La baterista de “Amaluna”
Didi Negron es la baterista de la banda, totalmente integrada por mujeres, en la obra del Cirque du Soleil. La artista estadounidense con raíces latinas repasa cómo se ganó el puesto, su aporte en el sonido del show y cómo es su vida ambulante.
Didi Negron le pone ritmo a la banda femenina del Cirque du Soleil.
El espectáculo Amaluna del Cirque du Soleil que se está presentando en Córdoba es una invitación a despertar todos los sentidos. Y en este viaje, la música es una protagonista principal.
Marcando el pulso del show, una banda de mujeres lleva al espectador por los distintos climas que la trama propone.
En esa formación, el rol de baterista lo detenta Nellyris Negron, más conocida como Didi Negron, una estadounidense que lleva la sangre latina de su familia portorriqueña. “Hace más de 25 años que toco la batería, comencé a los seis años en la iglesia. Mi papá es músico; es guitarrista y también toca el cuatro venezolano. Yo lo miraba a él y no sé por qué la batería me llamó la atención”, cuenta Didi sobre cómo se inició en el mundo de la percusión.
“Fue ahí que les pedí una batería de regalo, no había casi ninguna mujer tocando, tan sólo Sheila E con Prince, ella sigue siendo un icono y por suerte llegué a conocerla. Mis padres tal vez creían que era sólo una etapa, pero acá estoy”, completa la artista en español atravesado por fonética anglo.
“Cuando tengo tiempo libre, vuelvo a tocar en la iglesia. El talento me lo dio Dios, así que nunca me aparto de él”, puntualiza la instrumentista que en 2010 fue galardonada con el primer lugar en una competencia, que le permitió mostrar la espectacularidad de su toque en NAMM Show (Anaheim, California), una de las más grandes exhibiciones de productos musicales en el mundo.
Sin hacer distinción de géneros (ni musicales ni de identidad), Didi no paró nunca de tocar y siempre buscó su lugar para poder mostrar lo suyo. “Los primeros pasos lo di en la escuela intermedia. Mi hermano Alex tenía una banda, pero le dio vergüenza sumarme como baterista, así que le conté al maestro de música que toca batería y él me puso en la banda de la escuela. Luego, tocaba mucho en la iglesia y también con mi padre, quien tiene una banda típica de Puerto Rico. Con él toco todo tipo de percusión”, cuenta.
Mientras ella se capacitaba en una de las escuelas más prestigiosas del mundo, llegó lo inesperado, una invitación par formar parte de uno de los cuerpos artísticos más celebrados del planeta, la compañía canadiense el Cirque du Soleil. “Yo estaba estudiando en la escuela de música Berklee, en Boston, y veía que meterse en el mundo de la música no era fácil, así que empecé viendo cosas para trabajar en musicales de Broadway y fue justo ahí que recibí un e mail del Cirque du Soleil para una audición. La hice, y seis años después estoy acá”, resume Didi.
Aunque resulte extraño el paso del ambiente musical a la vida de circo fue súper armónico y natural para la baterista. “Un músico nunca se imagina una vida así, pero en lo que respecta a viajar mucho, la vida de hotel y estar lejos de casa es parecido. De todas formas acá estoy tocando la batería así que no cambia mucho”, revela.
Cierta autonomía
Dentro de Amaluna, la música es protagonista y Didi pudo involucrase en la creación de la banda sonora. “Fue bastante largo el proceso y estuve casi todo el tiempo, así que pude poner mucho del ‘sabor’ que yo tengo. Por suerte puede aportar para los arreglos con mi estilo, siempre respetando a los compositores”, aporta, como para dejar en claro que ejerce libertad expresiva aunque con apego a la dirección general.
El vestuario del Cirque siempre es una delicia, y ni la ornamentación consigue incomodar a la baterista para sus solos. Claro, hay unos pequeños secretitos. “Fue gracioso porque cuando estaban haciendo el vestuario yo manifesté que necesitaba tener los codos libres para poder flexionar bien y la modista en dos segundos le hizo unos tajos que me dan la libertad que necesito”, revela la artista, entre risas. Y añade: “Con los tacones tengo otro pequeño secreto, yo me los cambio por unas zapatillas cuando llega el momento del solo de doble bombo y al final cuando salgo al escenario me los vuelvo a poner. ¡No se lo digan a nadie!”.