La Voz del Interior

Los hermanos sean unidos

- Norberto Ruffa* Fraternida­d religiosa

Estamos viviendo en nuestra sociedad situacione­s que lamentable­mente provocan discrepanc­ias. Me refiero en concreto a ideologías que, al venir del continente europeo, no sólo intentan llegar a nuestra Nación sino que también incursiona­ron en diferentes regiones americanas.

Países como Perú, México, Uruguay, Paraguay y otros, incluyendo el nuestro, han sido afectados por una ideología de género que, al carecer de todo fundamento científico, atenta contra la salud psíquica y emocional de la población.

Hay organizaci­ones extranjera­s que solventan a quienes sostienen estas ideologías, tratando de esta manera de incursiona­r en el ámbito de la educación en diferentes países, con enseñanzas que perjudican a niños, adolescent­es y jóvenes.

Por tal motivo es necesario, ahora más que nunca, unirnos como sociedad, para que, al decir del mítico Martín Fierro, “no nos devoren los de afuera”.

En la Constituci­ón Nacional, tenemos la ley 25.673, que se refiere al respeto al derecho de la objeción de conciencia que tenemos todos los ciudadanos.

También en la Constituci­ón

provincial, en su artículo 5°, está establecid­a la libertad de conciencia, que nos permite ejercer el derecho a defender nuestros principios y nuestra forma de vida.

Los cristianos creemos que es el momento de alzar los ojos al cielo y pedir la intervenci­ón divina, para que con su ayuda nuestra Nación no se vea perjudicad­a por ideologías humanas que atentan contra las conductas, enseñanzas y principios establecid­os por Dios y avalados por la ciencia.

Como dice el Preámbulo de nuestra Constituci­ón, “invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia”.

El salmista David dice “alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Dios, que hizo los cielos y la Tierra”. Salmo 121.

Frente a los que pretenden distorsion­ar la naturaleza creada por Dios, su protección se hace presente cuando lo invocamos, ya que, como dice el Preámbulo antes mencionado, Él es la “fuente de toda razón y justicia” y su creación es inamovible e inmodifica­ble por los argumentos que los seres humanos quieran imponer, buscando de esta manera sólo satisfacer sus intereses personales.

Dios te bendiga. * Pastor evangélico

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