La Voz del Interior

“Me cansó el fútbol”

Harto del sistema, Valentín Brasca se retiró con sólo 31 años. La presión del Gobierno puntano, de la barra, el vacío del DT y de los compañeros tras la ida de Ahumada. Dura confesión.

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–¿Cuándo fue tu último partido?

–Hace casi dos años.

–¿Por qué dejaste?

–Porque me cansó el fútbol. Me sacaron las ganas de jugar.

–Qué duro...

–El último tiempo, en San Luis la pasé realmente mal. Me tuvieron seis meses sin dejarme entrenar.

–¿Por qué?

–Fue una decisión de la diputada Ivana Bianchi, quien se hizo cargo del club cuando Ahumada renunció. Tuvo algo personal conmigo. Le marcaron que yo estaba identifica­do con Ahumada, y yo lo único que quería era jugar en un club en el que ascendí tres veces, en el que la gente me quería mucho. Me sacaron cosas en el diario La República, de San Luis, decían que estaba en contra del club. Me la hicieron pasar mal. A mis compañeros, les tenían prohibido que hablaran conmigo. Me lo decían. Cosas que te sacan las ganas de jugar.

–¿Cómo era tu día?

–Fueron seis meses en los que no me dejaban entrenar. Yo iba. El DT Omar Asad y “el profe” me decían: “Andá a la cancha 3 a dar tres series de 10 vueltas. Cuando terminás, avisás”. Era en la Universida­d Pública de San Luis. Como el club estaba intervenid­o por el Gobierno, todo estaba relacionad­o con la Secretaría de Deportes. Las órdenes directas del Gobierno de San Luis eran que no me dejaran entrenar. Lo más triste era que mis compañeros tenían miedo de que les pasara lo mismo si me saludaban o me hablaban.

–¿Vos le firmaste contrato a Ahumada en Talleres? ¿Eras jugador de él?

–No. Siempre fui jugador de Estudiante­s. Cuando me propuso la locura de ir a jugar el Argentino C, hice un contrato de seis años con Estudiante­s. Con Ahumada, los acuerdos siempre eran con los clubes que dirigía y por el tiempo que estuviera allí. No tenía ningún contrato que me ligara personalme­nte con él. En Talleres, en Juventud Unida de San Luis y en Estudiante­s. Siempre hice contratos largos. Con Estudiante­s, hasta hace un mes me estuve enviando cartas documento para poder destrabar mi pase.

–¿Hasta cuándo tenés contrato?

–Hasta junio. Tampoco pude salir. En junio del año pasado me dijeron que no iba a entrenar con la primera y que me buscara club. Les dije que quería jugar en Estudiante­s. Me dijeron que en el club no iba a jugar nunca más. Ahí me sacaron las ganas. A través de la diputada Bianchi... Asad decía que la decisión era del cuerpo técnico, pero él hacía lo que le pautaban. –¿La viste a Bianchi?

–Un par de veces. De hecho, le pedí que me dejara libre, que me pagara lo que me debía, que eran seis meses. Que me dejara libre para poder ir a otro club. Me dijeron que no me iban a pagar nada de lo que me debían y que si me quería ir, tenía una cláusula de rescisión de 500 mil dólares.

–Pero al primer mes que no cobraste, ¿no podrías haber quedado libre?

–Sí, pero... Estoy en eso. Tuve que caer en esa situación lamentable para un futbolista: tener que intimar a un club por una deuda para poder ir a trabajar. Esa fue toda mi pelea cuando estuvimos siete meses sin cobrar. La única solución que me daba el gremio para seguir laburando era mandar una carta documento renunciand­o a tu trabajo y pidiendo que te paguen. Y, para mí, la forma de que te paguen no es yéndote, sino trabajando. Te tienen que cumplir.

Vivir y jugar en otro lado –¿Cómo fue irse a vivir a Lobos y ser locales allí?

–No fue fácil. Para nada. Entiendo a la gente de San Luis y al Gobierno, que eso fue. A lo mejor fue la causante del enojo conmigo. Acepté ir a jugar. San Luis no generaba los recursos para hacerse cargo del club y de nuestros sueldos. Estábamos cinco meses sin cobrar, y Ahumada nos demostró que sí podía asegurar nuestro cobro en Lobos. De hecho, cobramos. Pero fue algo político que se fue de las manos. Jugamos varios partidos con autorizaci­ón de la AFA y de un día para otro, Ahumada renunció. Y no entiendo cómo el Gobierno se metió en un club que tiene una jurisdicci­ón deportiva. Y lo hace a través de la Justicia con el eslogan de que querían tener un presidente y nuevas autoridade­s. Y fue una mentira. Porque el club estuvo un año y medio sin llamar a elecciones. Yo me hice socio de Estudiante­s, al volver de Lobos. Soy el número 125.

–Ahora quedarás con el pase en tu poder. ¿No vas a volver a jugar?

–Está podrido el cajón. Lo que me pasó a mí les pasa a muchísimos jugadores. Sinceramen­te, dejé de jugar al fútbol porque tenía una fuente de trabajo, gracias a mi viejo. Directamen­te, dije “no”. No soy el único al que le ha pasado esto de que un dirigente se ensañe, que no lo deje entrenar, de que le haga la vida imposible, de que te aprieten los barras para que te vayas del club, para que renuncie a la plata... –¿Te apretaron los barras? –Me mandaban mensajes. En el último tiempo, cuando tenía que irme de Estudiante­s y no me dejaban entrenar ni nada, me mandaban mensajes y videos, onda cartel pesado... “Pensá en tu vida, en tus seres queridos, tomá la mejor decisión”, eran algunos. Y no pasa sólo en San Luis. Hay muchos chicos a los que les pasa, cierran la boca, se van y siguen jugando en otro club. Me cansé. No es justo que el jugador pase por todo eso y no tenga cómo defenderse. Al jugador le dicen: “Tal vez inhibamos a fin de año para que cobren”. Y mientras tanto, se cagan de hambre, los aprietan, les ponen un revolver en el pecho, les roban los botines, les rayan el auto y se las tienen que bancar para poder seguir jugando al fútbol. Tenía la ilusión de que con la movida del nuevo presidente de la AFA algo iba a pasar, que se iba a mejorar e iban a poner pautas claras para que no se les deba a los jugadores. Que el gremio se iba a poner firme. El paro ese fue todo un engaño. Una pantalla de humo. Todo sigue igual. Hay jugadores de Primera que tienen problemas para cobrar. De ahí para abajo.

–¿Vos creés que con el libre deuda que exige la Superliga de la Primera División esto seguirá sucediendo?

–Todo mentira. Supuestame­nte, esto estaba corriendo. ¿Sabés lo que les hicieron firmar a mis compañeros el último mes que estuve en San Luis? Una carta que decía que los jugadores de Estudiante­s de San Luis no tenían deuda, y con eso presentaro­n el libre deuda. Y era mentira porque a mí me debían seis meses. No firmé porque ya sabía que estaba borrado. Pero los chicos que querían jugar cerraron la boca y firmaron el libre deuda para que el club pudiera incorporar refuerzos. Pero era mentira. Tenían deuda. Van y te dicen: “Firmá acá, sino no jugás”. Y vos firmás porque sos jugador. Se aprovechan. Yo me fui solito del fútbol. Arqueros no faltan. Sobran. No les importa que vos estés, salvo cuando lo pide la gente.

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(JAVIER FERREYRA) Dijo “basta”. El arquero que jugó en Talleres trabajará ahora en una empresa familiar.

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