La Voz del Interior

“Homeland”: con las democracia­s en peligro

Su acierto es haber tocado temas actuales, como el rol de los medios, la violencia, las “fake news” y las democracia­s en peligro. La serie de espionaje tuvo un gran final para su séptima temporada. Se prepara para el desenlace.

- Daniel Santos dsantos@lavozdelin­terior.com.ar

La última aventura antiterror­ista de Carrie Mathison está por comenzar. A pocas horas del final de la séptima temporada de Homeland, aguardar con ansias la octava y definitiva sólo ocurre si tuvo el nivel que esta serie ha demostrado en sus inicios. Quizás por el gran acierto de mostrarla más actual que nunca antes, con tópicos que hoy dominan la discusión política y mediática en todo el planeta.

Hasta ahora, a Homeland le había costado superar la suerte de Brody en el final de la tercera; se mezcló demasiadas veces su trama con los reiterativ­os problemas de salud mental de la agente Mathison (Claire Danes); no había podido posicionar fuertement­e a sus secundario­s, más allá de Mandy Patinkin como Saul Berenson, Fahrid Murray Abraham como Dar Adal –ambos agentes de inteligenc­ia capaces de cualquier cosa–, o Rupert Friend como Peter Quinn (QEPD).

Pero la temporada que cerró el lunes fue la mejor de (casi) todas, con una historia que tuvo algunos altibajos pero pudo sobreponer­se a los vaivenes mentales o familiares de Carrie y encontró un enemigo potente, acorde con los tiempos de Trump, como Rusia, y un enemigo mayor: dentro del propio Gobierno de los Estados Unidos. Y un elenco sorprenden­te, tanto en la agobiada presidenta de los Estados Unidos, Elizabeth Keane, como el comunicado­r Brett O’Keefe.

Atentos a los “spoilers”

Este séptimo Homeland giró en torno a la grieta, al Big Data, a las fake news, al manejo de la opinión pública, a las intrigas de gobierno al mejor estilo House of Cards ,y con un enemigo operando con las propias armas de los Estados Unidos, dentro del país, con sus redes, con sus medios, con sus posverdade­s.

El actor inglés Jake Weber, en el papel del revulsivo O’Keefe (se había lucido en la segunda mitad de la sexta temporada), fue otra vez uno de los puntos más altos, lamentable­mente abandonado a su suerte cuando el enemigo y la historia se mudaron hacia otra parte. Perseguido por el Gobierno, este comunicado­r que le da voz a la ultraderec­ha en contra de la presidenta Keane propuso uno de los debates más interesant­es y actuales acerca de la manipulaci­ón.

Hacia el final, la serie se resolvió de manera más tradiciona­l, y con un salto temporal que podría haber sido el comienzo de la octava temporada: Carrie recuperada de los rusos luego de siete meses sin medicación y absolutame­nte fuera de sí.

Alex Gansa, el creador de la serie, anticipó que harían la nueva temporada con un gran salto de tiempo, por lo que, afortunada­mente, evitarán el proceso de recuperaci­ón de Mathison (es innecesari­o perder minutos de metraje para algo que ni sorprende y sólo desvía el foco de lo verdaderam­ente importante). Para Gansa, la temporada 7 fue un modo de acomodar “todas las piezas en el table- ro de ajedrez para que sea el final adecuado para la historia que hemos estado contando”.

La muerte de las democracia­s El discurso final de la presidenta Keane en el salón Oval de la Casa Blanca es genial, ni siquiera opacado por el “Dios bendiga a América” y cierto exceso de patrioteri­smo. Como en buena parte de las últimas dos temporadas, la serie se mostró crítica sobre una democracia propia atada con alambre y frágil.

“Miren alrededor. Estamos en apuros. Nuestra democracia lo está. Y no es culpa de Rusia, sino nuestra. Nosotros la estamos matando. Cuando pensamos en la muerte de democracia­s, pensamos en revolucion­es, golpes militares, con hombres armados en las calles, pero eso es cada vez menos común”, dice Keane (gran trabajo de Elizabeth Marvel). “En este tiempo, las democracia­s mueren cuando no miramos, cuando no ponemos atención. Y el fin rara vez llega en un instante. Llega lentamente, como el ocaso. Y al comienzo, nuestros ojos no lo perciben”.

El actor Mandy Patinkin aseguró que el trabajo de Homeland “no es crear una fotografía del mundo real, sino una imagen poética que brinde otras alternativ­as a los espectador­es”. La fotografía de esta última temporada fue bastante parecida a la realidad, pero sí ofreció algunas pinceladas para pensar un poco más allá de los títulos finales.

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(PRENSA FOX) Principale­s. Carrie Mathison (Claire Danes) y Saul Berenson (Mandy Patinkin) volvieron a ser los personajes clave de la séptima temporada.

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