El documental sobre los pueblos fumigados dispara el debate
“Viaje a los pueblos fumigados” aborda temas como el desmonte y el uso de agroquímicos en la agricultura. Córdoba es una de las paradas del recorrido que realizó el documentalista por siete provincias argentinas. Opinan los especialistas.
Viaje a los pueblos fumigados es una suerte de road movie por el interior argentino en la que Fernando “Pino” Solanas da cuenta de varias problemáticas vinculadas al desmonte desmedido o al uso de químicos en la industria agropecuaria.
En este documental, Solanas (82 años) trae a colación un tema que vuelve a encender polémicas, especialmente porque se ubica claramente de un lado de la férrea oposición al modelo agroindustrial vigente.
“Soy un narrador militante, un militante. Un senador nacional, como yo, debe implicarse, debe hacer que se lo vea, como motor de una lucha de todos. Sería ridículo no hacerlo”, dijo en Berlín tras exhibir el filme en el festival alemán con muy buena repercusión.
Su hipótesis parte de que el modelo impacta negativamente en la población en pos de mejorar las ganancias de los grandes grupos agrícolas.
La lucha de las madres de barrio Ituzaingó, primero, y la de Malvinas Argentinas por la instalación de una planta de semillas de Monsanto, después, fueron ejemplares, y están retratadas en el segmento cordobés del filme, hacia el final.
Viaje a los pueblos fumigados comienza hablando del desmonte, de cómo el monocultivo de la soja afectó no sólo a la tierra, sino también a la conformación social de grandes territorios argentinos, con miles de personas expulsadas de las zonas rurales hacia las urbanizadas; de cómo los pueblos originarios fueron desplazados y despojados de sus tierras; de cómo se abandonaron escuelas; de cómo se dejó la ganadería o se abandonaron otros cultivos; de cómo la salud queda impactada con los químicos que ingerimos en los alimentos.
Y sigue por la falta de control sanitario de los estados, de la falta de control económico también, con un esquema que permite el contrabando y la evasión, triangulando con empresas offshore en paraísos fiscales. Pero, sin dudas, este viaje de Solanas hace especial hincapié en el uso de transgénicos en la industria agropecuaria, un tema sobre el que no siempre hay acuerdo.
Eso lo sabe Solanas, que pretende con el filme “poder desarrollar un debate abierto que presione sobre la dirigencia política y económica”.
El director, también senador nacional, dice que la película “puede abrir una ventana de inquietud. La Argentina se ha degradado muchísimo”.
Más voces
Leonardo Galetto, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador superior del Conicet, asegura que trabajar en investigación sobre estos temas le permite conocer la mayor parte de la evidencia “sobre las consecuencias ecológicas, económicas y sociales del modelo agroindustrial dominante que determina más desigualdad, concentración de poder y exclusión de amplios sectores de la sociedad”.
Galetto dice que como ciudadano lo conmueven los testimonios y las imágenes de los más afectados por este modelo. “Se presenta el problema con varias aristas que se apoyan en testimonios de voces potentes que producen distintos estados de ánimo. Se evidencia que no hay controles sobre los alimentos que consumimos y que estamos desprotegidos, ya que es posible encontrar componentes de pesticidas en nosotros”.
El especialista dice que la última película de Solanas muestra “la complejidad del problema” cuando se ocupa de relacionar todos los temas que aborda, y enumera: “Los pueblos originarios y criollos desplazados de sus territorios, el deterioro de la fertilidad del suelo, las inundaciones, las migraciones, la pérdida de trabajo, las enfermedades relacionadas con los agrotóxicos y los alimentos contaminados que consumimos diariamente”.
“Pino” Solanas llevó el debate fuera de las fronteras argentinas, ya que el filme tuvo muy buena llegada en distintos festivales internacionales. El interés crece especialmente en Sudamérica, ya que la realidad argentina puede equipararse en muchísimos países de la región.
“Hoy se produce con pesticidas no sólo cereales, sino hortalizas y frutas. La más inocente ensalada ha sido rociada con 10 a 15 pesticidas y no hay control”, aseguró Solanas a Efe.
Para Leonardo Galetto, es bueno quedarse con algunos “mensajes optimistas” que plantea este incómodo trabajo del director. “La resistencia y el compromiso de diversos grupos sociales (maestros, productores, comunicadores, científicos, entre otros), la posibilidad de formas alternativas de producir (como la agroecología o la agricultura orgánica), la importancia fundamental para el país de conservar la soberanía alimentaria, el derecho de acceder a alimentos saludables y la necesidad de cuidar los bienes comunes (como la fertilidad del suelo) para nosotros y para las generaciones futuras” son aspectos para tener en cuenta.
Solanas, quien asegura que ha empeñado años en documentar lo que ve (las primeras imágenes del filme son de 2003), demuestra su capacidad para no pasar inadvertido. El uso de químicos en la industria y el desmonte han abierto grandes discusiones en la sociedad.
ALGUNAS IMÁGENES SON DE 2003, Y SOLANAS ASEGURA QUE QUIERE ABORDAR EL TEMA AMBIENTAL DESDE HACE MÁS DE 20 AÑOS.