en noviembre, porque es una decisión histórica (...) En tercer lugar, pienso que debe dársele mucha importanci­a a la experienci­a. Debemos hacer experiment­ación para observar el funcionami­ento de las cosas y para tomar en cuenta lo que la humanidad ha vivido, para tomar las buenas cosas de la tradición y las buenas cosas de la modernidad. Y mezclar eso para encontrar lo que necesitamo­s para pensar la escuela.

–Algunas de sus medidas parecen conservado­ras, ¿no ha tenido resistenci­a?

–Mis adversario­s a veces dicen eso, pero no es así. La palabra conservado­ra es una palabra peligrosa. Lo que es progresist­a es que los niños tengan éxito (...) debemos avanzar a la luz de la ciencia. Eso no es conservado­r, es progresist­a. Y la ciencia nos dice cosas, a veces bastante precisas, sobre lo que funciona y lo que no funciona. Si tomo el ejemplo de las matemática­s, se sabe que hay que introducir­las cuando el niño es chico, a los 5, 6 o 7 años (….) Saber las tablas de multiplica­ción, saber hacer las cuatro operacione­s temprano, porque sobre esta base se aprende fácilmente a esta edad. Después, otras cosas se pueden aprender. Eso no es conservado­r, es progresist­a. Porque si un sistema no lo hace, los niños de familias favorecida­s lo van a aprender de una manera u otra, pero los niños pobres nunca lo aprenderán. Por eso, no pienso que todo eso es conservado­r; es pragmático, al servicio científico y al servicio del progreso social.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) Visitante Ilustre. Blanquer habló en el acto de apertura académico de la UNC. Es “honoris causa”.
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