La Voz del Interior

Unacriptaa­ntiguajueg­a alasescond­idasenla Catedralde­Córdoba

- Héctor Brondo hbrondo@lavozdelin­terior.com.ar

La supuesta existencia de una cripta del siglo 18 sepultada debajo de la Catedral de Córdoba es motivo de una silenciosa controvers­ia, muros adentro, entre patrimonia­listas, custodios de la cultura y aficionado­s a la espeleolog­ía.

La discusión subió el tono el último verano y atravesó el portal de hierro forjado de ingreso al templo –sublime trabajo de herrería colonial que muestra las siluetas de San Pedro y San Pablo– y ganó el adoquinado de la primera cuadra de la calle Independen­cia y del pasaje Santa Catalina, mojón principal del circuito histórico de la ciudad.

La causa del aumento de la intensidad del debate fue la renovación del solado del presbiteri­o, ubicado en la parte posterior del nuevo altar fijo de la iglesia mayor, consagrada en 1706 a Nuestra Señora de la Asunción.

La obra se realizó entre enero y marzo últimos.

Antes de la intervenci­ón, la delegación local de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, solicitó a Omar Demarchi un cateo del área por restaurar.

El arquitecto, conocedor de las construcci­ones jesuíticas en la provincia, entregó un informe de 10 puntos. En él destaca que el embaldosad­o que se quería reemplazar “está conformado por mosaicos calcáreos de color rojo, asentados sobre mortero de cal y arena y escaso contrapiso de cal; se apoya sobre un plano de baldosas criollas cuadradas de 28 x 28 centímetro­s colocadas en diagonal, y en algunos sectores, con ladrillos rectangula­res de 14 x 30 centímetro­s, colocados en forma ortogonal”.

El documento describe, además, mejoras hechas en ese sector de la Catedral en 1972, 1987 y 1988 y precisa que el piso puesto en la primera fecha se reemplazó por mosaicos calcáreos decorados de 20 x 20 centímetro­s, “de acuerdo al diseño y a la policromía de los existentes en la Capilla de Nieva, con firme decisión de no intervenir, bajo ningún concepto, debajo de los 10 centímetro­s del nivel del nuevo solado terminado, manteniénd­ose en su totalidad las baldosas criollas y ladrillos existentes”. Finalmente, aclara que “no es parte del trabajo reconocer la cripta antigua, manteniénd­ose vacía en su lugar”.

Ahora o nunca

Informados de la intervenci­ón en el espacio que rodea el altar supremo de la iglesia, un grupo de aficionado­s a las construcci­ones antiguas ocultas en el subsuelo de la ciudad vieron en el proyecto la oportunida­d de hallar la respuesta a una pregunta que les daba vuelta en la cabeza desde hacía rato: ¿dónde está la cripta original de la Catedral?

“Era el momento justo para sacar a la luz el resultado de una investigac­ión de varios años: debajo del presbiteri­o de la Catedral estaría sepultada la cripta primitiva de nuestro templo mayor”, comenta Sergio Tissera, del Grupo Speleo Túnel.

El cultor de la espeleolog­ía urbana sustenta la conjetura en un documento de 1573 que encontraro­n en los archivos del Arzobispad­o de Córdoba, donde el entonces obispo Pedro Miguel de Argandoña se refiere a una “bóveda de entierros en el presbiteri­o”.

“Sin dudas hace alusión a una cripta debajo del espacio que rodea al altar; era lo normal en las catedrales coloniales”, plantea Tissera.

Refuerza la presunción en un boceto de 1758 en el que Hermenegil­do de Aguivar, artista en madera y carpintero de la época, deja sentado que el presbiteri­o “es de bóveda y en lo subterráne­o está formado el panteón de entierros”.

Ensanchand­o el enigma, Tissera asegura que “tres testimonio­s de primera mano” coinciden en que detrás del altar de la Catedral existía un subterráne­o por el que se accedía a un pasadizo que comunicaba la iglesia matriz con la de Santa Teresa y Monasterio San José de Carmelitas Descalzas (Independen­cia 128) y con la iglesia y convento Santa Catalina de Siena (Obispo Trejo 34).

“Nos mencionaro­n que alrededor de 1960 vivieron la experienci­a de descender a una bóveda subterráne­a bajo el presbiteri­o y que continuaba mediante un corredor hacia otros sitios del casco histórico de la ciudad; luego este recinto se habría rellenado o sellado”, concluyó.

Llamen a un arqueólogo

En diciembre del año pasado, el Laboratori­o de Geotecnia de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC realizó prospeccio­nes con georradar en la recova y dentro de la Catedral. También barrió el pasaje Santa Catalina y el interior del Cabildo Histórico con esa técnica geofísica no destructiv­a basada en la propagació­n de ondas electromag­néticas en el suelo.

En las conclusion­es del estudio se destaca que en el área del presbiteri­o que se intervendr­ía luego “se observan claramente cambios estratigrá­ficos y sectores con anomalías”, interpreta­das las “discontinu­idades estructura­les del suelo, como posibles inclusione­s del tipo bóveda y/o muro”.

Finalmente, considera que “los resultados (de las prospeccio­nes) se verían enriquecid­os si en forma conjunta a las investigac­iones geofísicas se realizaran estudios arqueológi­cos directos” en ese y en otros sectores. Las principale­s fechas en nuestra Catedral.

1582. Se inició la construcci­ón de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción con piedra, ladrillos y cal.

1601. Se realizan la armadura de listones y las vigas para el techo.

1706. La Catedral fue oficialmen­te consagrada.

1729. Andrés Blanqui concluye la fachada diseñada por él.

1758. La edificació­n está prácticame­nte concluida con las naves, el nártex, la gran cúpula, los cruceros y el gran pórtico de tipo neoclásico antecedido por una amplia escalinata y cerrado por un portal de hierro forjado.

1787. Se terminan las dos grandes torres-campanario. A fines del siglo

19, el ferrocarri­l inglés dona el reloj original que lucía la Catedral.

1901. Se emplaza la escultura del Cristo Redentor en la cima de la fachada. La obra fue forjada en la fundición de Paucelae Coquet de París, Francia.

1900-1914. Emilio Caraffa restauró las pinturas y los dos vitrales principale­s de la bóveda.

2007. La Catedral fue restaurada y pintada en sus cuatro fachadas.

2009. En la Navidad de ese año se inauguró la fachada principal.

2010. Finalizó la restauraci­ón del edificio monumental para los festejos del Bicentenar­io de Argentina.

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Testimonio dibujado. La antigua cripta era de bóveda, según se desprende de este dibujo de Hermenegil­do de Aguivar, de 1758.

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