Morteros.
Morteros fue la pionera. La Para y Marull, entre otras, los tienen en marcha. En varias localidades se construyen lagunas artificiales en los predios ferroviarios. Buscan darles un uso social y recreativo.
A falta de ríos, en algunas localidades cordobesas construyen lagunas artificiales en predios ferroviarios.
“Estos minilagos fueron como una revolución para la gente; a muchos nos cambió la forma de disfrutar al aire libre. A mí me gusta venir a tomar mates porque el agua y los animales me relajan. Antes alquilaba más lejos, pero me mudé más cerca para poder venir cada día después de trabajar”, cuenta Silvia, una vecina de Morteros sentada en su reposera a la orilla de un espejo de agua artificial que hace tres años no existía.
La laguna no está en la zona rural de esa ciudad del nordeste cordo- bés, sino en el predio del ferrocarril, en el área urbana central.
La intervención urbanística junto a la vieja y abandonada estación ferroviaria –símbolo del nacimiento y desarrollo de esta localidad– se convirtió en un “pulmón verde” en medio del ejido urbano. A la excavación de dos lagunas artificiales se le sumaron la forestación del entorno, la revalorización de los elementos arquitectónicos del predio y la instalación de un moderno mobiliario urbano junto a la construcción de islas, puentes y pérgolas.
Mario Amabili, arquitecto de Morteros y creador del proyecto, apuntó que el “éxito” va más allá de embellecer la ciudad y destacó la “integración social” que se dio entre los vecinos. “Antes, la vía del
tren dividía la ciudad; era una barrera física y también social. Con la apertura de calles, con los lagos y con el parque, se permitió que gente de diferentes puntos de la ciudad se apropiara del lugar para actividades sociales, educativas, recreativas y deportivas”, afirmó.
Visto el resultado, esa experiencia comenzó a imitarse en otras localidades. Varios municipios la están evaluando y algunos ya las tienen en marcha.
En días, la localidad de La Para (departamento Río Primero) inaugurará su primer lago urbano, y en Marull (vecina de Morteros, en el departamento San Justo) se comenzaron las excavaciones. También, las poblaciones de Porteña, La Paquita (ambas de San Justo) y Corralito (en Tercero Arriba) tienen pensado desarrollar este tipo de proyecto, acotó Amabili.
La pionera
Morteros, de 18 mil habitantes, fue la primera en desarrollar este tipo de intervención urbanística.
Amabili explicó que llevó más de 10 años y que tuvo “cierta resistencia” debido a los cambios que se proponía. Sobre todo, impactaba que se debían cavar suelos para hacer los lagos. “Lo primero que hicimos fue construir una biblioteca en un espacio que no estaba pensado para eso. Sorprendió, porque se recicló y se puso en valor una vieja casa del ferrocarril, pero a su vez se construyó un moderno edificio para hemeroteca, medioteca, terraza y auditorio. Lo viejo y lo nuevo se adaptaron integrándose al entorno”, apuntó.
“En Morteros se recuperó la estructura de un viejo galpón y se transformó en un escenario al aire libre para eventos culturales y deportivos. Por otro lado, la tierra que sacamos para realizar las lagunas fue utilizada para formar gradas y generar un anfiteatro natural a orillas del lago”, explicó.
Sustentable y ecológico
Una duda obvia para el que llega es si esos pozos con agua no se degradan con el tiempo o si no incentivan la proliferación de insectos. “Se debe generar un ecosistema de laguna pampeana donde cada agente biológico cumpla un rol y de esa manera garantizar su conservación natural “, responde Amabili.
“Se realiza un proceso mecánico para el tratamiento de la tierra, lo que se complementa con el agregado de peces de barro, de fondo, fundamentales para mantener el agua limpia y el control de plagas. De lo contrario, se transforman en simples estanques y el agua se pudre”, precisa.
Apropiación
Para Amabili fue clave cómo la gente se apropió del lugar: los vecinos se convirtieron en sus custodios. “Lo hicieron suyo. Desde su inauguración no tuvimos daños importantes”, indicó. Algunos van en familia o en grupos de amigos a tomar mates, otros organizan espectáculos los fines de semana, los maestros lo usan para enseñar a sus alumnos y muchos, para caminar o correr.
Amabili se muestra satisfecho por los intentos de otras localidades de replicar el modelo, pero aclara que cada intervención debe tener su propio sello.