La Voz del Interior

Renta financiera: medidas sin mensurar

- Paula Martínez Sello fiscal pmartinez@lavozdelin­terior.com.ar

Luego de la turbulenci­a del mercado cambiario de las últimas dos semanas y las dificultad­es del gobierno nacional para controlar el valor del dólar, no cabe menos que preguntars­e si la decisión de tomar determinad­as medidas está acompañada de una correcta medición de su impacto potencial.

Y no hablamos sólo de lo que podría sumar o restar en recaudació­n, sino del costo en el resto de las variables económicas.

Uno de los elementos detonantes de la corrida contra el dólar fue la entrada en vigencia, el 26 de abril, del Impuesto a la Renta Financiera para inversores del exterior.

Sin considerar otros activos (que también tributan), el Banco Central estimaba que los extranjero­s tenían alrededor de cinco mil millones de dólares en Lebac, aunque hay estimacion­es de un monto mayor a siete mil millones de dólares por ese carry trade (ingresar dólares al país para invertir en pesos a tasas altas).

Con el cambio de reglas tributaria­s, los fondos inversores internacio­nales salieron de ese instrument­o y compraron dólares para sacarlos del país.

Para peor, el comienzo del cobro del impuesto coincidió en la misma semana con la suba de tasas de interés de Estados Unidos y la iniciativa de la oposición en el Congreso que busca frenar el aumento tarifario.

Es cierto que las autoridade­s no podían prever estos dos elementos que acentuaron la demanda de dólares de parte de los fondos extranjero­s, pero sí que esos fondos, aunque fuere por un tiempo, se iban a ir ante el cambio en las reglas de juego locales.

La inadecuada respuesta de los primeros días, que complicó la situación la primera semana de mayo, muestra una falta de previsión para manejar este escenario.

“Lo que pasó con el impuesto es increíble. La Nación hace un pacto fiscal, le devuelve a las provincias plata; como perdió ese ingreso, no se le ocurrió nada mejor que recortar el ajuste futuro a los jubilados. Y para lograr el apoyo a esa reforma fiscal, negoció con la oposición el Impuesto a la Renta Financiera”, recuerda el agente bursátil Carlos Escalera.

El expresiden­te de la Bolsa de Comercio de Córdoba traduce el sentimient­o entre los inversores: “Es un impuesto muy popular, pero descabella­do. Es irrelevant­e para el Estado, pero no es irrelevant­e para los mercados. El país perdió en unos días mucho más de lo que va a ganar en recaudació­n”.

Según las estimacion­es oficiales, cobrarle tributo a la renta financiera a los extranjero­s iba a sumar unos cuatro mil millones de pesos de recaudació­n. En noviembre, la consultora Quantum (del economista Daniel Marx) había estimado que en total, entre los de afuera y los ahorristas locales, en 2018 no ingresaría­n más de mil millones de dólares a las arcas estatales. Un monto insignific­ante en una recaudació­n que superará los tres billones de pesos este año.

Es cierto que es un gravamen

AUNQUE SE SABÍA QUE EL IMPUESTO PARA EXTRANJERO­S EMPEZABA A REGIR EL 26 DE ABRIL, NO SE PREVIÓ SU IMPACTO.

que se aplica en otros países y que tiene cierta equidad, pero habría que ver si era el momento adecuado.

Se podría argumentar que con el “diario del lunes” es fácil hacer recomendac­iones, pero lo cierto es que los economista­s ya alertaban en diciembre que esto podía pasar. Y el Gobierno decidió minimizar los costos de la decisión: los esperados, como una sobretasa que el propio Estado paga para tomar deuda o la salida de capitales extranjero­s por cambios en las reglas de juego, pero también otros no previstos, como la volatilida­d cambiaria y la pérdida de credibilid­ad del Banco Central, que afectan a la economía toda.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Bajo estrés. En medio de la tormenta cambiaria, el Central decidió elevar la tasa a 40 por ciento.
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