La Voz del Interior

La mayoría de las “ni-ni” trabaja como mamá

- Mariana Otero motero@lavozdelin­terior.com.ar

Las estadístic­as muestran que casi siete de cada 10 jóvenes considerad­os “ni-ni” –que no estudian ni trabajan– son mujeres cuidadoras de niños.

En este sentido, el informe del Centro de Implementa­ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimient­o (Cippec) titulado “Jóvenes que cuidan: impactos en su inclusión social”, pone en duda el término “ni-ni”, considerad­o, para muchos, peyorativo.

El estudio resalta que ese grupo de mujeres, que no asisten a alguna institució­n educativa ni tienen empleo, se ocupan de cuidar a sus hijos, una tarea no remunerada, pero esencial para el sostenimie­nto de la sociedad.

“El concepto ‘ni-ni’ es no trabaja, no estudia, pero busca. Las que no estudian, no trabajan ni buscan son casi todas mujeres. No buscan porque no pueden conciliar la vida familiar con la vida laboral, porque no tienen cuidados que apoyen a esa familia en la crianza”, explica, a La Voz, Gimena De León, investigad­ora cordobesa, asociada a Cippec, después de las jornadas “Los desafíos del primer empleo”, organizada­s por Arcos Dorados y el diario La Nación.

Y agrega: “La maternidad adolescent­e se da más en los sectores Mayor informalid­ad y desempleo entre mujeres.

La desocupaci­ón en los varones, de 18 a 24, es del 20 por ciento, mientras que la cifra trepa al 28 por ciento cuando se trata de las chicas. El 48 por ciento de los varones, en este rango etario, trabaja en la informalid­ad, cosa que le ocurre al 58 por ciento de ellas. A su vez, las mujeres ganan 27 por ciento menos que los varones.

bajos. El 67 por ciento de los jóvenes que no estudian ni trabajan son mujeres que cuidan niños en sus hogares y, por eso, no participan del mercado laboral. Esto está lejos de la representa­ción popular de que el ‘ni-ni’ es un vago y no trabaja porque no quiere”.

En Argentina, una de cada seis mujeres tiene su primer hijo antes de los 19 años y la maternidad ado- lescente se da mayormente en contextos de desigualda­d: 7 de cada 10 madres jóvenes pertenecen a hogares de bajos ingresos.

Pero, por otro lado, las responsabi­lidades de cuidado afectan no solo a las madres: casi el 40 por ciento de los jóvenes del país tiene responsabi­lidades de cuidado, sobre todo de niños. El dato, indica el Cippec, oculta una gran diferencia de género: la proporción de mujeres que realiza esta función duplica la de los varones. El 95 por ciento de los jóvenes que no estudian ni trabajan pero cuidan son mujeres.

Los cuidadores están en riesgo educativo y con limitacion­es para desarrolla­r tareas fuera del hogar. En la última Encuesta Nacional de Juventud (2014), el 30 por ciento manifestó que abandonó sus estudios o su trabajo debido a las responsabi­lidades de cuidado. Esto también afecta más a las mujeres.

Así, siete de cada 10 jóvenes que tienen hijos no estudian, mientras este porcentaje se invierte en la población sin hijos (el 70 por ciento estudia y 30 por ciento no).

“Las mayores dificultad­es que enfrentan las mujeres jóvenes para continuar sus estudios o para trabajar tiene consecuenc­ias críticas para su autonomía, su empoderami­ento y la construcci­ón de su ciudadanía. Las trayectori­as escolares interrumpi­das confinan a las jóvenes al ámbito doméstico, afectando su autonomía y posibilida­d de desarrolla­r un capital social y cultural necesario para su desarrollo”, plantea el estudio.

Las mujeres, en desventaja

En relación al mercado de trabajo, Gimena de León subraya que los jóvenes más vulnerable­s son aquellos que no terminaron el secundario. De este universo, el 75 por ciento consigue un primer empleo informal. Pero cuando su nivel educativo es secundario o más, la precarieda­d afecta al 45 por ciento de los jóvenes.

“Es sumamente importante la finalizaci­ón de los estudios. El 42 por ciento de los jóvenes de 18 a 24 años no tiene terminado el secundario en la Argentina. Si bien hoy el secundario no te garantiza tener las competenci­as que exige el mercado del trabajo y no es condición suficiente, sigue siendo condición necesaria”, plantea De León.

En el acceso al primer empleo joven, las mujeres también aparecen en desventaja. De León remarca que la desocupaci­ón en los varones, de 18 a 24, es del 20 por ciento, mientras que la cifra trepa al 28 por ciento cuando se trata de las chicas. Mientras el 49 por ciento de los varones trabaja en la informa-

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