Macri, el dueño de la pelota
El presiente Mauricio Macri es el dueño de la pelota y el partido antidevaluación se jugará hasta cuando él decida. Sólo si él cambia de idea para darle mayor competitividad a las exportaciones o porque surjan riesgos macroeconómicos severos, el Banco Central dejará que el peso pierda valor.
En la teoría, el Central es una entidad autárquica. En la práctica, quien tiene los votos y debe responderles a los contribuyentes es Macri. Por ello, las principales decisiones son políticas. Esto quedó claro cuando, el 28 de diciembre, el Presidente dio luz verde al cambio de metas de inflación porque eran incumplibles.
Ese cambio generó un alto costo: la supuesta injerencia política hizo perder credibilidad a la política monetaria y las expectativas de inflación recrudecieron, lo que ahora –entre muchos otros factores– está demandando una sangría de reservas y un encarecimiento (al 30,25% anual) del precio del dinero.
Y es una verdadera encrucijada: si se siguen perdiendo reservas, caerá la credibilidad en el Gobierno y aumentará la vulnerabilidad del país ante los vaivenes internacionales. Pero si para protegerlas se deja escapar el dólar, la inflación volverá a recalentarse. Por ello, Macri decidirá cuál es el límite.
Perder el siete por ciento de las reservas internacionales, unos
4.343,4 millones, en la última semana no es sinónimo de una crisis profunda ni mucho menos, pero es un dato que genera alarmas, teniendo en cuenta que el cien por ciento de esas reservas son prestadas.
¿Prestadas? Sí. Allí están los dólares de quienes se desprendieron de los billetes que tenían bajo el colchón para apostar a las tasas en pesos a través de las Lebac y también una parte del endeudamiento en el que avanzó el Tesoro para financiar el déficit fiscal.
¿Alarma? ¿Tensión? ¿Se exagera en el análisis? No si se tienen en cuenta otros datos: la fuga de capitales avanza a un ritmo mensual promedio de 2.500 millones de dólares (alcanza los
65.252 millones desde que Cambiemos llegó al poder).
Quemar, entonces, el siete por ciento de las reservas en cinco días para contener el dólar es una estrategia sostenible en tanto y en cuanto sea de corto plazo. Liquidar el dinero prestado mientras suben las tasas de interés en el mundo no parece ser una buena idea.