Canadá, con problemas a la manera argentina
Una crisis política entre provincias y el Gobierno modificó la agenda presidencial. Un inconveniente económico y ecológico amaga con terminar en el Tribunal Supremo de Justicia.
TORONTO. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, pidió ayer a la unidad del país y recurrió al apego a la constitución canadiense para garantizar la construcción de un polémico oleoducto, que está provocando una grave crisis política por el enfrentamiento de dos de las provincias canadienses.
La oposición de Columbia Británica, en la costa del Pacífico, a aprobar la construcción de un oleoducto para garantizar la exportación hacia Asia del petróleo extraído de los ricos yacimientos de la provincia de Alberta se ha transformado en una verdadera pugna nacional.
Columbia Británica se opone a la ampliación del oleoducto conocido como “Trans Mountain” –que triplicaría su capacidad– por el temor al derrame de miles de barriles de petróleo pesado que, afirman, contaminarían por gene- raciones sus prístinas costas.
Por su parte, las provincias de Alberta y de Ottawa consideran que el Trans Mountain es “de interés estratégico vital” para la economía porque asegurará la exportación de crudo a los lucrativos mercados de Asia, ya que, hasta ahora, la mayoría del petróleo de la región es exportado a precios con descuentos a Estados Unidos.
Escándalo
El enfrentamiento fue escalando en las últimas semanas y explotó justo cuando Trudeau se disponía a abordar el avión que lo tenía que transportar a Perú, el pasado 11 de abril, para asistir a la VIII Cumbre de las Américas.
Ese día, la empresa Kinder Morgan anunció la suspensión del proyecto de ampliación de Trans Mountain por la incertidumbre provocada por el Gobierno de Columbia Británica.
En respuesta, Alberta informó que estaba considerando limitar el suministro de petróleo a Columbia Británica, lo que dispararía el precio de la gasolina, convirtiendo la El primer ministro canadiense modificó su estilo componedor.
Trudeau dejó claro que impondrá la construcción del oleoducto, aunque la provincia de Columbia Británica lo rechaza. “Somos una federación vasta, variada, cooperativa, construida sobre siglos de compromiso. Pero, sobre todo, somos un solo país, gobernado por nuestra constitución y por la ley”, declaró con un tono beligerante, desconocido para su estilo. Además, dijo que enviará al Congreso “opciones legislativas” para fortalecer al Gobierno nacional”. guerra de palabras en un conflicto económico interno.
No es la primera vez que Alberta amenaza con una guerra comercial. Hace semanas, la provincia ya había impuesto la prohibición de importar vino de Columbia Británica, uno de los sectores más importantes de la región.
La escalada del conflicto provocó que Trudeau alterase su viaje a Perú, así como el inicio de una gira por Europa. De hecho, el titular del Ejecutivo canadiense tendría que haber viajado ayer de Lima a Europa, para visitar Francia hasta el 17 de abril, y el Reino Unido, donde permanecerá hasta el 20 de este mes, pero se vio obligado a alterar sus planes para mantener en Ottawa una reunión de urgencia con los jefes de Gobierno de Columbia Británica, John Horgan, y su homóloga de Alberta, Rachel Notley.
La reunión no dio frutos. Más bien lo contrario: Columbia Británica confirmó que recurrirá a los tribunales para impedir la construcción, abriendo la posibilidad de que el conflicto se convierta en una grave crisis constitucional para el país.