La figura de los deportistas y sus roles como actores sociales
El alto grado de exposición de un deportista profesional, ligado a una actividad de gran arraigo popular como puede ser el fútbol, pone a esta persona en un lugar muy visible. Para bien y para mal. Entonces, aparece la concepción que transforma a ese deportista en una suerte de referente social, obligado siempre a cumplir con todos los cánones de la perfección moral y social.
Juan Carlos Olave ataja la situación: “El futbolista se tiene que sacar esa presión porque no es un referente social. Es un referente a la hora de ir a buscar un sueño”. Pero admite que parte de esa confusión sea culpa del propio deportista: “Algunos se exponen demasiado”.
Las redes sociales hoy juegan un papel fundamental. Es un ámbito de libre y descontrolada expresión, en la que se puede ver de todo. Y eso puede ser una fuerte presión para el jugador que se vuelve dependiente de esas opiniones que, en la mayoría de los casos, no tienen fundamento: “Hay muchos que no conocen ni un poquito lo que es el día a día de un deportista de alto rendimiento”, dice “Juanca”.
De todos modos, la imagen del jugador es fuerte y atractiva. Los clubes las utilizan para diversas acciones. Que un plantel vaya a visitar un hospital o un merendero significa una acción positiva para todas las partes involucradas, en cuanto a vivencia.
Un aspecto que preocupa mucho a los clubes es cuando el entorno del jugador joven lo consagra antes de tiempo. Así, los clubes están llenos de Messi o Ginóbili. Las entidades tienen que saber acompañar esos procesos. Pero también los jugadores experimentados: “Podemos ser ejemplo. El camino es seguido por los más jóvenes y por nuestros hijos. Por eso hay que pararse bien y plantearse mejor ante lo que debemos hacer porque somos vistos por mucha gente”, cierra Guiñazú.