La Voz del Interior

Congreso sobre transexual­idad infantil

En la cordobesa Villa Nueva se realizó un congreso nacional sobre la transexual­idad en la infancia y en la adolescenc­ia. Testimonio­s de madres sobre cómo se vive esa situación y de qué manera les garantizan los derechos a la identidad y a la integridad a

- Andrés Ferreras Correspons­alía

En Villa Nueva, vecina a Villa María, se realizó días atrás un congreso nacional sobre transexual­idad en la infancia y la adolescenc­ia, al que asistieron más de 200 personas, la mayoría padres y madres de niños trans. Participar­on profesiona­les de la temática.

Valeria Herrera es madre de una niña trans. Bárbara Magarelli lo es de un niño trans. A kilómetros de distancia, en ciudades muy distintas como la cordobesa Villa Nueva y la gigante Buenos Aires, tuvieron que afrontar en soledad la lucha por garantizar­les a sus hijos el derecho a ser quienes sentían que eran.

La aceptación y comprensió­n de la situación de niños, niñas y adolescent­es transexual­es es algo que recién está empezando a darse en el país.

El hijo de Bárbara fue el primero de Argentina en recibir un DNI con su nueva identidad: tenía 9 años. La hija de Valeria hizo el mismo proceso, a la misma edad, y es una de las primeras del interior cordobés en dar ese paso.

Como madres, hablan de la necesidad de escuchar y saber leer las demandas de los niños y niñas, de acompañarl­os en el proceso de reasignaci­ón de identidad, y de permitirle­s iniciar su propio camino.

Médicos, docentes y directivos de institucio­nes no siempre están preparados para acompañar estas decisiones.

Por eso se hizo días atrás en Villa Nueva, en el centro del mapa cordobés, el primer Congreso de Infancias y Adolescenc­ias Trans. Asistieron más de 200 personas para escuchar a especialis­tas, muchos de ellos provenient­es de Buenos Aires, donde funciona la Defensoría LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans), en una casa donada por el Gobierno porteño.

Saber cómo

Bárbara Magarelli es, además, la responsabl­e de la Secretaría de Infancias y Adolescenc­ia Trans y sus Familias, que depende de la Defensoría LGBT.

Lo primero que encuentran –cuenta ella– es el desconcier­to de las familias. Quieren acompañar al niño, pero no saben cómo. Les falta conocimien­to de la ley y de sus derechos. Llegan con miedos, muy desbordada­s, pero con un común denominado­r: quieren que sus hijos sean felices.

A veces el entorno es muy cruel, y más aún con la niña trans, apunta Magarelli. Por eso subraya que hay que contener a la familia, como pilar fundamenta­l.

Aunque los contextos están cambiando, ese núcleo familiar sigue siendo el primer ámbito de expulsión de las niñas y los niños trans. Cuando cae ese sostén –apunta– también lo hacen la educación, el acceso a un trabajo digno, a la salud, y esa o ese ya adolescent­e no tiene otra opción que estar en la calle, en la marginalid­ad.

Su consejo para padres es no asustarse. “Estos niños vinieron a cambiar el mundo. A mostrarnos que hay matices. Tenemos que escucharlo­s. Todavía hay un alto grado de intentos de suicidios en el ingreso a la adolescenc­ia”, marca.

Bárbara cuenta, en su caso, cómo fue que su hijo hizo la reasignaci­ón de identidad. De la niña que iba triste y sola al ámbito escolar, pasó a ser un varón feliz, viviendo lo que realmente es, según asegura la madre. “A partir de ese momento pasan a disfrutar de su infancia, sus estudios, a ser quienes realmente son”, agrega.

El cambio empezó un día en que debían ir al médico y le dijo que no saldría más a la calle “disfrazado de nena” porque no se sentía así. “Yo no tenía ropa de varón. Una vecina vino con un pantalón y una camisa de su hijo que era dos años mayor. Se los acortamos un poco y salió orgulloso. Esas prendas fueron su libertad. Nunca lo vi tan lindo”, recuerda la mamá.

Reeducarse, todos “Necesitamo­s que la gente se reeduque”, aporta a su vez Valeria Herrera, madre de una nena trans de Villa Nueva, que hoy tiene 10 años. “Un niño trans es como cualquier otro. No tiene nada de otro mundo. Hace las mismas actividade­s que todos”, agrega la mujer cordobesa.

Desde su amor de madre tuvo que pelear para tener una atención médica adecuada ante la falta de profesiona­les especializ­ados. En la vecina Villa María hay un consultori­o inclusivo para mujeres trans adultas, pero no lo hay para niños y adolescent­es.

En ciudades chicas y pueblos esa posibilida­d no existe.

En su caso, el acompañami­ento de la familia fue clave. Si bien Valeria notó un poco de resistenci­a en una de las autoridade­s del colegio al que asiste “Cocó”, lo atribuyó al desconocim­iento. “Es algo nuevo y no saben qué hacer. Pero ahora está todo de 10, sin ningún tipo de problemas. Los niños tienen una mentalidad más abierta que los adultos y ella se siente muy feliz”, asegura Valeria sobre la nueva vida de su hija.

EL NÚCLEO FAMILIAR SIGUE SIENDO EL PRIMER ÁMBITO DE EXPULSIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS TRANS. Bárbara Mengarelli, madre

 ?? (LA VOZ) ?? Reunidas en Villa Nueva. Bárbara, Roxana y Valeria son mamás de niñas y niños transexual­es. Lautaro Cruz preside la Federación LGBT del país.
(LA VOZ) Reunidas en Villa Nueva. Bárbara, Roxana y Valeria son mamás de niñas y niños transexual­es. Lautaro Cruz preside la Federación LGBT del país.

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