La Voz del Interior

El ajuste narco que sembró desconsuel­o en Colonia Lola

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Esta historia tiene varias certezas. La primera, hay zonas en la ciudad de Córdoba donde los narcos imponen su ley a los tiros. La segunda, el zapatero Luis Alberto Toledo (56) era un vecino que se había ganado el cariño y el respeto de muchos en una zona donde precisamen­te varios traficante­s pugnan por imponerse. La tercera es que “Luchín”, como lo llamaban, se encontró de pronto en un lugar y un momento equivocado­s. Y lo pagó con su vida. Hoy, su familia no tiene consuelo ni respuestas.

Mientras pedaleaba rumbo a casa, tras dejar a su hijo Axel (11) en el hogar de su exmujer, Toledo quedó en medio de una persecució­n a los tiros entre dos automovili­stas en Colonia Lola, otra barriada del este cordobés donde los vecinos debieron aprender a convivir con narcos dispuestos a todo.

La Justicia no tiene dudas de que Toledo, el pasado jueves 12, fue una víctima ajena a esa locura.

Así lo entiende el fiscal Pedro Caballero, quien ya tiene a dos detenidos por el asesinato: por un lado, Sergio Martín Acosta (32), alias “Dillinger”; por el otro, Víctor Hugo Gigena (35), quien se entregó ayer en Tribunales 2, con abogados. Ambos ya están en pabellones distintos de Bouwer acusados por homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

No está claro quién mató a Toledo. Difícilmen­te se sepa: no hay balas para cotejar, tampoco armas.

Hay un punto llamativo: dos sujetos con antecedent­es, y con fama de “bravos”, se entregaron por cuenta propia a las autoridade­s. No hizo falta el Eter.

Los investigad­ores creen que esa tarde “Dillinger” habría ido a hacer un “negocio” con un narco y algo terminó mal. No está claro qué. Lo concreto es que un “perro” (ayudante) del narco habría salido a correrlo a los tiros. Ese “perro” habría sido Gigena.

La causa lejos está de quedar cerrada. Primero, fue dicho: las pistolas no aparecen. Segundo, no se descartan más involucrad­os.

En la barriada hay temor, mucho temor. No es fácil hallar testigos. Los que aparecen, temen represalia­s. No por nada, hay un vecino que vio todo, ya declaró y ahora tiene custodia policial.

Y en Colonia Lola, barriada que en 2007 quedó sacudida por la muerte del niño Facundo Novillo en una balacera narco, ahora están conmovidos y angustiado­s por el asesinato del zapatero.

El dolor es tal, que cientos y cientos de vecinos fueron a su velatorio. Otros tantísimos más fueron al cementerio San Vicente. “La gente hacía cola para darle el último adiós”, cuenta su exsuegra y sus ojos se nublan de lágrimas.

Una calle equivocada

Toledo tenía devoción por su A una semana, hay dos imputados en Bouwer.

Víctima. Luis Alberto Toledo (foto) murió al recibir una bala perdida en medio de un tiroteo entre automovili­stas en barrio Colonia Lola. Fue el 13 de abril pasado al atardecer. Acusados. Sergio Acosta y Víctor Gigena están presos por homicidio agravado por el uso de arma. Posición exculpator­ia. Acosta habría dicho a los policías que fue a “comprar droga” y que salieron a perseguirl­o a los tiros, él huyó y no mató a nadie. octavo hijo: Axel. Pese a estar separado de la madre del niño, Mónica Perulero, se desvivía por verlo, llevarlo, traerlo, acompañarl­o.

Y en los últimos tiempos, lo hacía a bordo de su vieja bicicleta. Su moto había sido robada del frente de su casa, en barrio Maldonado, meses atrás.

Ese jueves al atardecer, terminó de arreglar unos zapatos, buscó a Axel en una plaza, lo llevó al hogar materno y emprendió la vuelta.

“Luchín” rara vez regresaba a su casa por calle López y Planes. Sin embargo, esa tarde tomó por allí. A las pocas cuadras, apareciero­n a toda velocidad un Volkswagen Cross Fox negro y un Fiat Duna blanco. Iban persiguién­dose y sus conductore­s, según testigos, eran quienes se repartían balas.

Uno de los plomos atravesó la cabeza de Toledo. Así como pasaron, los asesinos huyeron.

El cuerpo del zapatero quedó en el suelo. A los segundos, numerosos vecinos formaron una rueda a su alrededor. Nadie reaccionab­a. Una vecina se agachó, lo puso de costado para que no se atragantar­a con la sangre. El zapatero intentaba levantarse. Esa imagen quedó grabada en muchos.

Policías y ambulancia llegaron rápido. A los minutos, apareciero­n corriendo su hijo Axel y la mamá.

Shockeado, pero sin llorar, el chico tomó su celular y mandó un WhatsApp a sus tíos: “¡Le pegaron un tiro a papá, vengan!”.

Toledo siempre quiso donar sus órganos. Era su voluntad. Así se hizo en el Hospital de Urgencias.

“Todo es injusto. Su muerte, todo. Él no se merecía esto”, afirma Mónica, su segunda expareja. “Quiero que haya justicia para que nuestro hijo Axel vea que los asesinos de su padre pagaron”, repetirá varias veces.

Hoy, a “Luchín” lo recuerdan como un gran padre, un buen tipo, un laburante de ley que no se peleaba ni discutía con nadie y que cumplía con todos.

“Siempre cuando se muere alguien, todos hablan bien de él... Pero con ‘Luchín’ no hay nada malo para decir, en serio. Era un buenudo total”, dice otro familiar.

El celular de Toledo no ha dejado de sonar. Algunos son clientes que lo llaman para pagarle. Otros son conocidos que no pueden creer que esté muerto. Un abuelo murió en marzo por una bala perdida en villa Inés.

Víctima. El pasado 10 de marzo, el jubilado Ernesto Ramírez (83) murió tras recibir una bala perdida en medio de una pelea entre jóvenes en la villa Inés, asentamien­to próximo al barrio Colonia Lola. Aquella noche, el abuelo estaba con su familia y se disponían a cenar en la entrada de casa, porque hacía calor. En esas circunstan­cias, llegó un joven en moto dispuesto a vengarse de un vecino de don Ramírez. En esas circunstan­cias, el motociclis­ta se hizo de una pistola automática y empezó a los tiros. En ese ataque, uno de los plomos alcanzó al jubilado y lo mató.

Dos detenidos. Por el asesinato, hay dos hombres detenidos.

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(JAVIER FERREYRA) Desconsuel­o. Mónica Perulero, exesposa de Luis Toledo, y sus familiares no tienen consuelo ni respuestas ante el drama.
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 ??  ?? Patrullaje. Desde que ocurrió el crimen, la Policía redobló el patrullaje en Colonia Lola. Hay móviles rondando y hasta se ven policías en bicicletas.
Patrullaje. Desde que ocurrió el crimen, la Policía redobló el patrullaje en Colonia Lola. Hay móviles rondando y hasta se ven policías en bicicletas.

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