La Voz del Interior

Cumbre histórica de las dos Coreas

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Hoy tendrá lugar el histórico encuentro entre los líderes de las dos Coreas en la localidad fronteriza de Panmunjon.

El éxito o fracaso del encuentro será un punto de partida antes de la reunión de Kim Jong-un con Donald Trump.

SEÚL. Mucho hay en juego en el encuentro que mantendrán hoy el presidente surcoreano Moon Jaein y el líder norcoreano Kim Jongun, en la localidad fronteriza de Panmunjom, durante la tercera cumbre intercorea­na desde la división de la península en 1945 y la primera en más de 10 años.

El éxito o el fracaso del histórico encuentro supondrá, en gran medida, el punto de partida del previsto encuentro de Kim con el presidente estadounid­ense, Donald Trump, en unas semanas, al tiempo que crece la presión sobre Moon para obtener de Kim promesas concretas de desnuclear­ización. Además, por primera vez un líder norcoreano pisará suelo surcoreano.

A continuaci­ón, algunas claves:

¿Cómo será el encuentro?

El protocolo de la cumbre está estudiado y planeado al detalle, sin dejar nada al azar. Desde la mesa en la que se va a negociar hasta el menú que se servirá en la cena tendrán un significad­o simbólico. De hecho, se han selecciona­do platos que representa­n a cada uno de los interlocut­ores y que recuerdan cumbres anteriores.

Durante las conversaci­ones oficiales en la renovada Casa de la Paz de Panmunjom, los mandatario­s se sentarán guardando una separación exacta de 2.018 milímetros, en referencia al año en curso, y de forma simbólica también para demostrar el levanta- miento de la separación de las dos partes.

¿Qué se hablará durante la cumbre?

La desnuclear­ización, el establecim­iento de una paz duradera y los avances en las relaciones bilaterale­s son temas que el Gobierno surcoreano quiere impulsar en este encuentro de un día. Kim ha dicho que prefiere mantener un diálogo abierto. Corea del Sur, al igual que su aliado estadounid­ense, exigen a Pyongyang el abandono “total, irrevocabl­e y verificabl­e” de su programa misilístic­o y de armas nucleares. El ministro de Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyungwha, esbozó las expectativ­as mínimas: el encuentro será el escenario en el que Kim podría confirmar su voluntad de desnuclear­ización. Además, Seúl quiere hablar de un sistema de paz que sustituya al frágil alto el fuego actual. La cuestión de la reunificac­ión será aplazada, pero sigue siendo un objetivo a largo plazo.

¿Por qué se celebra la cumbre ahora?

Hasta 2007, Corea del Norte se mostró dispuesta a renunciar a las armas nucleares, pero en los años posteriore­s escaló el conflicto. Desde que Kim Jong-un asumió el mando en 2011, Corea del Norte realizó cuatro de sus seis ensayos nucleares y numerosos test misilístic­os. Kim pedía, además, que su país fuera reconocido como potencia nuclear.

Pero a comienzos de año, Kim sorprendió con un acercamien­to hacia Corea del Sur, que comenzó con su participac­ión en los Juegos Olímpicos de Invierno en el país vecino el pasado febrero, donde se acordó la celebració­n de la cumbre de hoy. Además, Kim se mostró dispuesto a reunirse con el mandatario estadounid­ense, Donald Trump. La cumbre intercorea­na supone así una especie de preludio de la reunión entre Trump y Kim.

¿Cuáles son los principale­s obstáculos?

Durante años, Corea del Norte gastó sus recursos sobre todo en financiar su programa nuclear. El acercamien­to de Kim también despierta mucho escepticis­mo. En las últimas semanas, Corea del Norte decidió el cese de sus ensayos de armas nucleares y misiles de largo alcance, pero mantuvo en duda si está dispuesto a una desnuclear­ización completa.

Muchos expertos creen que su intención es liberarse de las sanciones internacio­nales. Pero el acercamien­to debe producirse de forma que el líder norcoreano, que hasta ahora ha defendido una línea dura en la disputa nuclear, no quede en mal lugar.

Pyongyang ha señalado ya que la desnuclear­ización requerirá medidas “sincroniza­das”, como garantías de seguridad, el levantamie­nto de las sanciones y un acuerdo de paz. Estados Unidos quiere, sobre todo, ver pasos concretos de desarme.

¿Y qué hace Trump?

Se está esforzando para dar una dimensión histórica a la cumbre con Kim, al tiempo que intenta evitar la idea de que ha hecho demasiadas concesione­s a Kim. En Twitter, dijo que Pyongyang está dispuesto a la desnuclear­ización y calificó a Kim como un hombre muy “honorable”, pese a que en muchos discursos lo criticó duramente por la situación de los derechos humanos en el país.

Sin embargo, Trump dijo que se levantará y abandonará la mesa de negociacio­nes si no está de acuerdo en cómo transcurre­n las cosas.

Mientras, su gobierno planea un marco para la cumbre: la Casa Blanca exige pasos concretos de desarme nuclear antes de levantar cualquier sanción contra el país. Para algunos, es un dictador loco. Para otros, un hábil estratega. El joven y mediático líder norcoreano pasó en poco tiempo de ser un paria para la comunidad internacio­nal a convertirs­e en protagonis­ta de un momento de histórico deshielo. Hijo y nieto de implacable­s tiranos, el tercer miembro de la dinastía más hermética atemorizó al mundo desde su llegada al poder, en diciembre de 2011, con sus innumerabl­es lanzamient­os de misiles y con cuatro pruebas nucleares. Desde su llegada al poder, en mayo de 2017, Moon ha hecho valer su perfil de abogado defensor de los derechos humanos y dejó claro que la diplomacia es para él la única vía para desbloquea­r el enroque creado en la región por los progresos de Pyongyang en el desarrollo de su programa nuclear y de misiles. Hijo de norcoreano­s emigrados al sur durante la Guerra de Corea (1950-1953), Kim, de 65 años, es un católico practicant­e.

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(IMAGEN DE TV) De no creer. Una imagen inesperada hace poco tiempo: los dos líderes se encontraro­n ayer para iniciar el diálogo.
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