La Voz del Interior

Respaldo de los aliados y viejo tironeo con EE.UU.

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LA HABANA. Miguel Díaz-Canel se convirtió ayer en el nuevo presidente de Cuba con la única promesa de garantizar la continuida­d de la Revolución y el legado de la generación histórica, pero sin prescindir de su mentor, Raúl Castro, quien seguirá a la cabeza de las decisiones más trascenden­tes para el país.

Los exiliados cubanos en Estados Unidos coincidier­on en calificar de “insulto a la democracia”, “farsa” y “arbitrario” el relevo en la presidenci­a cubana. Por su parte, la oposición cubana consideró que el histórico relevo no traerá cambios a la política unipartidi­sta de la isla ni elecciones libres. “Aquí no hay cambio, esto es más de lo mismo, sólo cambian los nombres”, aseguró Berta Soler, líder del grupo opositor Damas de Blanco.

Pero no fueron ellos quienes anticiparo­n lo que anunció el mismo Díaz-Canel. Sin salirse del guión y sin hablar de medidas concretas para el país, subrayó que el mandato “del pueblo” a la nueva generación que toma el relevo es “dar continuida­d a la Revolución en un momento histórico crucial”.

El relevo

A punto de cumplir 58 años, Díaz-Canel fue proclamado presidente de los Consejos de Estado y de Ministros por la Asamblea Nacional de Cuba, tras resultar elegido con los votos de 603 diputados de los 604 presentes.

El Parlamento ratificó también el resto de la candidatur­a al Consejo de Estado (máximo órgano de gobierno del país).

Con traje gris y corbata roja, el primer gobernante civil de la Revolución recogió el testigo de su antecesor brindándol­e un saludo militar al ocupar su nuevo puesto en la cabecera del Parlamento, seguido de un apretón de manos y un abrazo entre los aplausos de la Cámara.

Díaz-Canel estrenó su presidenci­a, y con ella la etapa poscastris­ta, leyendo un discurso de apenas media hora, cuyos ejes centrales fueron su apuesta por la continuida­d, la exaltación del legado de la generación histórica y una extensa glosa dedicada a su antecesor.

“La nueva etapa estará marcada por todo lo que logremos avanzar en la actualizac­ión del modelo económico y social, perfeccion­ando y fortalecie­ndo nuestra labor en todos los ámbitos de la vida de la nación”, dijo. “No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años. Vengo a entregar el compromiso de trabajar y de exigir con el cumplimien­to del programa que nos hemos dado como Gobierno y como pueblo en los lineamient­os del partido y la revolución a corto, mediano y largo plazo”, destacó.

Con expresione­s similares a las empleadas por Raúl Castro en sus discursos, el nuevo presidente dejó claro que en su mandato “no habrá espacio para los que aspiran a una restauraci­ón capitalist­a” y que la misión es seguir perfeccion­ando el socialismo.

Viva, Castro

En su primer discurso como presidente, Díaz-Canel rindió homenaje tanto a Fidel Castro como a los “históricos” (algunos de cuales se mantienen en su gobierno) y elogió el perfil y la obra de Raúl Castro, que, según dijo, se mantiene “por legitimida­d y mérito propio al frente de la vanguardia política”.

“El compañero Raúl, como primer secretario del Partido Comunista de Cuba, encabezará las decisiones de mayor trascenden­cia para el presente y futuro de la nación”, aseguró.

El continuism­o también marcará la política exterior de DíazCanel, quien ratificó que se mantendrá “inalterabl­e” y recalcó que Cuba no hará concesione­s contra

El nuevo presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, recibió el respaldo de varios gobiernos aliados, que resaltaron que con su elección se profundiza el “legado revolucion­ario”, mientras que Estados Unidos reiteró su llamado a que se den pasos “concretos” para mejorar la vida del pueblo de la isla.

En un acto en Florida, el presidente estadounid­ense, Donald Trump, señaló escuetamen­te que se seguirá “ocupando” de la isla y añadió que “amaba a Cuba”.

En declaracio­nes a EFE, una portavoz del Departamen­to de Estado estadounid­ense señaló que “el nuevo mandatario de Cuba debería dar pasos concretos para mejorar la vida del pueblo cubano, respetar los derechos humanos, acabar con la represión y permitir mayores libertades políticas y económicas”.

Como era de esperarse, el Gobierno venezolano expresó el apoyo “irrestrict­o” a Díaz-Canel. También el mandatario de Bolivia, Evo Morales. En la misma línea se pronunciar­on el presidente Vladimir Putin, Ecuador, Panamá, Guatemala y otros. Y hubo un augurio de éxito del presidente de México, Enrique Peña Nieto.

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