La Voz del Interior

La muerte de Diego, ¿un accidente o un crimen?

- Francisco Guillermo Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

Pasan los días y continúa el misterio en torno a la muerte de Diego Cavoli (24), el joven que cerca de la medianoche del miércoles de la semana pasada salió con dos conocidos desde su departamen­to de barrio General Paz, en la ciudad de Córdoba, estuvo unas horas en un pub de Saldán y apareció muerto a la tarde siguiente en el arroyo, en un balneario que está junto al acueducto de esa localidad ubicada en el Gran Córdoba.

Pero en las últimas horas la fiscalía de Distrito 4 Turno 4, a cargo de Liliana Copello, colectó una gran cantidad de prueba, al punto que tomó testimonio­s y comienza a hacerse de los primeros resultados de los peritajes técnicos.

A la par, la mamá del joven oriundo de Estación Juárez Celman, la abogada Isabel Sivadón, se constituyó como querellant­e con el patrocinio del penalista Osvaldo Hidalgo. La mujer insiste en que a su hijo lo mataron y reclama que le expliquen cómo murió y quiénes son los responsabl­es.

Pese a que aún no hay una hipótesis concreta sobre qué fue lo que realmente le ocurrió a Diego, las últimas evidencias recolectad­as llevan a los investigad­ores a ser optimistas en cuanto al avance de la causa.

Pérdida de contacto

Diego se alojaba en el departamen­to de su padre y la noche del miércoles se juntó con dos jóvenes conocidos de barrio General Paz, el dueño de una barbería que funciona en la planta baja y un muchacho peruano del 4° piso, ambos de su misma torre. Acababa de perder su trabajo y no tenía dinero, por lo que aceptó la invitación que le hicieron sus dos vecinos para ir a Zona Latina, en una casona situada en el ingreso a Saldán. El viaje se hizo en el Peugeot 308 de uno de los vecinos.

Cerca de las 2 de la mañana, los tres jóvenes ingresaron al lugar donde la gente hacía karaoke, pero durante la noche los dos conocidos de Diego le pagaron un trago y después lo perdieron de vista.

Cuando lo buscaron, cerca de las 4.30, no pudieron encontrarl­o. A las 5, decidieron regresar a la ciudad de Córdoba.

Una vez que llegaron al edificio en barrio General Paz, volvieron al departamen­to de Cavoli, donde su padre había quedado encerrado porque la única llave la tenía Diego. Cavoli no había vuelto.

Horas de angustia

Las primeras indagacion­es judiciales establecen que Diego salió del boliche a las 4.30 del jueves pasado, según lo toma una cámara de un domo de la vía pública. Lo hizo solo, en dirección hacia el acueducto. Esa misma cámara toma a sus amigos saliendo del local de música, a las 5.

Los familiares comenzaron a buscarlo y por la tarde radicaron la denuncia en una unidad judicial. Cerca de las 19, una pareja de Saldán descubrió el cuerpo de un joven de más de 1.80 metro a la vera del arroyo Saldán, entre el acueducto y el puente de la ruta que está junto a la desembocad­ura de ese curso en el río Suquía.

Su cuerpo estaba boca abajo con un golpe en la cabeza y abundante pérdida de sangre, según quedó asentado en el expediente judicial del caso.

Recién avanzada esa noche sus familiares consiguier­on identifica­r a ese “NN” en la morgue judicial de la ciudad de Córdoba. Todavía no se sabe qué le pasó.

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No volvió. Diego salió con amigos el miércoles 18 de este mes y menos de 24 horas después fue encontrado sin vida en un arroyo de Saldán.

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